España afronta ante la anfitriona un partido clave para confirmar que, efectivamente, puede salir campeona en Rusia. Y lo hace en medio de un mar de dudas por el juego desplegado durante la fase de grupos, donde se vio un equipo plano, en ocasiones previsible, con un juego demasiado horizontal, sin más variantes que la asociación en espacios reducidos y el juego interior con mucha acumulación de jugadores de perfiles similares -Isco, Silva, Iniesta-.

En ningún caso, de esos tres futbolistas el que sobra es el malagueño. Todo lo contrario. Está siendo el mejor, se ha echado el equipo a la espalda y se ha convertido en un indiscutible. El equipo baila a su son. Está fresco, pletórico físicamente, y ha dado la cara desde el primer día, hasta el último, donde anotó un gol muy importante, cuando los marroquíes comenzaban a amenazar la clasificación del conjunto dirigido por Fernando Hierro. La relevancia en el juego de la Selección es máxima. Es el encargado de canalizar todo el caudal ofensivo y de meter esa sexta marcha que tan importante es para desequilibrar en la zona de peligro.

Isco Alarcón y Asensio

DUPLA TERRORÍFICA

Isco necesita un socio. Y ese socio puede ser un jugador con el que la compenetración es total: Marco Asensio. Una opción perfecta. Primero, porque encaja a la perfección con esa filosofía de toque y juego de combinación, que tanto se defiende desde la concentración de Krasnodar. Y segundo, porque, con su velocidad y desborde, el balear es capaz de poner patas arriba un partido por sí solo. En el Madrid ha dejado patente ya que forma una dupla perfecta con el de Arroyo de la Miel y, juntos, son capaces de desarbolar cualquier sistema defensivo, por muy poblado que esté o muy aguerrido que sea. En la Selección, podrían ser la solución a buena parte de los males padecidos hasta la fecha.

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