Image: La caricia siniestra de Kiki Smith

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Exposiciones

La caricia siniestra de Kiki Smith

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27 marzo, 2008 01:00

Miss May 4, 2007.

Galería Estiarte. Almagro, 44. Madrid. Hasta el 8 de mayo. De 1.900 a 22.000 E.

Todo un acontecimiento. Desde que en 1998, cuando la galería Metta presentó una exposición individual de Kiki Smith, a la obra de la genial escultora sólo había podido accederse en nuestro país a través de colectivas, en centros institucionales y ferias. Aunque precedida por la excelente Bourgeois, Smith, Spero en Estiarte en 2005, la exposición actual vuelve a evidenciar el enorme esfuerzo divulgativo del arte reciente llevado a cabo por las más importantes galerías madrileñas (a la espera de un mayor énfasis por parte de las instituciones). La importancia de esta muestra, además, viene redoblada al celebrarse tras el cierre de la gran retrospectiva dedicada a la artista que ha itinerado por Estados Unidos y México, desde 2005 a 2008 (SFMOMA, Walker Art Center, Contemporary Arts Museum de Houston y Whitney Museum of American Art, Museo Tamayo y Fundación/Colección Jumex) y después de la destacada exposición Kiki Smith: Prints, Books, and Things (MoMA, 2003), que encumbró a la artista neoyorquina (hija de Tony Smith, nacida en Nuremberg, en 1954) como una de las más polifacéticas grabadoras y creadora de múltiples de nuestro tiempo.

Centrada en la obra sobre papel de la última década, con las más variadas técnicas (aguafuertes iluminados a mano, fotografías, collages, litografías, impresiones digitales …), más dos magistrales porcelanas procedentes de la gran instalación Homespun Tales: a tale of domestic occupation en la Fondazione Querini Stampalia de Venecia en 2005, esta pequeña Wunderkammer presenta un buen conjunto de los diversos temas y series desarrollados por Smith, además de dos pinturas en técnica mixta sobre cartulina de principios de los ochenta (Teeth Drawings), que contrastan en su estilo convulso y abigarrado con la producción reciente.

Es difícil no dejarse seducir por el trabajo de Kiki Smith, al tratarse de una de los artistas más originales de nuestra época, con un lenguaje muy personal renuente a clasificaciones. Pues Smith, declarada feminista y encuadrada en sus inicios en la vuelta a la figuración (en la estela del body art) y la estética de la abyección y la vulnerabilidad (junto a Robert Gober, p.e., al que todavía se emula aquí en las piernas postradas de Home y Still, de 2006), en su evolución ha ido escapando de estas referencias, para reafirmarse en una ascendencia vagamente surrealista en donde confluiría en algunos momentos con la sensibilidad onírica de Leonora Carrington, la síntesis de iconografía autobiográfica y animal de Frida Kahlo, la inspiración en los cuentos populares de Paula Rego (Red Cap) y el interés por el simbolismo de las diosas ancestrales en la religión comparada característica de Louise Bourgeois (Spinster). Siempre bajo la impronta de la reafirmación en esta tradición del poder de la subjetividad para plasmar un universo femenino, frágil y nocturno, ingenuo, perverso y mágico, en el que se funden los reinos animal, vegetal y humano, para provocar un exorcismo delicado de traumas y vejaciones (Flower Farts, Constellations), a través de formatos intencionalmente reducidos y grafías fragmentadas, modestas y repetitivas.

Así, la finísima serie Touch, donde Smith exprime la siniestra perversión subterránea de la aparentemente superficial decoración floral decimonónica y colonial. Y las maravillosas pequeñas esculturas en porcelana -subvirtiendo las de Sèvres, de la colección Querini- Mujer con buhó y Mujer con serpiente, gemas de extraordinaria ejecución que ningún aficionado al arte puede dejar pasar la oportunidad de contemplar.