Image: Excederse, Julio Galeote

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Exposiciones

Excederse, Julio Galeote

Casualidad y coincidencia

23 enero, 2015 01:00

Excess 3, 2013

Sociedad anónima. Gran Vía, 15, 3D. Madrid. Hasta el 20 de febrero. De 700 a 6.200 euros.

Aquello que sobra o, mejor, que ha sobrado, es lo que centra las series más recientes del fotógrafo Julio Galeote (Madrid, 1977), las tituladas Excess (2013) y Reminder (2014), que ahora se muestran en Sociedad Anónima, un nuevo espacio que ha abierto en Madrid a comienzos de esta temporada y que desde un piso en uno de los ejes de la ciudad, en la calle Gran Vía, escapa conscientemente de los circuitos establecidos del arte contemporáneo de la capital. Se trata de un proyecto que se concentrará en artistas españoles y europeos, entre los que ya se encuentran Elena Blasco, Sofía Jack y Alfonso Galván, un pintor del enigma al que había que volver a mirar y con el que se inauguró la galería como una forma de manifestar los objetivos de su programa.

Volver a mirar es lo que nos propone Galeote con estas obras que están protagonizadas por excedentes, por aquello que ha rebasado lo que se tenía previsto o por lo que se pensó para un por si acaso y nunca se llegó a utilizar. Si en una serie anterior, Inside Out (2008), se ocupó de lo contenido y de sus contenedores, vaciando estanterías, armarios, o neveras para mostrar lo que encerraban y romper con las ideas de dentro y fuera, ahora se interesa por lo sobrante, lo que desborda y quiebra también los límites, aquello que había sido limitado. Son objetos que iban a ser olvidados en el rincón de un almacén, quedándose eternamente a la espera, o que directamente se habían desechado, pasando a ese extraño limbo del desperdicio. El artista les da nueva vida, transformándolos en eso que hay que ver porque nunca se le ha prestado suficiente atención y se ha pasado por alto. Los rescata de ferias, presentaciones y eventos comerciales, que siempre son efímeros, pensados para un momento concreto y con una duración determinada que no va más allá, y los lleva a su estudio para que encuentren su lugar.

En Excess, los coloca como si fueran personas a las que va a retratar. Estos objetos posan, con lo que la pose tiene de puesta en escena teatral, y se recuperan. En algunos casos, adquieren las cualidades de escenografías o de elementos de atrezo. Están en el estudio pero también forman parte de él. Llegan a ser de algún modo el mismo estudio. Escenario y personajes se confunden. Fondo y primer plano se mezclan. Realidad y ficción se hacen indistinguibles.

Ellos, los restos, terminan por identificarse con la propia fotografía que ha sido entendida como huella, como residuo de un acontecimiento, como lo único que ha quedado de un tiempo específico, una memoria, un recordatorio, tal y como evidencia el título de una de la series, Reminder. En estas obras, las ultimísimas, los objetos dan un paso adelante y se fugan de las fotografías, como sucede con el toldo tropical que protege una imagen doblada que sólo puede intuirse. Ya no están instalados en el taller del artista, sino que son instalaciones en la galería, de lo privado han pasado a lo público. Aunque, quizás, la que huye de lo que se suponía que tenía que ser es la fotografía misma, porque se ha excedido, ha superado sus márgenes, hoy ya es otra cosa.