Imagen | ¿Hasta que internet nos separe?

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Exposiciones

¿Hasta que internet nos separe?

Quince artistas ‘presenciales’ y seis en la red, reflexionan en la nueva exposición del Centro Condeduque sobre las formas materiales que puede adoptar lo digital hoy

13 diciembre, 2021 05:31

Super Superlike. Centro Condeduque

Conde Duque, 9. Madrid. Comisarios: Marta Ramos-Yzquierdo y Enrique Radigales. Hasta el 17 de abril

Metro de Madrid, seis de la tarde. Cientos de viajeros entran y salen de los vagones a toda velocidad. Apresurados, todas sus miradas se dirigen hacia ese nuevo apéndice que prolonga nuestras manos, un teléfono móvil que acarician rápido a golpe de scroll y de clic. Hace tiempo que internet dejó de ser una herramienta laboral para invadirlo todo. Mandamos emails a todas horas, hacemos teleconferencias, vemos series y películas en plataformas… Y, mientras, toda esta frenética actividad va dejando su huella en el planeta. Una hora de Netflix emite 55 gramos de CO2, del mismo modo que una búsqueda en Google o el consumo de YouTube dejan su marca.

Existe una conexión entre el paisaje real y el virtual, y ese es el hilo del que tira Yosi Negrín en Zona Cero. Estratos de la nube, una instalación distópica en la que la imagen de los visitantes se superpone, proyectada en una pantalla, a varios paisajes –territorios extractivistas como canteras o pantanos…– sacados de Google Earth. El suelo está cubierto de paja y hay un coche (real) partido en dos. Con esta monumentalidad arranca la exposición Super superlike, en el centro Condeduque, un recorrido comisariado por Marta Ramos-Yzquierdo y Enrique Radigales que reflexiona sobre la materialidad de lo digital hoy visto a través del trabajo de 15 artistas –nacidos, la mayoría, a partir de los ochenta– que han dado el relevo a los pioneros del net.art.

Una muestra sobre lo digital, visto desde distintos y variados soportes, en la que la estética es importante

Exceden los límites de los soportes digitales con esculturas como las de Marian Garrido, un conglomerado de detritus tecnológicos –piezas de transistores, bebidas energéticas, cables…– que podrían servir de material de estudio a un arqueólogo del futuro. También hay resquicios de las formas físicas que adopta la tecnología en las piezas de Karlos Gil, embalajes ergonómicos de poliespán (aquí hechos con resinas y yeso) en los que vienen frágiles aparatos electrónicos y electrodomésticos. O de los servidores llenos de cables que hacen posible internet, que Mario Santamaría trae a la sala con una pantalla gigante que reproduce, hackeado y sin nitidez, un vídeo de internet de un cervatillo moviéndose, desorientado, por una sala de servidores en un extraño cruce de tecnología y naturaleza.

Los nuevos modelos laborales están también reflejados en la muestra. Cristina Garrido convierte en piezas una serie de vistas tomadas desde el avión y subidas a Instagram por comisarios internacionales. Hay más capas que tienen que ver con las redes sociales y las dinámicas laborales actuales. Rubén Grilo sigue con esta idea del trabajo en la era digital con una videoanimación en la que su mano y sus movimientos se cubren con el guante de Mickey Mouse, en alusión al mouse o ratón con el que todos nos movemos por nuestros ordenadores, convertidos en autómatas que no despegan sus cuerpos de la silla. El guiño a las posibilidades (artísticas) de internet lo ponen Clara Montoya, con una conexión en streaming que nos muestra, en directo las 24 horas del día, el cielo de Nueva Zelanda. Y, sobre todo, en el hipnótico vídeo de Joan Leandre, un montaje-collage hecho con material de YouTube, en el que vemos cómo brotan las flores y donde aparecen magnates de Palo Alto como Mark Zuckerberg.

Yosi Negrín: 'Zona Cero. Estratos de la nube' (detalle), 2021. Foto: Roberto Ruiz

En todas estas obras la estética es importante, alejándose de la negación de la imagen de sus predecesores. Cristina Spinelli habla del reflejo y la virtualidad con sus charcos fantasmagóricos hechos de látex, maíz morado, flores artificiales o azúcar, bañados con una intensa luz lila. Almudena Lobera deja a la vista las curvas del trazado vectorial que emplea para el diseño 3D de sus jarrones. Y Momu & No Es crea una ópera millennial que habla del éxito actual. Se suman a este elenco otros 6 nombres con proyectos hipermedia. De todos ellos, Raquel Meyer con su lenguaje del teletexto, ahora con un GIF sobre la erupción del volcán de la Palma; el 360º de Marina G. Guerreiro hecho en su cuarto durante el confinamiento; y Roc Herms y sus pantallazos, son sobresalientes. En el aire, una pregunta: ¿Qué ocurriría si internet dejara de existir?

@LuisaEspino4