Carlo Ancelotti ha regresado a los banquillos con mucho trabajo por hacer. Desde que fuera cesado como entrenador del Bayern Múnich, a mitad de temporada, el italiano había sonado para dirigir a equipos como el PSG, el Arsenal o la Juventus, a la que ya había entrenado entre 1999 y 2001, coincidiendo con Zinedine Zidane, considerado el mejor jugador del mundo por aquel entonces.

Ancelotti dirige al Bayern. Foto fcbayern.com

Finalmente, Ancelotti se decidió por el Nápoles, un equipo que parecía haber tocado fondo de la mano de Maurizio Sarri y necesitaba un salto de calidad para poder competir de tú a tú con el mayor transatlántico del momento en la Serie A. Para ello, el exentrenador madridista es consciente de que necesita realizar alguna incorporación de nivel y ya piensa en varios jugadores del trece veces campeón de Europa, ya sea en calidad de cedidos o traspasados.

DOS PESOS PESADOS

Sin embargo, no todo es fichar. Mantener la columna vertebral del equipo se antoja fundamental para poder dar continuidad a la buena senda que los napolitanos han tenido en las últimas temporadas. De esa base destacan especialmente dos futbolistas, que parecían estar en la cuerda floja: Hamsik y Mertens.

EL PODER DE CONVICCIÓN

El eslovaco ha concedido una entrevista a Webnoviny y ha manifestado: "No hay nada nuevo sobre mi futuro, sigo siendo jugador del Nápoles, tengo un contrato de tres años. Con Ancelotti nos sentimos como si estuviéramos al teléfono. Es un gran entrenador y sin duda sería un honor para mí jugar con un entrenador de su calibre". Mertens, por su parte, ha hecho lo propio en medio de la concentración con su selección y ha sido claro: "¿Ancelotti? Me gustaría trabajar con él. Ya me ha llamado y me ha preguntado si quería quedarme, y ha sido muy convincente". El italiano ya ha comenzado a trabajar.

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