Image: Pilar Albarracín frente a los tópicos

Image: Pilar Albarracín frente a los tópicos

Exposiciones

Pilar Albarracín frente a los tópicos

Que me quiten lo bailao

7 diciembre, 2018 01:00

Vista de la exposición

Tabacalera. Embajadores, 51. Madrid. Comisaria: Pía Ogea. Hasta el 27 del enero

Para volver a Madrid por la puerta grande, Pilar Albarracín (Sevilla, 1968) se hizo acompañar a la inauguración por cien mujeres vestidas de faralaes, en una versión lúdica de su contribución hace unos meses a la conmemoración del bombardeo de Guernica en el Museo Picasso de París. Entonces, los visitantes tuvieron que atravesar un centenar de mujeres vestidas de flamenca tendidas en el suelo en una acción política característica de su trabajo, trágico y sarcástico, que hunde sus raíces en la memoria histórica y en ese tiempo en el que lo typical Spanish publicitado para el turismo era el folclore andaluz.

Cliché ante el que se revolvió la joven Pilar Albarracín hace ya un cuarto de siglo con fotografías de travestis en 100%, la primera exposición feminista en nuestro país celebrada en 1993. Y en acciones en las que, ensangrentada, se tiraba entre escombros en las calles de Sevilla simulando estar muerta para denunciar la violencia de género, porque "lo personal es político", algo que ni por asomo se planteaban entonces las instituciones. Todo eso y más, como los maravillosos dibujos de mujeres barbudas a partir de los modelos de peinados en peluquerías de su infancia, descubrirán los visitantes de Tabacalera al final de esta nada sobrecargada retrospectiva planteada a la inversa. No solo porque en su trayectoria ha trabajado otros temas, también por su ingente producción sobre los tópicos de la mujer andaluza -sujeto paciente local y universal- objeto de esta exposición, que parece surgir de un imaginario inagotable.

La muestra es un festival inagotable de fotografías y vídeos sobre el cliché de la mujer andaluza y lo

La muestra arranca con una rotunda instalación teatral: un paso de Semana Santa invertido y suspendido en el gran patio de entrada, confirmando su fidelidad a una poética neobarroca a la que en los años noventa se adscribirían también Juan Muñoz y Pepe Espaliú desde el posminimalismo, y que Albarracín interpretó bajo la óptica transgresora del apropiacionismo de la cultura popular. Tras pasar por un techo cuajado de colas de faralaes, comienza este festival de fotografías y vídeos donde la propia artista, ante todo performer, encarna el tópico de la mujer andaluza: una mujer que canta y baila, a su manera; pero también carga bombonas de butano, se escapa por la fachada de un edificio de bloques, y se empastilla con los comprimidos bordados en su mantón. Apuñalada y colgada como res. Representaciones de pertinaz actualidad de una España que cambia y permanece, como denuncia la instalación Asnería en homenaje a Goya, nuestro primer moderno.

Recientemente, la artista ha declarado que no tiene aún ninguna obra en la colección del Museo Reina Sofía. Me pregunto qué hace ese Patronato y cuáles son los criterios de adquisición. Y cómo, después de comprometerse hace ya casi una década a estudiar las carencias del museo en obras de artistas españolas, todavía no han localizado este hueco. Es una de nuestros artistas con mayor proyección internacional, con exposiciones individuales y colectivas en museos principales como el Musée d'Art Moderne de la Ville de Paris, Hamburger Bahnhof de Berlín, PS1 del MoMA en Nueva York, Istanbul Modern Sanat Müzesi, National Center for Contemporary Arts de Moscú o el Museo Kiasma de Helsinki. Además de su participación en bienales: Venecia, entre otras.

@_rociodelavilla