Galder Gaztelu-Urrutia da instrucciones a Mary Elizabeth Wintead ante la mirada de Jonah Hauer-King

Galder Gaztelu-Urrutia da instrucciones a Mary Elizabeth Wintead ante la mirada de Jonah Hauer-King

Cine

Galder Gaztelu-Urrutia: “En 'La fiebre de los ricos' buscaba destruir la inquebrantable jerarquía vertical del 'El hoyo'”

Tras el enorme éxito de las dos partes de 'El hoyo' en Netflix, el director vasco salta a la gran pantalla con otra afilada distopía sobre el reparto de la riqueza.

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Pocos directores tan osados en el cine español como Galder Gaztelu-Urrutia (Bilbao, 1974), que en su incipiente carrera ha demostrado que nuestra industria también puede enfocar el cine de género con ambición y originalidad, montando películas a partir de grandes y llamativos conceptos que inciden en los aspectos socioeconómicos que vertebran nuestras relaciones.

Con su primer filme, El hoyo (2019), nos introdujo en una anti-foodie prisión vertical para hablar de la desigualdad en el mundo, logrando un descomunal éxito en Netflix, donde se estrenó tras conquistar uno de los cotizados premios del público en Toronto y el de mejor película en Sitges. Prolongó el tema en la reciente El hoyo 2 (2024) y vuelve sobre el en La fiebre de los ricos, que se estrena este viernes en salas.

Con un reparto internacional en el que destacan Mary Elizabeth Winstead, Rafe Spall y los nominados al Oscar Timothy Spall y Lorraine Bracco, el filme gira en torno a un virus mortal que empieza a infectar a las personas más ricas del mundo justo cuando Laura, productora de cine, acaba de conseguir un lucrativo ascenso.

Pregunta. Tras El hoyo, vuelve a indagar en la lucha de clases. ¿Por qué le interesa?

Respuesta. Me interesan las paradojas sociales que se producen a partir de temas universales, como el reparto de la riqueza o el maltrato a los inmigrantes. Si lo piensas, la temática de La fiebre de los ricos es parecida a la de El hoyo, pero ahora quería incidir en algo que vemos en todas las crisis: los que más tienen son los que siempre salen adelante. Pero ¿qué pasaría si ese superpoder se convirtiera en una maldición? En La fiebre de los ricos buscábamos destruir la inquebrantable jerarquía vertical que vemos en El hoyo.

El cine de los 70 y 80

P. Estamos de nuevo en el terreno de la distopía. ¿Cuáles son sus referentes?

R. El cine de los 70 y 80, Alien (Ridley Scott, 1979) o Blade Runner (Ridley Scott, 1982), incluso más atrás, El ángel exterminador (Luis Buñuel, 1962). Las distopías son entornos metafóricos que permiten hablar de temas importantes con cierta distancia y que sean asumibles para el gran público. Pero la inspiración, más que del cine o de la literatura, me viene de la realidad sociopolítica, de las redes o las noticias. Esta película habla de los megarricos, y de cómo los países del norte global son egoístas con los que necesitan un trato generoso.

P. ¿Cómo surgió la historia?

R. Llevaba tiempo dándole vueltas a cómo articular una historia sobre migración a la inversa, desde el punto de vista de una persona privilegiada que nunca sería discriminada ni perseguida. Y fue mi guionista David Desola a quien se le ocurrió lo del virus, que fue la clave para la película.

P. ¿Hubo un trabajo de inmersión en el tema de la inmigración?

R. Sí. Estuvimos con Íñigo Mijangos, capitán del barco de rescate Aita Mari, y hablamos con más personas que trabajan en temas migratorios sobre lo duras que son las rutas y la cantidad de sufrimiento que generan. Muchas de las cosas que ocurren en la segunda parte están basadas en hechos reales, que hemos dramatizado de forma inversa.

P. Arranca el filme con guionistas intentando vender su historia a la productora protagonista. ¿Fue complicado vender la idea de esta película?

R. Muy complicado. El hoyo se entrenó a finales de 2019 y me tocó acompañarla en festivales internacionales. Pero, claro, vas con otros proyectos en el bolsillo y aprovechas para buscar financiación. Ese arranque está inspirado en esos momentos y las ideas que cuentan estos guionistas son realmente historias en las que yo y mi equipo hemos trabajado y que no han llegado a ningún sitio. Así que era una manera de enterrarlas dignamente.

P. El tono de la película evoluciona de la sátira al drama social…

R. Sí, la película hace que sigas con cierta complicidad las mofas racistas, sexistas y clasistas de algunos personajes. En la segunda parte, cuando vemos a personas privilegiadas a expensas de gente que normalmente es discriminada, ignorada o prohibida, ves las consecuencias de hacer bromas de estos asuntos. Mucha gente nos dice que si el tono del filme fuera todo el rato el de la primera parte, la película hubiera tenido más potencial de venta, pero no queríamos hacer eso.

Jonah Hauer-King y Mary Elizabeth Winstead, en el filme

Jonah Hauer-King y Mary Elizabeth Winstead, en el filme

P. ¿Cuál era el mayor reto como director?

R. La dimensión de la producción, porque El hoyo tenía como escenario un único espacio. La fiebre de los ricos ha sido un reto logístico enorme. Hay 53 localizaciones en 53 días de rodaje. En ese sentido, es una película complejísima, de esas que no se detienen y que no vuelven sobre sí mismas. Abríamos una localización, rodábamos y cerrábamos. Y, al día siguiente, otra vez igual.

»En el filme prácticamente todos los escenarios están construidos: Buckingham se hizo con una pantalla verde, el poblado de Alaska lo levantamos en una cantera a 25 minutos de Barcelona, el campo de refugiados de Lampedusa se erigió en Fuerteventura, el poblado final de la playa, en Senegal… Esa sensación trepidante que tiene la película también estaba en el rodaje.

P. Y, conceptualmente, ¿cuál era el reto?

R. La película tiene muchas capas de lectura y se mete de lleno en todas las guerras culturales que están a la orden del día. Teníamos que ir adaptándonos al debate, porque el guion lo empezamos en 2019, antes de la pandemia, y la película la hemos estrenado en 2025. Los posicionamientos cambian superrápido. Lo que uno dice ahora no es lo mismo que decía hace cinco años, por lo que hemos tenido que ir ajustando.

P. ¿Espera seguir haciendo películas en esta línea?

R. Estoy abierto a todo. Yo ahora no tengo ni idea de cuál va a ser la siguiente, pero siempre habrá un fondo... No me gusta decir social, porque automáticamente la gente se aburre con esa palabra, pero un fondo que propicie el debate y la controversia. Pero quizá, a partir de ahora, esté el debate más escondido. No serán conceptos tan llamativos.