Arroceras en Nepal.

Arroceras en Nepal. Europa Press

Historias

Esta es la realidad alimentaria del cambio climático en Asia: el arroz bueno para los ricos, el malo para los pobres

La variedad japónica que mejor responde al incremento del CO₂ es propia de países de rentas altas, mientras que la índica, en países en desarrollo, se satura.

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Uno de los argumentos negacionistas más oídos es que una atmósfera rica en carbono sería favorable para la agricultura, ya que las plantas se alimentan de este y expulsan oxígeno. Es decir, que en un escenario con un aumento del CO₂, las plantas crecerían más y, a su vez, emitirían más oxígeno. Ojalá fuera tan sencillo

Un estudio recién publicado en Nature Foods señala que, aunque es cierto que algunas especies de arroz se verían beneficiadas por el aumento de carbono, hay otros factores que perjudicarían la producción. 

Josep Peñuelas, profesor de investigación del CSIC en el CREAF y autor del estudio, explica que en la naturaleza todo es "multifactorial": "Hay una mayor productividad, pero a la vez cambia la calidad del producto porque tiene más carbono, pero, por ejemplo, tiene menos fósforo, vitaminas o minerales que están ligados a la tierra y no aumentan tanto como el CO₂".

El arroz, junto al maíz y al trigo, es uno de los tres cereales más consumidos del mundo y no sorprende decir que China es el mayor comprador de arroz, con cerca de 150 millones de toneladas en la temporada 2023/2024. Una lista formada principalmente por países asiáticos, en la que hay que ir hasta la décima posición para encontrar el primer estado fuera de este continente, Nigeria. 

El arroz se encuentra en la base de la alimentación de la mitad de la población mundial y, como todo cultivo, se ve afectado por las inclemencias del tiempo y los efectos de la crisis climática. También de los cambios en los patrones de lluvias, en las temperaturas y en la composición de la atmósfera. 

Plantación de arroz en Riet Vell, Aragón.

Plantación de arroz en Riet Vell, Aragón. Europa Press

Según Peñuelas, la variedad japónica responde mejor al aumento de CO₂, porque es propia de latitudes donde las temperaturas son más bajas. Las índicas, sin embargo, aunque también se benefician del carbono, hasta cierto punto, se perjudican por las subidas de temperaturas.

Justicia alimentaria

Esto hace al profesor abordar el tema de justicia alimentaria, porque las zonas de renta más bajas son las que más afectadas se ven por los consecuencias del cambio climático, además en la base de su alimentación. 

El estudio calcula cómo, entre 2020 y 2090, el incremento de CO₂ provocará un aumento de la producción de arroz en los países ricos o de rentas medias, como China, Japón o Vietnam, mientras que en zonas como la India, Bangladés e Indonesia, podrían ver estancada su producción o incluso reducida.

"La agricultura, como todos los sistemas, tiene una capacidad de carga", explica Peñuelas. "Cuando se ve excedida acaban teniendo mucho carbono, pero no tienen suficiente espacio para crecer. O luz, o agua o alguno de los minerales que necesitan como el fósforo o el potasio", aclara. Es decir, que sufre desproporción de nutrientes.

Los análisis del estudio demuestran que la producción global de arroz aumentará un 7,6% en la década de 2050 gracias al efecto de fertilización del CO₂. Sin embargo, este incremento no será uniforme en todas las regiones del planeta y variará según el tipo de arroz que se cultiva en cada lugar.

Por ejemplo, beneficiará a las variedades de arroz que se cultivan en las zonas del mundo con rentas más elevadas, como es el caso de la variedad japónica que se siembre en latitudes altas. En cambio, no beneficiará a la variedad índica, que se suele plantar en países de rentas y latitudes bajas, zonas donde la temperatura será todavía más alta y donde se anularán los efectos beneficiosos de la fertilización por CO₂.