Es una sicav (sociedad de inversión colectiva) pequeña, de nueva generación, surgida del contacto entre inversores particulares en las redes sociales y los foros de Internet. Cobró vida en mayo 2015 después de cinco años en proceso de gestación y se ha convertido en una sensación en el mercado español, después de navegar con éxito bajo las tormentas financieras de los últimos nueve meses.

Smart Social Sicav, promovida por José Sánchez Molero y Antoni Fernández, acumula una rentabilidad del 6% frente a la abrupta caída de los índices en el mismo periodo. El Ibex 35, la referencia bursátil española, cae un 22%, mientras que el Dax alemán cede un 16%, un 13% el Cac francés o un 16% el Eurostoxx. También destaca frente a los índices de Wall Street: S&P 500 (-8,6%), Dow Jones (-9%) y Nasdaq (-8%). En cinco de los nueve últimos meses se ha encaramado a la primera posición de las sicavs españolas de más de 500 accionistas en términos de rentabilidad.

Evolución de la sicav frente a otros índices. R. J. L.

Desde su nacimiento es una de las 25 mayores sicavs de las 3.200 que existen en el mercado español. No tiene mariachis, sino que uno a uno se fueron uniendo cientos de particulares hasta convertir una simple idea en un vehículo de inversión profesional. La red social de inversores Unience, dirigida por Vicente Varó, jugó una papel central como punto de reunión. Hoy cuenta con 730 accionistas, un 32% más de los 553 que comenzaron la andadura en la sicav. Desde entonces el patrimonio de Smart Social se ha duplicado, tras elevarse de 5,3 a 13 millones de euros.

Según sus datos, el promedio de inversión se sitúa en los 17.000 euros por accionista, sólo hay unos pocos con más de 100.000 euros invertidos y ninguno de ellos tiene más del 8%. Es un caso excepcional. No hay otra sicav con ese número de socios iniciales y, sobre todo, surgida de una asamblea virtual en los foros. Tras la brillante trayectoria de sus primeros meses, incluso otras sicavs han terminado comprando sus acciones, que cotizan en la Bolsa española como cualquier otro título.

¿Cómo lo hacen?

¿Cuál ha sido su secreto para batir una y otra vez al mercado? Sólo invierten en activos de máxima liquidez como acciones de grandes compañías y futuros sobre índices como el alemán Dax o el S&P. La liquidez es un elemento de seguridad para cualquier gestor porque permite invertir y deshacer la posición sin riesgo a quedarse atrapado por no encontrar contrapartida (alquien que compre o venda, según el caso). La rentabilidad ha venido del uso de posiciones cortas para preservar el capital, así como de una práctica poco habitual entre los inversores profesionales: no invertir nada. Esta máxima prudencia ante determinados eventos consiste en retirarse al descanso de la liquidez para evitar eventos de alta volatilidad para las inversiones.

“El día anterior a la convocatoria del referéndum de Grecia (junio) decidimos cerrar todas las posiciones y entrar en liquidez”, recuerda Antoni Fernández en conversación con EL ESPAÑOL. Lo mismo sucedió con otros episodios de gran agitación en la segunda mitad de 2015: el flash crash de China en agosto, el derrumbe de los precios del petróleo, la subida de tipos de interés de la Reserva Federal en diciembre o, de modo más reciente, el crash bursátil de enero. De todos ellos, Smart Social ha salido indemne.

En enero terminó con una rentabilidad del 1,02% frente a los visibles descensos registrados en los principales índices. En este mes, todas las posiciones eran largas (alcistas). “Lo más destacable de los resultados es que han sido nueve meses muy intensos en los mercados y mantenemos la rentabilidad”, explica José Sánchez, presidente y principal promotor de Smart Social Sicav. No le falta razón. Justo en ese rango temporal ha pasado de todo. “Nos comparan con otros productos en el conjunto de 2015, pero hay que tener en cuenta que entre enero y mayo del año pasado la bolsa subió mucho y algunos fondos y sicavs vivieron de aquellos resultados, pero en el segundo semestre, los mercados han caído de forma abrupta”, añade.

José Sánchez y Antoni Fernández.

¿Cómo surgió todo?

Todo arrancó en los corrillos bursátiles en Internet. Allí se comparte información, datos, opinión y resultados entre los inversores. Sánchez Molero es la figura institucional en Smart Social Sicav, amén del principal promotor de una historia propia de una película. El protagonista sería Antoni Fernández, que antes invertía por su cuenta, compartía los resultados de las operaciones y era seguido a través de la red social Unience y Twitter por otros muchos adeptos del mercado por su capacidad para salir airoso de sus operaciones de trading (inversiones de corto plazo).

Uno de esos seguidores era Sánchez, a quien se le ocurrió que aquello podía ir un poco más allá. “Hace cinco años lancé en Unience una iniciativa llamada "Incubadora de Gestores". La intención era buscar talento independiente en la gestión de activos y darle visibilidad. Yo estaba observando que había particulares con un alto grado de preparación que estaban consiguiendo mejores resultados que muchos profesionales y era una lástima”, explica Sánchez, que hizo una convocatoria a los traders de Twitter o Unience para auditar sus operaciones bursátiles y ver si era real lo que publicaban en sus respectivos perfiles.

“Se apuntaron cerca de 40 y, de todos ellos, elegimos a Antoni”. Sánchez publicó un post en el que se comprometía a invertir 100.000 euros en un futuro fondo bajo la gestión de este trader. La iniciativa pronto fue suscrita de manera virtual por otros inversores, que individualmente expresaron su compromiso en participar. “Es una persona autodidacta, con miles de horas en el mercado, una pasión ilimitada y una pericia contrastada que me he encargado de auditar durante meses (...) No tiene títulos, masters en mercados bursátiles ni el amparo de un gran Banco a sus espaldas. Busquen honestidad, pericia y entrega”, dice Sánchez sobre el gestor.

A partir de ahí comenzó un camino tortuoso para crear la sicav, una figura que goza de ‘mala prensa’ porque es usada por grandes patrimonios para pagar menos impuestos, pero que cuenta con la misma fiscalidad que un fondo de inversión, donde tienen sus ahorros y pensiones millones de españoles. Según datos de Inverco, hasta 250.000 millones están invertidos en estos productos.

La andadura que comenzó Sánchez pronto se encontró sus primeros escollos. La legislación exige un mínimo de 100 socios y un capital de unos 2,4 millones de euros. Sin embargo, el marco normativo de las sicavs no parece ayudar a su naturaleza de inversión colectiva. Uno de las principales trabas es, por ejemplo, que para crear una sicav se tienen que reunir las firmas de todos los componentes de la misma en el mismo día. Para Smart Social, que se creó en Internet y tenía cientos de inversores de diferentes puntos de la geografía, no fue un evento insalvable. Con la ayuda de Inversis, la sociedad gestora de la sicav, y GPM, el bróker a través del que efectúan las operaciones, lograron finalmente dar el salto definitivo. La aprobación en la CNMV fue el último empujón a un proyecto de cinco años, que en varias ocasiones ha estado al borde de quedarse en el camino.

Noticias relacionadas