El índice de incertidumbre de España superó en enero al de Europa por primera vez desde julio de 2011. El hecho es relevante porque el indicador español es un subcomponente del europeo y viene a señalar que la incertidumbre española se ha disparado mucho más por razones locales que por los factores que también afectan a los demás países del continente. Esto ha sucedido muy pocas veces en los últimos 15 años y sólo de manera puntual.

El dato corresponde al Índice de Incertidumbre de la Política Económica (IPE) que elaboran los profesores Scott Baker, Nick Bloom y Steven Davies en EEUU con una metodología basada en menciones periodísticas de la palabra incertidumbre, los cambios fiscales previstos a medio plazo y el nivel de desacuerdo en las previsiones de los analistas.

Índice de Incertidumbre de la Política Económica (IPE) que elaboran los profesores Scott Baker, Nick Bloom y Steven Davies

Índice de Incertidumbre de la Política Económica (IPE) que elaboran los profesores Scott Baker, Nick Bloom y Steven Davies

El indicador para España, que se calcula desde 2001, ha permanecido históricamente por debajo del europeo con la excepción de una serie de picos registrados entre 2002 y 2003, durante la segunda Guerra del Golfo. La última vez en que de forma puntual el indicador español se situó por encima del europeo fue en abril y en julio de 2011. El indicador europeo se calcula con las cinco grandes economías de la zona: Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España.

Desde agosto de 2015 (104,7 puntos) hasta enero de 2016 (276,3 puntos), el IPE ha experimentado un fuerte aumento que incluso supera los incrementos registrados durante la crisis de la prima de riesgo. En aquellas fechas de 2012, además, el indicador español nunca superó al europeo.

Jesús Fernández-Villaverde y David López Salido han estudiado en un artículo en Nada es Gratis el indicador de Baker, Bloom y Davies, el cual pese su sencillez está demostrando una gran capacidad para medir la incertidumbre de la política económica. Ambos expertos calculan que el impacto de ésta en la economía española puede restar entre 0,4 y 0,7 puntos porcentuales al crecimiento del PIB en los próximos trimestres. Esto puede traducirse en una subida de 70 puntos en la prima de riesgo y 126.000 empleos menos. "Con subidas de la incertidumbre más persistentes (como con las que creemos que nos enfrentamos en este momento), los efectos serían consiguientemente mayores", afirman los autores.

Otros indicadores que miden incertidumbre también se elevaron en el mes de enero. Es el caso del indicador I3E que calcula en el IESE un equipo que encabeza el profesor Miguel A. Ariño. El I3E subió en enero nueve puntos, situándose en 82 en una escala de 0 a 200. Este índice integra la evolución del precio del crudo, los índices bursátiles, la evolución de las divisas y de la deuda española. Los factores que más han pesado en los cambios de enero han sido el petróleo y las bolsas.

Los autores del IESE sacan una conclusión que diverge con lo que revela la evolución del índice IPE de enero: “La incertidumbre política en España no está afectando al clima económico. De hecho, la incertidumbre sobre la deuda española está en 0 y no hay dudas sobre la solvencia económica de España. Sin embargo, sí que está subiendo mucho la incertidumbre en la bolsa y sobre todo la del precio del petróleo, lo que indica efectivamente que este aumento de la incertidumbre económica en enero es debida a la situación macroeconómica internacional, más que a causas específicas de España”.

La explicación de esta divergencia puede residir en la misma paradoja que afecta a la inflación: todo depende de dónde se toma la temperatura, en la economía real no ha habido inflación, pero en los activos bursátiles, sí. Conocer esto permite aquilatar la capacidad predictiva de un indicador. El IPE está muy pegado a la actualidad política de cada país ya que se basa en menciones periodísticas. El I3E, sin embargo, se basa en indicadores de mercado, recoge muy bien la coyuntura exterior, pero es menos sensible a la política española ya que su único sensor al respecto es la evolución de la deuda pública, la cual suele reflejar con bastante retraso los cambios políticos.