Jorge Pacheco Ángela Castañeda

Algo pasa con Kylian Mbappé. Como en la comedia romántica protagonizada por Cameron Díaz a finales del siglo pasado, algo raro hay con Mbappé y no es un síntoma bueno para el Paris Saint Germain. Debía ser una noche feliz para el delantero galo, quien había desatascado el partido contra el Nantes, pero acabó con sabor amargo para él... y para todo aficionado parisino que ve como su estrella se sigue distanciando de su entrenador y, quien sabe, si del club.

A falta de cuarto de hora para el pitido final, Thomas Tuchel decidió dar entrada a Mauro Icardi para que ocupase el hueco en el once de Mbappé. Cara de pocos amigos del internacional francés mientras salía del campo y todos los focos posados sobre él y su torcido gesto. El cambio llegó después de que el propio delantero fuese el gran protagonista del duelo ante el Nantes.

El PSG recibió al Nantes en su estadio, en una nueva jornada de la Ligue-1. Los parisinos tuvieron que trabajar mucho para abrir su casillero y es que no fue hasta el minuto 52 cuando fue el propio Mbappé el que marcó el primer tanto de los suyos. Un soberbio golazo de tacón que se ha vuelto viral e incluso es calificado como uno de los mejores que ha firmado en su carrera. Antes ya había realizado una impresionante elástica que recordó a la que hizo Ronaldo Nazario ante Geli en el año 1996.

En apenas quince días, Mbappé cumplirá 21 años. Soplará las velas en París, pero el deseo que pedirá podría ir en contra de los intereses del PSG. Los aficionados del club galo esperan que su cumpleaños llegue con una renovación de contrato bajo el brazo, pero nada más lejos de la realidad. Mbappé sigue dando largas al club bajo la excusa de querer centrarse en lo deportivo. La realidad es que el jugador no quiere cerrarse ninguna puerta sin haber alcanzado el ecuador de la competición y con cantos de sirena llegando desde Madrid semana sí, semana también.

Kylian Mbappé celebra un gol con el PSG en la Ligue-1 Reuters

El pulso con Tuchel

En el PSG confían en que Mbappé acabe estampando su firma esta temporada. Las relaciones entre jugador y su entorno y el club habrían mejorado en las últimas semanas, pero no con su entrenador. El de este miércoles no es el primer roce de Tuchel con su estrella. Todo nació a final de la temporada pasada, cuando el técnico alemán le 'apartó' de la carrera por la Bota de Oro al no dejar que Mbappé lo jugará todo en las últimas semanas de competición. Aquel fue el primer episodio del pulso entre Kylian y Thomas y que casi le cuesta un disgusto al conjunto del Parque de los Príncipes el pasado verano.

Tuchel no ha estado muy acertado en el manejo de la situación con Mbappé. Quizás por su empeño en restablecer la situación de Neymar tras quedarse este finalmente en París o quizás para evitar que, con solo 20 años, Mbappé no se le subiera a la chepa. La realidad es que la tensión es patente y no hace más que entorpecer el plan del PSG de renovar al delantero francés.

Sus guiños al Real Madrid

Pese a los enfados con su entrenador, Mbappé es un chico feliz y así lo denotan sus gestos en público que, sin embargo, no han ido dirigidos a su club en los últimos días, sino más bien al Real Madrid. Primero fue su foto en el Santiago Bernabéu devolviéndole el cariño al público madridista tras su visita a la ciudad con motivo del partido de Champions que enfrentó a su actual equipo y al que lleva apareciendo en sus sueños desde niños. El último guiño tuvo lugar hace solo unos días en la gala del . Mbappé estuvo pegado a su amigo Vinicius, quien sabe si compartiendo confidencias sobre un futuro juntos de blanco. En sus redes apareció el jugador blanco. Tras el partido  ante el Nantes no lo hizo, por supuesto, Tuchel.

[Más información: Mbappé sigue haciéndose querer: regate 'a lo Ronaldo' y golazo de tacón de otra galaxia]

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