Image: Conocer Kandinsky

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Exposiciones

Conocer Kandinsky

Kandinsky, una retrospectiva

16 octubre, 2015 02:00

Detalle de Orange, 1923

CentroCentro Cibeles. Plaza de Cibeles, 1. Madrid. Hasta el 28 de febrero de 2016

Wassily Kandinsky vuelve a Madrid. Casi a punto de cumplirse el 150 aniversario del nacimiento, CentroCentro Cibeles celebra un extenso recorrido por su obra con una gran retrospectiva que abarca cuatro décadas de su evolución pictórica, desde las primeras obras figurativas hasta las exuberantes abstracciones llenas de color. Es una de las mayores monográficas dedicadas en España al pintor ruso, con más de un centenar de lienzos, acuarelas, dibujos y grabados que llegan a Madrid el próximo martes 20 de octubre de los fondos del Musée National d'Art Moderne, Centro Pompidou de París. Tesoros que pertenecían a la colección personal del artista y que fueron donados al museo francés por su viuda. Imprescindible.

No es difícil prever que con esta exposición en CentroCentro Cibeles vaya a cosechar éxitos de público. El carisma de Wassily Kandinsky (1866-1944), profeta-pintor cuyo anuncio de un arte abstracto y espiritual en torno a 1910 fue escuchado por tantos de sus jóvenes colegas, sigue intacto hoy, ciento y pico años después y casi a punto de cumplirse el 150 aniversario del nacimiento del artista, pero además, por si fuera poco, su nombre se ha ido granjeado un público cada vez más amplio y más internacional. Son pocas las obras de Kandinsky que se conservan en España y pocas también las ocasiones de ver conjuntos significativos de su producción. Esta retrospectiva está compuesta de un centenar de pinturas, dibujos y estampas que ofrecen una imagen muy completa del conjunto de su trayectoria, con hitos tan destacados como, entre otros, los cuadros Improvisación III, de 1909, y En gris, pintado en 1919, por lo que pocos querrán perderse la cita.

Las piezas más tempranas de la muestra son varias pinturas de los primerísimos años del siglo XX, muy raras de ver en original, que revelan los rudimentos tardoimpresionistas que lo ocuparon en sus inicios. La decisión de Kandinsky de dedicar su vida a la pintura se produjo tan tardíamente como la de Vincent van Gogh, ya cumplidos los treinta años. El hasta entonces jurista ruso se trasladó en 1896 a Múnich con objeto de hacerse aprendiz de artista, para lo que buscó el taller de Anton Azbé, su principal maestro. Con todo, su compulsiva creatividad le llevó pronto a la escena de los profesionales, destacó entre los innovadores del Jugendstil, fue con Jawlensky el principal introductor del fauvismo en Alemania, contribuyó a fundar y presidió la Nueva Asociación de Artistas de Múnich,

La sección más intensa de la exposición es el conjunto de obras de la etapa rusa, correspondientes a los años que van de 1914 a 1921

y para 1911, a los quince años de su llegada a la capital bávara, la autoridad carismática de Kandinsky se proyectó con energía de profeta, cuando publicó en un inhabitual y espléndido alemán su libro programático De lo espiritual en el arte y creó junto a Franz Marc la Redacción El Jinete Azul, absolutamente decisiva para la nueva cultura artística centroeuropea en el período que alcanza hasta 1914. Muy consecuentemente el año creativamente crucial de 1911 está señalado en la muestra con una importante obra realizada entonces: Impresión V (Parque).

Detalle de Improvisación III, 1909

El modo en el que se articula la exposición es sencillo. Distingue cuatro secciones, en correspondencia con cuatro grandes épocas, la primera de las cuales sería la etapa de formación en Múnich, hasta el alumbramiento de la abstracción pura, esto es de 1896 hasta 1914. A esta sigue la etapa rusa, desde 1914 hasta 1921, la nueva estancia en Alemania como maestro de la Bauhaus hasta 1933, y su exilio en Francia los últimos once años de su vida, cuarta y última sección de esta retrospectiva. La comisaria, Angela Lampe, conservadora del Musée national d'art moderne de París (Beaubourg), ha buscado la fórmula más sintética y llana para ordenar las obras. Como ha tenido muchas a su cargo, está más que fogueada en la realización de exposiciones temporales; y, si era reconocible un muy ajustado sello divulgativo en otras muestras monográficas que preparó en el pasado, esta no hace excepción. Pero de la que hablamos es además, por su propia naturaleza, una muestra llamada a no hacer excepción, sino a hacer accesible un conjunto de obras. Todos los préstamos proceden del Musée national d'art moderne, Centre Georges Pompidou. Forman parte del legado Nina Kandinsky, que este museo parisino recibió en donación en 1976 y, en su mayor parte, ya en herencia tras la muerte de la viuda del pintor en 1980. Gracias a esa colección el Beaubourg compite ventajosamente con la Lenbachhaus de Múnich y el Solomon R. Guggenheim Museum en la más densa representación de la obra de Wassily Kandinsky a nivel planetario. Pero con lo muy extenso de sus colecciones de Kandinsky le ocurre al Beaubourg como con tantas otras secciones de su patrimonio: este es tan grande que apenas puede mostrar al público una pequeña parte de lo que posee. La creación de establecimientos periféricos, satélites del museo principal, así como el trabajo en exposiciones temporales que, como esta de Madrid, permiten difundir partes de las colecciones no expuestas permanentemente, sirven desde hace algún tiempo de válvulas de escape. La muestra del CentroCentro realiza, así pues, un doble esfuerzo de difusión: difusión de la obra de Kandinsky y difusión de las colecciones del Beaubourg. Previamente había sido expuesta en otro estupendo espacio, aunque muy distinto al de aquí, el Palazzo Reale de Milán.

