Vista general de la instalación de Gala Knorr, 2020. Foto: La Casa Encendida

Vista general de la instalación de Gala Knorr, 2020. Foto: La Casa Encendida

Arte

25 años de Generaciones: de los premios de la caja de ahorros a las becas de producción

La Casa Encendida repasa en '24+1' el cuarto de siglo de uno de los premios más relevantes para artistas emergentes del panorama nacional.

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En el año 2000, cuando se celebró la primera edición de Generaciones, el presidente de Caja Madrid era Miguel Blesa –el de las “tarjetas black”– y, debido a que las cajas no tenían ánimo de lucro, su Obra Social disponía de muchos millones que dedicaba en buena medida a actividades culturales.

Veinticuatro años y un día

La casa encendida. Madrid. Comisaria: Rocio Gracia Ipiña. Hasta el 29 de junio

En 2012 el Gobierno obligó a las cajas “rescatadas” tras el estallido de la burbuja inmobiliaria a transformarse en fundaciones, y así nació la Fundación Montemadrid. Con mucho menos presupuesto –que obtiene de elMONTE, continuadora de la primigenia casa de empeño de joyas–, ha mantenido la acción social y una más reducida programación artística. Cuento esto porque explica la evolución de esta convocatoria para artistas jóvenes que ahora celebra su 25 aniversario.

Hasta 2012 fue organizada por la empresa La Fábrica. La exposición correspondiente a la primera edición se celebró en el Jardín Botánico y las dos siguiente en la Casa de América, pasando a La Casa Encendida tras la inauguración de este centro cultural a finales de 2002. Aquellas muestras fueron mastodónticas: en 2000 fueron 129 obras y casi 100 en 2001 pero el número fue bajando, sobre todo desde que en 2004 se suprimieron las categorías de premios –pintura, escultura, fotografía, etc.– y se optó por otorgar indistintamente tres, junto a número variable de menciones y de becas, añadiendo unas cuantas adquisiciones extra.

En 2011, cambió el modelo: ya no sería un premio sino un concurso para producir proyectos, en el que se elegirían solo los de diez artistas –ocho desde 2019–; también se reduciría el importe de las becas, de 15.000 a 10.000, y el alcance territorial del proyecto, pues las exposiciones dejaron de itinerar a varias ciudades españolas (además, las obras producidas gracias a las becas se mostraban en la feria ARCO). A pesar de este redimensionamiento y de que no han faltado ediciones decepcionantes, sobre todo en años recientes, Generaciones no ha dejado de ser una cita importante en el calendario artístico y tanto los artistas como los comisarios, los galeristas o los críticos prestan aún atención a lo que se destaca allí.

Pero lo que más nos interesa ahora sobre este programa es que ha tenido una consecuencia patrimonial: la gestación de una colección de arte reciente, en su mayor parte español, que sobrepasa las 300 piezas. Esta exposición rescata obras que han estado durante lustros metidas en cajas, en un almacén, para intentar construir un panorama de esos años.

Esther Gatón:  'Hail she who holds my tongue', 2022. Foto: La casa encendida

Esther Gatón: 'Hail she who holds my tongue', 2022. Foto: La casa encendida

Montemadrid posee además otra amplia colección de arte español –adquirida en esos primeros años del siglo en los que fluía el dinero pero también a través de los antiguos certámenes de la caja de ahorros– que es aún más desconocida, pues se expuso tan solo una selección de 60 obras en 2005. Ni de uno ni de otro conjunto hay un catálogo completo, ni siquiera online, así que esta presentación es, aunque insuficiente, bienvenida.

¿Qué representatividad tiene esta colección respecto al arte del período que cubre? Alguna, aunque las elecciones de Rocio Gracia Ipiña, que fue responsable de exposiciones en La Casa Encendida (2002-2006), no sean del todo demostrativas de ello. Tiene las carencias de la mayoría de las colecciones de este tipo, resultantes de premios y becas para jóvenes, amortiguadas por el hecho de que a estos se presentaban muchos artistas ya con alguna trayectoria –no tan inmaduros, quiero decir– y que sus obras o proyectos se sometían a un doble filtro de jurados muy capacitados. No abundan tanto en ella, por esas razones, los artistas que se han quedado por el camino: al contrario, son numerosos los que ahora están en las primeras líneas del arte en nuestro país.

Pero, claro, no siempre cuenta la colección con obras significativas de los mismos, habida cuenta de que muchas se adquirieron a edades tempranas suyas, cuando aún buscaban su camino. En Veinticuatro años y un día, la comisaría ha primado un “criterio cualitativo formal” pero, aceptando de un lado que cada cual defiende unos cánones y, de otro, que quizá de algunos de los artistas que más echo de menos no haya buenas obras en la colección, me parece que podría haberse hecho una selección que reflejase mejor no solo la importancia de todo ese acervo sino también la cantidad de creadores estupendos surgidos en ese tiempo.

Hay demasiadas obras, 53. El montaje es más propio de stand de feria que de exposición bien diseñada y cuesta encontrar las cartelas. Se propone un incierto orden a través de secciones, no señalizadas en las salas, que agrupan libremente las obras según los géneros clásicos –retrato, pintura de historia, bodegón, paisaje y costumbrismo–, con flecos muy variopintos, para dar cabida a algunas de las cuestiones que han interesado al arte en lo que va de siglo. Reaparecen aquí los trabajos de artistas muy apreciables como Bestué y Vives, Adrià Julià, Nora Aurrekoetxea, Carlos Irijalba, José Díaz, Bárbara Fluxá, Karlos Martínez, Christian García Bello, Belén Uriel, Andrea Canepa, Cristina Mejías, Jon Mikel Euba o Mariona Moncunill.

Claudia Rebeca: Vista de la instalación, 2020. Foto: La Casa Encendida

Claudia Rebeca: Vista de la instalación, 2020. Foto: La Casa Encendida

Pero, frente a inclusiones que me parecen problemáticas, podría darles una lista de más de 30 igual de importantes que los mencionados, ausentes. De ellos, unos cuantos serán rescatados en una próxima muestra, Adónde irá el pájaro que no vuele, comisariada por Ángel Calvo Ulloa y Julia Castelló, con nuevas producciones. Eso es lo importante, al final, el impulso dado al trabajo artístico.

Generaciones 2025

Doblete de premiados en La Casa Encendida donde, además, podremos ver a los seleccionados en la XXV edición: Noela Covelo (Pontevedra, 1994); Isabel Merchante (Madrid, 1999); Tana Garrido Ruiz (Tarragona, 1989); Álvaro Chior (A Coruña, 1992); Mar Reykjavik (Valencia, 1995); Elián Stolarsky (Uruguay, 1990); Javier Velázquez (Madrid, 1990) y Marina González Guerreiro (Pontevedra, 1992).