Image: El sueño del humanismo. De Petrarca a Erasmo

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Ensayo

El sueño del humanismo. De Petrarca a Erasmo

Francisco Rico

9 enero, 2003 01:00

Francisco Rico

Destino. Barcelona, 2002. 223 páginas, 16’85 euros

En 1993 publicaba Alianza Editorial la primera edición de este libro, ampliado en sucesivas reimpresiones hasta 1997. Ahora aparece esta nueva edición, corregida y aumentada.

Pese a su brevedad, estamos ante un estudio decisivo. El autor, consciente del desconocimiento en que yacen muchos puntos esenciales de la misma, escribe este ensayo -y sus dos "excursos"-, en que traza la historia del humanismo, desde sus orígenes hasta su ocaso, ofreciendo una interpretación del mismo como etapa decisiva en la historia de la cultura europea. "Se trata -dice- de ver el fenómeno con los ojos de los fundadores". Esa metodología, que recurre a los testimonios de los protagonistas del movimiento, da a su trabajo una honda credibilidad, por encima de los tópicos y de las interpreaciones subjetivas.

Rico presenta el humanismo como un sueño, como un proyecto vislumbrado y alumbrado por poetas, filólogos e historiadores que, durante cuatrocientos años, desarrollan una reforma de la cultura basada en la revitalización de los studia humanitatis, buscando en la historia y los escritos greco-romanos un fermento capaz de acabar con la fatua vacuidad de la Escolástica, sustituyendo sus postulados por una visión de la vida y del arte capaz de renovar al hombre moderno en cuanto a ética, estética y pensamiento.

Lorenzo Valla es quien, en sus Elegantiae latinae linguae (h. 1440), muestra cómo el latín civilizó a los pueblos, liberándolos de la barbarie por el poder de la razón. Como vehículo de las ciencias y artes, su florecimiento provoca el auge de todos los saberes. Sólo cultivando las lenguas y literaturas clásicas se restituirán las antiguas disciplinas en su prístino vigor. Tales saberes nutren una nueva pedagogía. Adoptada por sabios y por una pléyade de maestros sin genio que actúan como eficaces transmisores se difunde su mensaje con segura eficacia.

El humanismo nos enseña que vivimos en la historia, en un dinámico cambiar de visiones y creencias que nos mantiene espiritualmente vivos. Las páginas que Rico dedica al estudio del protagonismo de la Italia de la época, a la conducta ejemplar de Lorenzo el Magnánimo, o a la superación en la estima social de los nuevos estudios sobre los de la abogacía resultan sugestivas y convincentes. Dígase lo mismo de las dedicadas a A. Poliziano, delimitador de los saberes humanísticos, o al gran trío de Budé, Erasmo y Vives, verdaderos guías intelectuales de la Europa moderna. Ellos practican el cosmpolitismo de la inteligencia, confirmado por un ejército de discípulos que se extienden por todos los rincones de occidente.

Este libro está lleno de fecundas propuestas. En una prosa dinámica, nutrida de una amplia erudición antigua y moderna, sugiere más de lo que dice, poniéndonos continuamente en trance de meditación. El lector, forzado a elegir camino, puede escalar altas cotas de conocimiento, o ponerse al borde de conclusiones arriesgadas. Nada hay más excitante que verse en trance de creación -o de concreación-, habiendo recibido gérmenes fecundantes que pueden hacernos parir un ser armónico o un monstruo. Estamos ante un tipo de ensayo que obliga al caminante a avanzar siempre entre dos precipicios por la cresta de la montaña. Y, en una lejanía inasequible, un juvenil horizonte de luz.