Image: Generaciones 2014: sin cuotas ni tópicos

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Exposiciones

Generaciones 2014: sin cuotas ni tópicos

Generaciones 2014

25 abril, 2014 02:00

Greta Alfaro: A very crafty and tricky contrivance 1, 2012

La Casa Encendida. Ronda de Valencia, 2. Madrid. Hasta el 4 de mayo.

No me había dado cuenta hasta que he puesto la lista de seleccionados ante mí, dispuesta a escribir este artículo sobre una de las mejores ediciones de Generaciones, convocatoria para jóvenes artistas de Obra Social Caja Madrid: de los diez, nueve son mujeres. Y ninguna de ellas se pliega a los tópicos sobre el arte femenino. Nunca había visto una proporción tan elevada fuera de festivales de mujeres y demás actividades reivindicativas o "positivamente discriminatorias". Presumo que Óscar Alonso Molina, Susana de Blas y Selina Blasco, como preseleccionadores, o Ferran Barenblit, Juan Gaitán y Eva González-Sancho, como jurado, han buscado sencillamente lo mejor, así que me congratulo aún más, al vislumbrar el momento cercano en que dejaremos de hablar de injustos olvidos y de injustas cuotas. En ninguna parte, ni en el catálogo ni en las diferentes vías de difusión de la exposición, se menciona esta mayoría absoluta, y eso también es un signo de normalización. Diría que, en este proceso, centros de estudio y de producción, convocatorias como ésta e instituciones van por delante del mercado. Falta que galerías y coleccionistas apuesten con decisión por estas últimas hornadas de muy destacadas artistas.

Hay otros puntos en común entre los seleccionados. Prácticamente todos han estudiado, al menos en parte, en el extranjero -con preferencia por Reino Unido- o han disfrutado de residencias en las que se han originado algunos de los proyectos. Atención a la proporción de artistas de origen o formación en Valencia, que tiene mucha y muy buena cantera para superar el depauperamiento provocado por ciegas políticas culturales y mala gestión.


Belén Zahera: Her name was Krõõt'. Image correspondence , 2013-2014

Ignacio Cabrero, comisario de la muestra y coordinador de cultura de La Casa Encendida, ha subrayado en el montaje la ambición instalativa que tienen la mayoría de los proyectos, con una teatral iluminación poco habitual en estas citas. También queda patente la condición de "proyecto" de cada una de estas diez pequeñas exposiciones yuxtapuestas, casi siempre bien justificado: me convence la interacción de elementos audiovisuales de Leonor Serrano pero no su relación con las colecciones artística estatales y creo que Nora Barón podría explicar mejor cómo funcionan esos abismos de significación que tienden puentes entre las enigmáticas piezas de su instalación. Comparten todos, y van muy con estos tiempos artísticos, el deseo de mostrar cómo un contexto específico crea o impone valor simbólico, cómo construye o transmite una ideología y cómo revela transformaciones históricas que afectan a nuestro presente.

A menudo en relación paradójica con la ciencia u otras formas de elaboración de conocimiento. Destacaría el oleaje warburgiano de vetas de madera y piedra oscura de las sofisticadas esculturas de Belén Zahera; el cuestionamiento del lenguaje museográfico científico y la catalogación del mundo natural que comparten Mariona Moncunill y Eduardo Hurtado; la fantasmal representación del paisaje deshabitado de la Tierra de Campos, con sus espectrales hitos arquitectónicos, de Sara Munguía; la recreación histórica, a través del insólito punto de vista de una rata, de una oficina decimonónica, metáfora del orden social; la esculturización que efectúa Tania Blanco de una información posible, no sujeta a los intereses empresariales de los medios; y, en Andrea Canepa, el metódico mapeado de efemérides latinoamericanas que conforman un calendario para el apuntalamiento de identidades nacionales o locales.