Julen Lopetegui (Asteasu, Guipúzcoa, 28 de agosto de 1966) vivió en el Trofeo Santiago Bernabéu su primer partido como entrenador del Real Madrid en el coliseo blanco. Un momento especial, más incluso tras su destitución como seleccionador a solo dos días de comenzar el Mundial, que el técnico no dudó en describirlo en rueda de prensa como un situación con "mucha emoción y algo especial para gente de la casa".

El vasco tenía dos sueños: entrenar al Real Madrid y ganar un Mundial con España. Ambos compatibles, pero Luis Rubiales impidió que lo cumpliera en una ataque de orgullo y prepotencia que no solo robó la ilusión a Lopetegui sino también a los 46 millones de españoles que creían en conquistar la segunda estrella. 

Las lágrimas en el acto de presentación como nuevo técnico merengue desnudaron al Julen persona para ganarse el cariño del madridismo y el respeto, que ya lo tenía por su inmaculada trayectoria al frente de la Selección, de todos los aficionados al fútbol. Ese duro trance, con sabor agridulce, lo enterró en el antepalco del Santiago Bernabéu aquella tarde del 14 de junio. Desde entonces, no ha descansado ningún día para preparar una temporada especial en el Real Madrid.

La marcha de Cristiano Ronaldo y el legado de tres Champions de Zinedine Zidane provocan que el reto de Lopetegui en el banquillo merengue sea mayúsculo. Solo apto para valientes. Pero Julen, hijo de un levantador de piedras, es duro como una roca. Tiene una idea y en solo un mes desde que comenzó la pretemporada ya ha dado motivos para la ilusión y la confianza al madridismo. 

Su Real Madrid juega bien y divierte. El miércoles, ante el Atlético en la Supercopa de Europa, tiene su primera oportunidad para levantar un título. El equipo llega preparado a la gran cita del verano y dejando un aroma a renovación que debe convertirse en los cimientos de un nuevo proyecto ganador. Para lograrlo, Lopetegui ha instaurado la política de borrón y cuenta nueva en la plantilla. "No voy a hablar de temporadas anteriores porque no era mi responsabilidad", afirmó en varias ocasiones durante su última rueda de prensa. Una frase que no es casualidad y que formar de su discurso para recuperar la mejor versión de algunos futbolistas como Gareth Bale y Karim Benzema

Bale y Benzema ponen el contador a cero

La actual pose de Gareth Bale es de líder. El galés lo sabe y ha cambiado completamente el gesto desde la llegada de Lopetegui. Con Zidane tenía pie y medio fuera del Real Madrid, pero ha sido el gran beneficiado del cambio en el banquillo. Se ha preparado a conciencia para ser determinante esta temporada. Como si fuera Raphael cantando 'Mi gran noche', el de Cardiff golea a golpe del que es conocedor que está ante la mayor oportunidad de su carrera. 

Bale, Benzema y Casemiro celebran un gol del Real Madrid

Distinto significado tenía para Karim Benzema la marcha de Zinedine Zidane. Su compatriota había sido su defensor a ultranza, su valedor en los peores momentos y su apoyo en una gris campaña como la pasada. El delantero, lejos de encontrarse a un Lopetegui lejano y distante, tiene en su nuevo entrenador a la persona que le ha devuelto el hambre reiniciado el crónomentro. Empezando de cero y como si fuera un novato en su décima temporada en el Real Madrid, el francés ha vuelto a golear y a rondar el área con esa mirada felina y los movimientos ágiles y estéticos de una mariposa. 

El cariño a Ceballos y los roles de Isco y Asensio

Otro de los soldados recuperados para la causa de Julen ha sido Dani Ceballos. El de Utrera transmite felicidad sobre el césped y, por fin, se siente liberado para triunfar en el Real Madrid. Los malos momentos pasados ya son historia y ahora también tiene cerca a Celades, su técnico en la sub21 en la que tanto brilló. El centrocampista ha recuperado su atrevimiento con la pelota y se ha desatado.   

Ceballos charla con Lopetegui. Foto: Twitter (@DaniCeballos46)

Casos diferentes a los anteriores, pero en los que Lopetegui también una influencia especial son los de Isco y Asensio. Dos de los jugadores que han ascendido y tienen nuevos galones. El malagueño es una debilidad personal del vasco, mientras que el balear, sin Cristiano y a sus 22 años, sabe que está en su especial 'Operación Triunfo'. Marco llegó por 3,5 millones de euros en una magnífica gestión de Florentino Pérez y esta debe ser la temporada en la que se consolide como una estrella en el nuevo orden mundial. Junto a Mbappé está llamado a heredar el trono del portugués de la Juventus y Messi. Por detrás viene también Vinicius, que a sus 18 años está siendo tutelado por un Lopetegui que ya ha demostrado ser un experto en pulir jóvenes diamantes.

Hay cimientos para trabajar y edificar un nuevo rascacielos blanco a base de ir poniendo un título encima de otro. El reseteo de Lopetegui es una de las armas secretas de un Real Madrid que, además, ha vuelto a sacar petróleo con Courtois y Odriozola del pozo sin fondo en el que se ha convertido el mercado debido a la Premier y los jeques. 

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