El director William  Christie. Foto: Vincent Pontet

El director William Christie. Foto: Vincent Pontet

Música

William Christie, director de orquesta y leyenda viva del barroco: "La música sigue siendo una fuente resistencia"

El músico, que ha tenido que suspender su gira prevista por España, celebra su 80 cumpleaños y asegura que regresará pronto a nuestro país. 

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El director y clavecinista William Christie, al frente de Les Arts Florissants, había decidido festejar su aniversario de una manera poco habitual. Unos días antes de su 80 cumpleaños dirigió algunas de sus piezas favoritas en un concierto en la Philharmonie de París que está llevando de gira por salas como el Carnegie Hall, la Ópera Real de Versalles y el Wigmore Hall, y por países como Francia, Malta, Estados Unidos, Reino Unido y Hungría.

Sin embargo, un problema de salud le obligó a suspender las actuaciones que tenía previstas en tres ciudades españolas -Madrid, Valencia y Oviedo- que, sin embargo, su reconocido conjunto ha llevado a cabo bajo la batuta de Paul Agnew, co-director musical de Les Arts Florissants. Bill -como le llaman sus amigos- asegura que regresará pronto a nuestro país.

Nacido en Buffalo, Nueva York, en 1944, Christie se mudó a Francia huyendo de la guerra de Vietnam y, tras una tortuosa relación con su mentor, Ralph Kirkpatrick, fundó en 1979 la gran familia que es ahora Les Arts Florissants. En 1987 se consolidó como leyenda viva del barroco gracias a su famosa puesta en escena, en Nueva York, París y Madrid, de Atys, de Lully, la ópera favorita del Rey Sol.

Su amor por España ha convertido nuestro país en el segundo en el que más ha dirigido después de Francia, con incursiones felices como la que trajo por primera vez la trilogía de MonteverdiL’Orfeo, Il ritorno d’Ulisse in patria y L’incoronazione di Poppea— entre 2008 y 2010, o como, en 2024, cuando volvió a protagonizar la escena española con Médée, de Marc-Antoine Charpentier, la primera ópera francesa en ser representada completa en el Teatro Real.

Labores artísticas aparte, Christie ha sido un férreo defensor de la educación musical y la preservación del patrimonio, fomentando iniciativas como Le Jardin des Voix —una academia internacional para jóvenes cantantes que nos ha dado voces como las de Sonya Yoncheva, Xavier Sabata y la prometedora Lea Desandre— o la Fondation Les Arts Florissants - William Christie, que apuesta por la excelencia con un modelo más americano de mecenazgo privado. Recién aterrizado en París desde Nueva York habla por teléfono con El Cultural sobre la gira con la que subraya lo lejos que se siente de retirarse.

Pregunta. ¿Qué le inspiró a dedicarse al repertorio barroco?

Respuesta. Crecí en un ambiente muy musical. Mi madre dirigía el coro de la iglesia y los domingos por la mañana yo escuchaba música anglicana de los siglos XVI y XVII. Empecé a tocar a los cinco años y fueron Bach, Alessandro Scarlatti y los compositores del siglo XVIII los que me cautivaron y, desde entonces, la música barroca se ha convertido en mi gran amor.

P. ¿Cómo influyó en su carrera su decisión de irse a vivir a Francia?

R. Fue crucial. No quería ingresar en el ejército estadounidense porque me oponía a la guerra de Vietnam. Desde entonces, Francia ha sido mi hogar y allí empezó mi carrera.

P. ¿Cómo describe su enfoque sobre la autenticidad en la música de época?

R. La autenticidad es un concepto difícil. Lo más auténtico que tenemos son las partituras. Más allá de eso, podemos recurrir a tratados de época para entender cómo se tocaban, pero sin grabaciones ni evidencias directas la autenticidad es relativa. Prefiero hablar de práctica interpretativa históricamente informada, una expresión que considero más precisa.

