Exposiciones
Marga Gil
17 mayo, 2000 02:00La exposición testifica la intensidad y variedad del mundo literario en que se desenvolvió la existencia de Marga, y confirma la sensibilidad enfermiza y la precocidad artística de la muchacha, siempre autodidacta, aunque, parece haber recibido algún consejo de taller por parte del pintor López Mezquita, así como algún influjo -en especial, en el Busto de Zenobia Camprubí, su mejor pieza- de Victorio Macho. En la ilustración, compaginaba modernismo y simbolismo, siguiendo otras veces el dibujo lineal del diseño sintético propio de la ilustración moderna de entreguerras. Y en su escultura, junto al carácter elemental, autodidacto, de algunas piezas, destaca su concepto fuertemente corporal, volumétrico, recio y sensual de lo escultórico, así como su facilidad para componer -Los primeros celos- y para modelar, apurando la forma -Cabeza de mujer-. Como escultora fue aceptada en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de 1930 y de 1932. De aquellas presencias públicas Bernardino de Pantorba no recoge mención ni comentario alguno. A nosotros nos llega apenas el perfume de unas facultades evidentes, junto al amargor del verbo del propio Juan Ramón: "Acaso creyó que no vivía a su gusto. ¡Quién puede hacer su gusto! ¡Quizás no podía realizar su obra! ¿Quién puede realizar su obra? Pero ella no quería términos medios. Y decidió con voluntad suprema, abreviar su vida".