Ensayo

La Chata

María José Rubio

15 enero, 2004 01:00

La Esfera de los Libros. 471 páginas, 25 euros

La infanta Isabel de Borbón (1851-1931), la mayor de los hijos de Isabel II, se vio siempre rodeada de una simpatía popular derivada de la campechanía que es habitual en la familia de la madre. Era esa persona asequible que aparece reflejada en la estatua que adorna los jardines del palacio de La Granja, en los que fue reina sin corona durante el reinado de Alfonso XIII, ya que su sobrino frecuentó poco aquel Sitio Real. Dos veces Princesa de Asturias -antes de que nacieran su hermano Alfonso XII y el hijo póstumo de éste-, su figura tomó ciertos aires de mártir por morir exiliada en París a los días de proclamarse la II República española, como si no hubiera podido soportar la caída de la Monarquía.

Con el auge actual de la biografía de divulgación era previsible que una figura con estas características fuera ofrecida a pesar de la escasez de documentos y testimonios publicados. El resultado es un libro en el que prima una espléndida galería fotográfica con imágenes de calidad y desconocidas, que acompañan a un texto realizado con pericia profesional en el que los documentos ilustran cumplidamente una trayectoria personal que se vio arruinada por un matrimonio de conveniencia dinástica que acabó trágicamente por la enfermedad del marido, un Borbón napolitano. Esta circunstancia permitió que, con la Restauración de 1875, volviera a España una infanta viuda que encarnaba los defectos y virtudes de la dinastía reinante. El momento de gloria de la infanta vendría con su apoteósico viaje a Argentina de mayo de 1910, en representación de una Monarquía española expulsada cien años antes de allí.

El uso de alguna bibliografía reciente (Rueda) habría permitido a la autora manejar una información equilibrada sobre el escabroso tema de las paternidades de aquella familia, así como una mejor comprensión del marco político del periodo, sin que perdiera interés lo que es, desde luego, una fascinante biografía.