P. ¿Qué elementos considera claves al abordar Les indes galantes de Rameau?

R. Lo fundamental es usar los instrumentos apropiados. Para obras como Les indes galantes se deben conocer qué instrumentos se tocaban, el número de músicos, el temperamento... Son detalles importantes. Y también tener una comprensión profunda de las reglas y convenciones de la época.

P. ¿Qué es lo que más le atrae de esta obra?

R. Me parece hermosa. La técnica es esencial, pero lo más importante es el amor que le pones a la interpretación. Sin pasión, la música no cobra vida.

“Empecé a tocar a los cinco años con Bach, Scarlatti y los compositores del XVIII. La música barroca es mi gran amor”

P. ¿Qué pasa cuando se interpreta una ópera sin escenificarla, como ocurre en algunas de las obras de Händel que va a dirigir, como Ariodante?

R. Lo esencial de la ópera es la música. La escenografía puede ser interesante, pero lo más importante es escuchar la música y dejarse llevar. Si se hace bien, la música por sí sola puede crear una experiencia emocional intensa. No todo tiene que estar representado para que tenga impacto.

P. ¿Cómo ha influido Les Arts Florissants en la recepción de la música antigua?

R. Con Les Arts Florissants logramos hacer popular la música barroca. Hemos viajado por todo el mundo durante más de cuarenta años, presentando a compositores que no eran tan conocidos y demostrando que su música sigue siendo relevante. Gracias a estos esfuerzos, obras de compositores como Bach, Händel o Rameau tienen hoy muchos más seguidores.

P. ¿No había otros músicos que hicieran lo mismo?

R. No fue un esfuerzo individual, formamos parte de un movimiento global. Tuve colegas en Estados Unidos y Europa que, como yo, trabajaban para dar nueva vida a la música antigua. Hoy esa visión se ha expandido a una generación de músicos y directores que incluyen este repertorio en sus programas, porque ahora hay una audiencia que lo valora.

P. Es profesor en la Escuela Juilliard. ¿Qué es lo que le gusta de trabajar con jóvenes?

R. Los jóvenes me dan frescura. Cada vez que enseño, recibo algo nuevo de ellos. Tienen una visión renovada, una energía que es fundamental para mantener vivo mi propio entusiasmo.

P. ¿Cómo equilibra la gratificación personal con el reconocimiento de su trabajo?

R. No busco reconocimiento. Amo la música y quiero compartirla. Viajo por el mundo, doy conciertos, y la satisfacción me viene de saber que la gente escucha la música que amo. El reconocimiento es algo secundario, pero cuando llega, lo recibo con humildad.

P. Le gusta cocinar. ¿Lo hace solo para relajarse o hay algo más profundo detrás?

R. La cocina es muy importante para mí. Tengo un gran jardín donde cultivo mis propias verduras y frutas. Cocinar no solo me ayuda a relajarme, sino que también es una forma de conectar con la naturaleza y con mi pasado. La cocina me proporciona mucho placer y, al igual que la música, es una forma de expresión.

P. ¿Qué platos prepara?

R. Me encanta la comida francesa, especialmente los platos que he aprendido a hacer desde joven. En Harvard y Yale hice prácticas en una cocina y aprendí sobre la gastronomía del norte de Europa y la china. Mis recetas están siempre influenciadas por los ingredientes que cultivo o los productos locales que encuentro.

P. ¿Planea retirarse?

R. No. Mi colega Paul Agnew se encargará de Les Arts Florissants cuando llegue el momento, pero ahora estoy disfrutando de mi trabajo.

P. ¿Qué opina de la situación de la cultura en el mundo actual, con el auge de líderes autoritarios como Donald Trump?

R. La cultura siempre ha tenido sus altibajos, pero siempre sobrevive. Son momentos difíciles, pero eso no es algo nuevo. En un mundo donde los líderes pueden ser indiferentes a la cultura, la música sigue siendo una fuente de consuelo y resistencia. La música y las artes siguen siendo esenciales para la humanidad.