Detalle de En gris, 1919

Con toda probabilidad conforma la sección más intensa de esta muestra el conjunto de obras correspondientes a la etapa de Rusia, a los años que van desde diciembre de 1914 hasta diciembre de 1921. Presenta, por ejemplo, un grupo de dibujos a tinta de 1915, cuyas cualidades expresivas llamarán fácilmente la atención, y la muy excepcional pintura de comienzos de 1916 Cuadro sobre fondo claro. Durante el año 1915 Kandinsky no pintó al óleo, y su trabajo se concentró en el dibujo y la acuarela. "Aprendo, por así decir, el arte del orfebre", escribió en noviembre de ese año a Gabriele Münter, en referencia a su dedicación plena al formato más pequeño, sobre papel. Pero a finales de 1915 se trasladó a Suecia, para ser huésped de Münter durante tres meses, muy productivos en lo artístico; allí retomó la pintura al óleo. Lo hizo de forma destacada con el citado Cuadro sobre fondo claro. En esa época fronteriza entre el antes y el después de la Gran Guerra, entre el final de su relación sentimental con Gabriele y su boda con Nina en 1917, entre la "lucha por el arte nuevo" en Múnich y el trabajo artístico en la Rusia revolucionaria, Kandinsky hizo algunas de sus mejores creaciones, sintonizando con el canto del cisne de su época muniquesa. Pero esa estela de su pintura anterior se entrevera además con nuevos ensayos, incluso con óleos en los que recupera la afición al paisajismo naturalista, como en el conjunto de cuadros que aquí se nos muestra realizados en 1917 por el recién casado Kandinsky en la casa de campo de la familia Abrikosov en Akhtyrka. Es más, tras la Revolución de octubre Kandinsky entra en una nueva dinámica creativa. Trabaja en la educación artística y en la reforma de los museos con diversos comisariados y establecimientos revolucionarios, como los Talleres Nacionales de Arte Libre, que dirigió entre 1918 y 1920. La pintura de Kandinsky, que por entonces se mide con las obras de Tatlin, Rodchenko y otros, se transforma hacia un mayor sintetismo formal, como el que se manifiesta ya en el lienzo En gris, de 1919, presente en la exposición.

Gelb-Rot-Blau, 1925

Precisamente gracias a su trabajo para la sección internacional del Comité de Artes Plásticas (IZO), quedó encargado de establecer relaciones con organizaciones artísticas en Alemania, adonde se trasladó con su esposa en diciembre de 1921 para nunca más regresar a Rusia. Al mes siguiente se iniciaron los trámites para la contratación de Kandinsky como maestro de la Bauhaus en Weimar, a cuyo cuerpo docente se incorporó en junio de 1922. La época Bauhaus, tema de la tercera sección de la exposición, está espléndidamente representada, con el álbum Pequeños mundos, el lienzo Trama negra y el cuadro monumental, ya de 1925, Amarillo-rojo-azul (Gelb-Rot-Blau). Se hace muy sugestivo el diálogo que se establece en la exposición entre esas obras tan acabadas y los dibujos con una función docente que preparó para su libro
Del taller de Neully-sur-Seine salieron numeraosas pinturas y dibujos pertenecientes a un mundo artístico por completo diferente del de Múnich, Moscú y la Buhaus
El punto y la línea sobre el plano, publicado por la Bauhaus de Dessau en 1926. La constelación de la Bauhaus, que con tanta musa contó para la docencia, no fue menos fecunda en la productividad artística, pese a las dificultades innumerables y a la persecución política de las que fue víctima. Kandinsky en concreto durante esos diez años largos de maestro en la Bauhaus pintó no menos de 350 óleos y casi el doble de acuarelas. Hubiera sido deseable que el préstamo del Beaubourg se completara con el lienzo Desarrollo en marrón, una pintura de su propiedad que es exactamente la última que Kandinsky pintó antes de abandonar la Alemania nazi en 1933, en dirección a Francia.

La exposición se completa con otras dieciséis obras del último decenio de su vida. De su también fecundo taller de Neuilly-sur-Seine salieron numerosas pinturas y dibujos para entrar en interlocución con un mundo artístico por completo diferente del de Múnich, Moscú y la Bauhaus. Hans Arp, Joan Miró, Fernand Léger, los artistas de Abstraction-Création, fueron sus más próximos en la escena parisina. La paleta de Kandinsky se endulzó, ganó amabilidad, el geometrismo cedió al gusto por las formas orgánicas. Incluso el nuevo repertorio de elementos biomórficos no se pintaba como antes, sino cargando, por ejemplo, con arena los pigmentos, diferenciando tactilidades, explorando de nuevas el universo de sinestesias, fábulas sin tema, nuevas dimensiones sensitivas y apocalipsis intelectivas que informaron de principio a fin su obra artística.