Image: Más educación para la cultura

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Primera palabra

Más educación para la cultura

1 abril, 2004 02:00

Ilustración de Ajubel

Las personalidades consultadas por El Cultural coinciden en la necesidad de reformas fundamentales que afecten, en primer lugar, y de manera directa, a la educación y a la televisión

Un cambio supone siempre el nacimiento de una esperanza. Y el cambio político que han decidido los españoles en las últimas elecciones traerá cambios a todos los niveles. Por eso, El Cultural ha querido saber qué pide el mundo cultural -los intelectuales, los creadores- al nuevo gobierno. Hemos preguntado a 60 personalidades de los distintos campos por las prioridades, por las urgencias: cuáles deberían ser las acciones más inmediatas de los nuevos dirigentes culturales. Y el resultado es que, más allá de preocupaciones gremialistas, todos coinciden en la necesidad de reformas fundamentales que afecten, en primer lugar, a la educación, y también a todas las estructuras de nuestra cultura. El problema, denuncian, está en los cimientos, y hay que repararlos cuanto antes si no queremos que todo el edificio se nos venga encima.

La reforma fundamental, la que preocupa a todos, es la de la educación. Antonio Muñoz Molina señala que es imprescindible "corregir años de improvisación y de errores en los planes educativos". Hay que replantearse la educación y no sólo en detalles: Umbral exige "distinguir entre cultura y enseñanza. Dar primacía mental a la cultura. Dar primacía material a la enseñanza". Manuel Seco, una educación básica de nuestra lengua. Juan Luis Arsuaga habla del poco peso de las ciencias, y es unánime la petición de una educación musical más atenta. Pero el cambio debe ir más allá. Savater apela a la "educación cívica", "para que no consideren fascistas o traidores a la patria a quienes les lleven la contraria". Es el mismo tipo de educación al que apela Adela Cortina cuando afirma que debe formarse una "ciudadanía cosmopolita". También es unánime la referencia a una "cultura de calidad", enfrentada, en palabras de Eugenio Trías, a "criterios demagógicos o populistas basados en el índice de audiencia". ángel Gabilondo es rotundo: no hay que confundir, dice, la cultura con el tiempo libre porque cultura y ocio no son sinónimos.

Otro de los puntos calientes de esta encuesta es la coincidencia en la maldad de la televisión, y no sólo la pública. Enrique Vila-Matas reclama "un código moral alrededor de las televisiones públicas y una reglamentación más seria que impida las atropellos informativos que hemos venido sufriendo". La reforma de tve fue una de las promesas más repetidas por el Psoe antes de las elecciones, incluyendo la creación de un "comité de notables" que elaborará un estudio sobre la televisión cuyo dictamen será acatado por el gobierno.

El déficit de la investigación española es uno de nuestros males endémicos, pero pocas veces como ésta había sido uno de los ejes de la campaña. Es imprescindible incrementar el presupuesto de I+D, un incremento que Margarita Salas cifra en un 25% anual para lograr recuperar el atraso de nuestra investigación. Es fundamental también corregir la endogamia de nuestras instituciones educativas. Francisco J. Yunduráin señala que "habría que pensar en reformar la estructura pseudodemocrática de los órganos de dirección de Universidades y centros del CSIC". "Las universidades", afirma José álvarez Junco, "se dedican a colocar a sus propios doctores, con lo que no se innova". Los comités de selección de personal docente deben incluir a científicos extranjeros y procedentes de otras áreas; las oposiciones deben dejar de ser un teatral paripé que disimule que las plazas están otorgadas de antemano.

La cultura necesita inversión. Y la cultura no siempre es rentable, pero esta evidencia no debe llevar tampoco al despilfarro inmotivado. García de Cortázar invita a evitar la "cultura faraónica" y Vicente Aranda pide "una ley razonable que cree industria y talento a la vez". Como complemento indispensable, el barítono Carlos álvarez reclama "un mejor desarrollo de la ley de mecenazgo, dando así la posibilidad de aumentar la implicación de la iniciativa privada en el patrocinio cultural y educativo", tal vez una de las mayores lagunas de nuestra cultura. Estos puntos, con ser fundamentales, no son los únicos: se piden mejores bibliotecas, una reforma de las Sociedades Estatales, despolitizar los museos, reducir los impuestos relacionados con la cultura y erradicar el amiguismo. Nada menos.

También hay propuestas concretas: para Fernando Trueba lo primero sería crear un Centro Nacional de Cinematografía. Antón García-Abril pide resolver el problema de la Orquesta Nacional. Para Francesc Torres, la prioridad es la creación de un Consejo de las Artes que dote de poder de decisión a los que las hacen para lograr más independencia de la cultura con respecto al poder político. Por su lado, los arquitectos Tuñón y Mansilla recuerdan una de las promesas fundamentales del PSOE, la vivienda, y la enfocan como prioridad cultural: "La vivienda no sólo es un problema social y económico, sino que también un hecho cultural, íntimamente ligado a la vida de las personas". Y nos recuerdan algo que no deberíamos olvidar jamás: que la cultura no ha de ser un compartimento estanco, sino algo que lo impregne todo, el principio motor de cualquier sociedad libre.

EL CULTURAL