Los aficionados españoles de la Fórmula 1 que este domingo vean el Gran Premio de Abu Dhabi, la última carrera del campeonato 2017, lo harán sin saber dónde podrán seguir la siguiente prueba del 23 de marzo en Australia, la primera del 2018. Movistar, dueño de estos derechos desde 2014, no ha renovado todavía la emisión dejando en el aire un torneo que emite en exclusiva desde hace dos años.  

De esta manera, la emisión de la F1 en España no tiene dueño a falta de cuatro meses para que comience el nuevo campeonato. Fuentes del sector consultadas por EL ESPAÑOL indican que todavía queda tiempo para llegar a un acuerdo en una negociación que ya tuvo sus primeros contactos en marzo, a comienzos de esta temporada.

Con todo, la adjudicación del próximo contrato de emisión de la Fórmula 1 en España llega en un momento de muchos cambios para los derechos televisivos del “gran circo”. En enero Liberty Media se hacía con la gestión de la Fórmula 1 poniendo fin al reinado de Bernie Ecclestone, que durante 40 años dirigió los destinos comerciales del campeonato.

Equipo de retransmisiones de la Fórmula 1 de Movistar.

Liberty Media quiere una nueva F1

Liberty Media ha señalado durante este año que quiere hacer algunos ajustes en el campeonato para buscar más rentabilidad. Los principales cambios que han deslizado es la gestión propia de sus derechos audiovisuales en algunos mercados mediante la creación de un canal propio en streaming y un mayor mimo a los patrocinadores del campeonato, lo que obligaría dar mayor importancia a la emisión en abierto, algo que parecía olvidado en el modelo anterior.

En verano Liberty decía públicamente que la vuelta de las retransmisiones de los grandes premios en abierto solucionaría la caída de impacto mediático de sus patrocinadores. Si un número mucho mayor de aficionados pudiera seguir las carreras, se evitaría también el problema de la ausencia de las marcas en la percepción colectiva de los aficionados.

En Estados Unidos, Liberty ha firmado un nuevo contrato con ESPN, arrebatándoselo a NBC, con el objetivo de poder realizar en paralelo una señal propia para emitir sus carreras. Esto también ha abierto la puerta al interés de otras plataformas de servicios en streaming como Netflix, aunque de momento no hay nada confirmado en este sentido.

Chase Carey, presidente de Liberty Media.

Nuevas condiciones

Esto significa que, pese a que la Liberty ha reconocido que los cambios serán graduales, se abre un escenario de negociación completamente diferente al planteado en 2014 cuando Telefónica compró los derechos a golpe de talonario. Hace cuatro años no existían los operadores de pago OTT y tampoco existía el interés del dueño de los derechos de repartir las carreras con el abierto.

La situación de Telefónica en 2014 también era radicalmente distinta. La operadora utilizaba la compra de Mundial de F1 y el de Moto GP -que tiene un año más de contrato con Movistar- para relanzar su plataforma de televisión, creando dos canales propios. 

Nunca trascendieron las cifras, pero el montante fue tan importante que les permitió emitir los dos campeonatos en exclusiva desde el año 2016, apartando del mercado a los dos gigantes en abierto en España: Mediaset, que hasta el momento era el canal de las motos; y Atresmedia que emitía la Fórmula 1.

Fernando Alonso, el principal activo de las emisiones de Fórmula 1 en España. LYNN BO BO Efe

Revolución de los derechos en 2014

Con el objetivo de aumentar sus abonados Movistar se lanzaba a por los productos premium. Un movimiento que cambió por completo el mapa de los derechos audiovisuales en España ya que desde esa fecha el abierto comenzó a perder el control de los eventos deportivos y todos los grandes campeonatos pasaban al pago.

No obstante, cuatro años después Movistar no tiene claro seguir apostando por derechos deportivos por su elevado coste y su baja rentabilidad. En el caso de la Fórmula 1 sus temporadas de exclusividad del gran circo coincidieron con los peores años de Fernando Alonso en la Fórmula 1, lo que necesariamente redujo las audiencias y el impacto mediático del campeonato.  

Telefónica ha dicho en muchos foros que su apuesta es realizar contenidos propios y exclusivos e invertir en series y programas que no se encuentren en otros competidores. En el caso del fútbol han dicho directamente que no están interesados en seguir engordando la burbuja, después de dos años "ruinosos" sin poder rentabilizarlo.

Cartel promocional de Vodafone de la Fórmula 1.

Compartir contenidos con Vodafone

En contra de la renovación de Movistar también juegan los dictámenes de Competencia que le han obligado a compartir sus contenidos premium de deportes. Después de las denuncias de Vodafone, desde este año los canales F1 y Moto GP también se pueden ver en otros operadores. Telefónica se queja en privado de que estas resoluciones atentan contra la posibilidad de rentabilizar sus contenidos al no poder ser exclusivos.

En cualquier caso si Telefónica no compra la Fórmula 1, quedarían pocas opciones para ver el gran circo en España en 2018. Mediapro, dueño de los derechos para Latinoamérica ha dicho que no tienen interés después de gastarse más de mil millones de euros en la última Champions League.

Las televisiones en abierto tampoco están por la labor después de un año 2017 con caída de sus ingresos por publicidad. ¿Nuevas plataformas como Netflix? No se descarta, aunque otras fuentes reconocen que España no es un mercado lo suficientemente maduro para dar este salto. 

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