Después de proclamarse campeón de Europa por décima vez en su carrera, el Real Madrid de Baloncesto busca hacer lo propio en el campeonato doméstico y llevarse el gato al agua en los playoffs de la ACB. Para ello, tras eliminar al Iberostar Tenerife, tendrán que eliminar a su siguiente escollo: el Herbalife Gran Canaria. La suerte ha querido que los equipos insulares sean el, hasta ahora, gran rival de los blancos y a los de Pablo Laso no les queda otra que ganar, en esta serie disputada al mejor de cinco partidos, para lograr el acceso a la gran final.

Los blancos han comenzado dubitativos, pero un tiempo muerto del técnico madridista ha conseguido espolear a sus pupilos y conseguir darle la vuelta al partido. En esa remontada, la defensa ha sido fundamental. Y en esa defensa ha habido un gran protagonista, como de costumbre: Walter Tavares.

TAVARES, UN MURO

Con los canarios desatados en ataque, el pívot merengue se ha convertido en un muro infranqueable, contra el que nada podían hacer sus rivales. El caboverdiano ha convertido la zona en un coto privado, donde solo él podía transitar. Así lo ha dejado patente en una penetración de Oriol Paulí, que, en el tercer cuarto de partido, ha querido dejar una bandeja cuando Tavares le ha colocado un gorro impresionante, que ha asombrado a los presentes en el WiZink Center. Toda una demostración de fuerza, poderío y colocación.