El Cultural

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Exposiciones

Alfonso, los ojos que retrataron el siglo XX español

La Sala Canal Isabel II reúne en Madrid 144 imágenes de esta saga familiar que capturó los momentos clave de nuestro pasado reciente

5 noviembre, 2021 19:57

Puede que Alfonso sea la firma fotográfica que mejor ha retratado el siglo XX español. Detrás de ella no solo hay una persona sino cuatro. El patriarca del clan fue Alfonso Sánchez García y junto a él trabajaron sus tres hijos varones: Alfonsito, Luis y José. Sus dos hijas también colaboraron con la empresa; Victoria como encargada de las cuentas y Ana de los pedidos. Sin embargo, fueron Alfonso padre e hijo quienes compusieron la mejor crónica visual de una España convulsa. Un recorrido por 144 imágenes es lo que propone la exposición Alfonso. Cuidado con la memoria en la Sala Canal Isabel II de Madrid.

“La importancia de la firma es capital porque es una de las pocas colecciones auténticas de un fotoperiodista que vivió en persona todos los acontecimientos de la época”, asegura Chema Conesa, comisario junto a Ana Berruguete de la muestra que se puede ver hasta el próximo 23 de enero. En ella podemos ver la vida cotidiana y los protagonistas de aquel país que tanto ha cambiado desde entonces. Sus imágenes, siempre nítidas y cercanas, llegaron a una sociedad con un 40 % de analfabetismo.

La audacia y simpatía de Alfonso padre

Esquiadoras en la Sierra de Madrid, 1933

Alfonso Sánchez García (Ciudad Real, 1880-Madrid, 1953), el padre, entró muy joven, con 12 o 13 años, en un importante estudio fotográfico como aprendiz. Tras un año de formación recaló en el taller de Compañy, donde llegó a escalar hasta convertirse en su jefe de estudio. “Alfonso era un señor muy vivo y con una visión extraordinaria de lo que a la gente le gustaba. Observó que en España había avidez por ver fotografías publicadas en revistas y que a la gente le interesaban los acontecimientos diarios”, recuerda Conesa. 

El fotógrafo consiguió que sus imágenes se vieran en las publicaciones gráficas más importantes (entonces llegó a haber 11 en España de las cuales 6 estaban en Madrid) y con su simpatía y su empatía logró ganarse a sus retratados. Con la guerra de África en plena expansión un Alfonsito de 19 años fue enviado a cubrirla convirtiéndose en el reportero español más joven. En 1922 Alfonsito, que había heredado el don de gentes de su padre, consiguió retratar al líder rifeño Abd el-Krim. “La contienda supuso para España 25.000 muertos. Todos los soldados fueron reclutados entre las clases bajas porque las más altas pagaban para evitarlo”.

Todo cambió con la guerra

Proclamación de la Segunda República. Puerta del Sol, Madrid, 14 de abril de 1931

Durante su dictadura, Primo de Rivera quiso “apartar a los fotoperiodistas de la información política. Entonces la saga Alfonso se dedicó a algo que sería una gran éxito: los retratos de la gente sencilla, los oficios, la gente que no hace nada relevante a nivel político o económico pero que tienen sus historias, las fiestas populares, o esas muchachas que participan en un concurso de mata de pelo en las fiestas de la Paloma”, recuerda Conesa. El estudio familiar entonces adquirió fama y pudieron seguir adelante. No hubo nada que escapara a su objetivo: los años 20 y 30, la vida cotidiana de Madrid y sus eventos pero también la otra cara de la moneda, la de la pobreza de la periferia. El recorrido por la historia del siglo XX continúa con una imagen tan mítica como la Puerta del Sol abarrotada de gente ante la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931 pero también su caída. 

En 1942 el titular de El Alcázar, un medio afín a la dictadura franquista, publicó un artículo con una frase que ha servido como título de la exposición: cuidado con la memoria: “un fotógrafo tuvo a gloria difundir su colaboración en la prensa roja. Que se oculte, que trabaje, pero en silencio porque no se puede provocar a los que tienen memoria”. En este punto, la exposición se adentra en un periodo tan convulso como la guerra civil y los inicios de la dictadura franquista. Las imágenes se vuelven crudas y un Alfonso atemorizado nos muestra el horror a través de los cadáveres apilados en las cunetas.

Celebración de la entrada de las tropas de Franco en Madrid, marzo de 1939

El recorrido continúa con Franco y sus tropas entrando a Madrid. El pasado republicano no jugó entonces a su favor y en 1940 se les retiró el carné de periodistas a pesar de que Alfonso hijo se había inscrito en la Falange con el objetivo de poder seguir trabajando en la calle. Tomando una nueva iniciativa decidieron seguir haciendo retratos en un estudio que inauguran en Gran Vía. Tal es su pasión por la fotografía que salen a hacer fotos de los pueblos y los paisajes, “lo que los mantiene vivos”, recuerda Conesa. No fue hasta 1952, dos años antes de morir, cuando Alfonso padre recuperó su carné. 

Hasta el mismísimo Franco

Por su objetivo pasaron literatos como Valle-Inclán, Pío Baroja o García Lorca pero también figuras afines al régimen como Millán Astray y, casualidades de la vida, el mismísimo Franco pidió ser retratado en El Pardo. Lo que no se sabe y nunca se podrá saber es quién estaba detrás de cada imagen pues todas se estampaban con el sello de la empresa. “El personalismo de la firma entonces no existía”, apunta el comisario. Se trataba de “trabajar y vivir de ello. Los fotógrafos no formaban parte de una redacción. Alfonso fue el primero en conseguir un compromiso para que sus fotos se publicaran en los medios”. 

Ramon Maria del Valle Inclán Paseando por Recoletos. Madrid 1930 ©Alfonso. Vegap, Madrid, 2021

La realidad era que a los fotoperiodistas se les pagaba en torno a las siete pesetas por imagen. Sin embargo, este contrato fue clave para que su archivo, que suma más de 120.000 instantáneas, se conserve en el Archivo General de la Administración (Alcalá de Henares). Tan solo un año antes de morir Alfonsito en 1902, este fue admitido como académico de la Real Academia de Bellas Artes y aunque llegó a escribir su discurso nunca llegó a pronunciarlo.

@scamarzana