Image: Picasso, Renoir, De Chirico... así es su Mediterráneo

Image: Picasso, Renoir, De Chirico... así es su Mediterráneo

Arte

Picasso, Renoir, De Chirico... así es su Mediterráneo

19 octubre, 2018 02:00

Hermen Anglada Camarasa: Tormenta en la playa, c. 1925-1930

El Mediterráneo se convirtió, a finales del siglo XIX y principios del XX, en un tema fundamental para la renovación de la pintura en toda Europa. "Se trata de un concepto europeo, de la modernidad que se encuentra con sus raíces. En cada lugar se ve de una manera distinta y fue el verdadero protagonista de todos los movimientos artísticos", explica Pablo Jiménez-Burillo, director de la Fundación Mapfre. Allí se puede ver, hasta el próximo 13 de enero, Redescubriendo el Mediterráneo, una muestra de 138 piezas (de 70 prestadores) de artistas como Sorolla, Pinazo, Renoir, Matisse o De Chirico que nos adentra en sus aguas.

El recorrido comienza en España, donde la renovación artística se perpetró en Valencia de la mano de Joaquín Sorolla e Ignacio Pinazo. Fue Pinazo uno de los primeros en interesarse por la vida mediterránea haciendo del paisaje el escenario principal de sus lienzos. Las costumbres, la playa y las actividades a su alrededor son motivo de las pinceladas de Día de fiesta, En la playa o Marina. Por supuesto, no podemos hablar de esto sin mencionar a Sorolla, el pintor de la luz que hizo del mar el eje de su obra como se puede ver en Al agua o Clotilde y Elena en las rocas. En su caso "lo pintó porque era donde ocurrían las cosas".

Paul Signac: L'Entrée du port de Marseille, 1911

En Cataluña, por otro lado, "se entendió como una idea de identidad nacional, de una nación que reconoce sus orígenes y se convirtió en la seña de su proceso de entrada a la modernidad", sostiene Jiménez-Burillo. Allí, Joaquín Torres-García y Joaquín Sunyer fueron quienes se adentraron en su atractivo. Además, la figura femenina fue también una constante en la pintura y la escultura catalana de entonces.

En Mallorca, donde acaban de vivir de manera trágica su fuerza y fiereza, "el mar está constantemente presente y se centraron en la exaltación del color y el paisaje de colores puros". Allí aterrizó Hermen Anglada Camarasa en 1899. Las zonas rocosas y escarpadas de la isla atrajeron su atención y lo trasladó al lienzo con tintes cósmicos y angustiosos. Asentado en Pollença, a partir de 1914 adquirió un nuevo estilo muy cercano al sentido de pureza de las obras de Joaquim Mir.

Carlo Carrà: La barca, 1928

En París, en el momento en el que la capital francesa era el epicentro del arte, los impresionistas, con Monet a la cabeza, "descubrieron en el Mediterráneo una luz más fuerte y colores más brillantes", arguye Jiménez-Burillo. Desde 1880 y durante las siguientes décadas el sur de Francia fue uno de los destinos preferidos por los pintores que buscaban nuevos horizontes. El tren París-Lyon, que llegó hasta Marsella en 1856, hasta Niza en 1864 y hasta Ventimiglia en 1878, facilitó los viajes hacia el sur. Allí se creó una especie de taller a cielo abierto para varias generaciones de pintores que huían de los embates del mundo urbano. De hecho, cuando se habla de 'los talleres del Midi' se asocia a los lugares donde algunos artistas residieron: Aix-en Provence con Cézanne, Arlés con Van Gogh, Antibes con Picasso, Niza con Matisse, Le Cannet con Bonnard o Cagnes-sur-Mer con Renoir.

En Italia, sin embargo, "se entendió de una manera diferente, más que un tema se trata de un concepto. No hay tantas pinturas directas sobre el mar sino una idea de cómo reconciliar el mundo moderno con la tradición clásica", apunta el director. Con Giorgio de Chirico, continúa, "se dio una intelectualización del Mediterráneo" y proyectó un sentimiento clásico que caminaba hacia la vanguardia. Carlo Carrá y Alberto Savinio crearon escenas que podrían resultar familiares pero que imbuidas en la melancolía remiten al pasado, al clasicismo, recordando que la felicidad de la Arcadia mediterránea nunca volverá a ser la misma. Aunque, entre todos, fue Picasso uno de los mayores embajadores que hizo del Mare Nostrum un concepto y "subrayó la modernidad que necesitaba el mundo clásico para seguir avanzando".