En apenas unos meses el Real Madrid ha pasado de ser un equipo inestable, sin fiabilidad ninguna, a erigirse como una apuesta segura ante cualquier rival. Casi tres meses sin conocer la derrota y con un título bajo el brazo, Zidane ha conseguido lo que parecía impensable: revertir una situación límite en tiempo récord. 

Desde que el 19 de octubre de 2019 el Real Madrid cayera derrotado en Liga ante el Mallorca en Son Moix (1-0), los blancos siempre han puntuado o ganado en cualquier competición. Ningún rival ha conseguido que el conjunto merengue hinque rodilla y caiga derrotado, un mérito que reside en el banquillo, donde Zidane ha sido una pieza clave. 

El técnico francés llegó a estar cuestionado en el cargo, pero tres meses después las dudas se han disipado. El equipo comenzó a carburar al verse al borde del abismo y empezó a tomarse cada partido como una final: cualquier punto cuenta. Lo importante era recuperar la moral y la confianza, algo que finalmente han conseguido.

Zinedine Zidane, en el banquillo de la final de la Supercopa de España REUTERS

La Supercopa de España es el broche al resurgimiento de un equipo que parecía descabezado y desorientado. Perdido en un desierto en el que no encontraba un oasis. Pero todo se ha disipado con el primer título de 2020 y una racha de 16 partidos consecutivos sin perder.

Esta situación tiene su explicación en tres claves con las que Zidane ha cimentado su nuevo Madrid. Tres pilares que ha conseguido levantar en el equipo para convertir a sus jugadores en un dolor de cabeza para sus rivales.

Garra charrúa 

Como no podía ser de otra manera, la intensidad por la que tanto clamaba al cielo el técnico en rueda de prensa a principios de temporada es un valor fijo más en sus alineaciones. Si su anterior Madrid pecaba de falta sangre, en la final de la Supercopa demostró haber recuperado definitivamente ese nervio que mantiene a los equipos conectados a los partidos.

Fede Valverde pelea por un balón, en un momento del partido frente al Atlético en Jeddah. Efe

La jugada de Fede Valverde con Morata en la que el uruguayo terminó expulsado, sacrificando todo para sostener al equipo, lo demuestra. Pueden gustar más o menos las intenciones del charrúa, pero es fútbol. Algo que Simeone llegó incluso a elogiar tras el partido en el que el Atlético de Madrid perdió un título. 

Un equipo Real 

Este factor se ha sumado al juego en bloque del Real Madrid. Si antes los blancos eran un mar de calidad e individualidades que hacia falta estructurar, ahora son un equipo. Zidane ha conseguido que sus jugadores remen en la misma dirección y que el juego se desarrolle casi como si fuera el engranaje de un reloj suizo. 

Los jugadores del Real Madrid celebran los goles en la tanda de penalti REUTERS

Presión alta, recuperación tras perdida, sacrificio defensivo... Cualidades que el técnico ha conseguido hacer que brillen en el juego del equipo. Aunque todavía falte mucho gol, las bases del proyecto están afianzadas. 

El muro defensivo 

Y es aquí donde reside la gran clave de que el Real Madrid lleve sin perder casi tres meses, durante 16 partidos consecutivos jugando ante rivales de la talla de PSG o Barça: la solvencia defensiva. Esa gran desconocida a principio de temporada que Zidane ha conseguido recuperar en Chamartín.

Courtois celebra el gol olímpico de Kroos REUTERS

En este 2020 los blancos no han encajado ningún gol ante Getafe, Valencia y Atlético de Madrid. Pero es que en diciembre tampoco lo hicieron ante el Barcelona en el Camp Nou. Actuaciones que hacen que el Real Madrid sea el equipo menos goleado de La Liga, empatado con Simeone, el icono defensivo por excelencia de la élite del fútbol español. 

[Más información: Fede Valverde, 'El Pajarito' que hizo festejar una roja y recuperó el corazón del Real Madrid]

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