Imagen de archivo del hielo desprendiéndose en el Ártico.

Imagen de archivo del hielo desprendiéndose en el Ártico. iStock

Historias

El dramático cambio del Ártico en las últimas tres décadas: así se está derritiendo el hielo polar

Un estudio revela una marcada reducción de las crestas de presión (o témpanos) del polo norte debido a la pérdida de hielo antiguo.

Más información: A quién le interesa el deshielo del Ártico: la pugna por repartirse el ‘pastel’ que deja al descubierto

Publicada

Que los polos se están derritiendo no es ninguna novedad. El Ártico, especialmente, sufre desde hace decenios las consecuencias del calentamiento global, que hace que pierda hielo a ritmos insospechados.

Esta década, por ejemplo, se espera que el hielo desaparezca por completo —y por primera vez— a finales de agosto o principios de septiembre. Algo que se traduciría en un inmenso mar gélido que se derretiría diez años antes de lo previsto. 

Ahora, un estudio publicado en la revista Nature Climate Change va un paso más lejos y apunta al derretimiento de las capas más antiguas de hielo como responsable de la "dramática reducción del tamaño y frecuencia" de las crestas de presión árticas. Es decir, esas zonas de alta presión atmosférica persistente que hacen que el aire frío y denso se acumule en la superficie terrestre.

Este frío intenso se traduce en la acumulación de capas gélidas sobre el mar Ártico que se visibiliza en forma de bloques flotantes. Estos témpanos chocan entre sí y se apilan, convirtiéndose en, como dicen los autores del informe, un "componente esencial del ecosistema". 

Los investigadores del Instituto Alfred Wegener (AWI, por sus siglas en inglés), responsables de la publicación, llevan 30 años recopilando y analizando datos de observación de estudios aéreos. Su conclusión es clara: "El área cubierta por hielo en verano está reduciéndose de manera constante, las placas heladas son cada vez más delgadas y se mueven más rápido", escriben. 

Esto provoca una transformación "dramática" de las crestas, que se reducen y empequeñecen. Provocan, así, un aumento del agua en el mar y una disminución de un hielo que es hábitat de la fauna ártica. 

Crestas vitales

El espesor de estos témpanos de hielo que están cambiando rápidamente la geografía del Ártico pueden llegar a medir varios metros. Por ejemplo, la vela o parte que sobresale del agua estaría entre los uno y dos metros. La quilla, situada bajo la línea de flotación, puede llegar a extenderse hasta 30 metros. 

Las crestas de presión, explican los autores del estudio, no solo afectan al equilibrio y a la masa del mar helado. También impactan en sus "ciclos biogeoquímicos y ecosistémicos". Y es que "al atrapar el viento con sus velas, las placas de hielo pueden desplazarse por todo el Ártico".

Además, "los osos polares utilizan estas crestas como refugio para pasar el invierno o parir a sus crías", explican los autores. Asimismo, estas estructuras ofrecen "protección a organismos asociados al hielo en diversos niveles tróficos" y promueven la turbulencia del agua, "lo que aumenta la disponibilidad de nutrientes"

Una altura un 5% menor

El estudio demuestra por primera vez que "la frecuencia de las crestas de presión al norte de Groenlandia y en el estrecho de Fram está disminuyendo un 12,2% por década". Su altura lo hace en un 5%.

Por su parte, el mar de Lincoln, una zona conocida por acumular hielo particularmente antiguo, muestra datos similares: "Aquí, la frecuencia está disminuyendo un 14,9% y la altura un 10,4% por década".

Thomas Krumpen, experto en hielo marino del AWI y autor principal del estudio, asegura que "hasta ahora, no estaba claro cómo estaban cambiando las crestas de presión". Y recuerda que "cada vez más partes del Ártico están formadas por hielo que se derrite en verano y tiene menos de un año de antigüedad".

Este "hielo joven y delgado" puede "deformarse más fácilmente" y "formar nuevas crestas de presión más rápidamente". Ese patrón hacía pensar a los científicos, hasta ahora, que se produjese un "aumento en su frecuencia".

Sin embargo, sucede lo contrario. "El hecho de que las crestas de presión estén disminuyendo se debe a la dramática pérdida de placas de hielo más antiguas; el que ha sobrevivido varios veranos se caracteriza por tener un número particularmente alto de crestas de presión, ya que ha sido sometido a presiones elevadas durante un periodo prolongado", explica Krumpen.

Y añade: "La pérdida de este hielo multianual es tan severa que estamos observando una disminución general en la frecuencia de las crestas de presión, incluso aunque el hielo joven y delgado sea más fácil de deformar".