César Alierta, expresidente de Telefónica.

César Alierta, expresidente de Telefónica. EFE

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Alierta lidera la ampliación de capital en Prisa para apartar a Cebrián

El presidente ejecutivo vuelve a estar en la cuerda floja después de que los Polanco y Amber rechazaran la oferta por la editorial Santillana.   

22 septiembre, 2017 02:19

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César Alierta encabeza una nueva ofensiva para apartar a Juan Luis Cebrián de la presidencia de Prisa. El expresidente de Telefónica, apoyado por el grupo Henneo y Amber Capital, está detrás de la ampliación de capital que hace una semana solicitaron los accionistas rebeldes en el seno del consejo de administración, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL.

Prisa necesita liquidez para solventar el actual desequilibrio patrimonial que mantiene la sociedad y que podría provocar su disolución en 2018. Ese mismo año vence el tramo 2 de su deuda por lo que también debe afrontar un pago de 956 millones de euros. Para solucionar estas urgencias, Cebrián ofreció a sus accionistas la venta de la la editorial Santillana por 1.200 millones de euros.

No obstante, ni Amber ni los Polanco han aceptado la oferta por considerarla muy baja. De hecho, han elevado el precio mínimo hasta los 1.500 millones de euros, el valor con el que la compañía ya salió al mercado hace un año. A cambio, y ante las urgencias manifestadas por Cebrián, Amber propuso una ampliación de capital.   

Lo novedoso de este movimiento es que Cebrián ha perdido el apoyo de los Polanco (con un 17% del capital), los hijos del fundador de Prisa que hasta el momento siempre se habían alineado con sus propuestas. De esta manera, se desintegra el núcleo duro de apoyos del actual presidente ejecutivo al mismo tiempo que Amber (19% de las acciones del grupo) y Alierta ganan peso.

La puntilla definitiva de Amber

En el caso de una eventual ampliación de capital, conocedores de la operación indican que es la ocasión ideal para que Amber (como brazo ejecutor de Alierta) pueda aumentar su participación en la compañía, ante otras empresas que podrían diluir su capital. Este es el caso de Telefónica, que públicamente ha dicho que no tienen interés en aumentar su actual 13% y que ha calificado su inversión en el editor de El País como “activos financieros disponibles para la venta”.

Como ya contamos en EL ESPAÑOL, el objetivo de Alierta es comprar el 13% que posee la operadora de telecomunicaciones en la editora de Prisa y sumarlo a otras participaciones hostiles a Cebrián. Unas participaciones que además podrían aumentar su peso en una eventual ampliación de capital frente a unos apoyos a Cebrián que son cada vez más escasos. De hecho, algunos accionistas no estarían por la labor de seguir invirtiendo dinero en una empresa que solo este año ha perdido un 38% de su valor en bolsa.

La venta de Santillana se encuentra nuevamente paralizada por segunda vez en menos de seis meses. Un movimiento que no ha sentado bien en el mercado que espera pronto una solución para Prisa. En sus cuentas del primer semestre, la compañía reconocía que debe realizar en el plazo de un año “desinversiones parciales o totales de activos, compraventas adicionales de deuda con descuento, apalancamiento de activos operativos u operaciones corporativas tales como una ampliación o reducción de capital”.

¿La última partida de ajedrez de Cebrián?

Al 30 de junio de 2017, su patrimonio neto es de 141,6 millones de euros, importe inferior a las dos terceras partes del capital social. Por tanto, Prisa se encuentra técnicamente en una situación de desequilibrio patrimonial y, por tanto, en causa de disolución. La Ley de Sociedades de Capital establece que este desequilibrio debe ser restablecido en un año.

En cuanto a su deuda, al cierre del primer semestre llegaba a los 1.543,3 millones de los que 956,5 millones deben pagarse antes de diciembre de 2018. La situación es compleja y casi asfixiante para Cebrián, ya que debe mover ficha en los próximos meses para lograr la liquidez necesaria para afrontar estos compromisos.

Del lado de Alierta todo son ventajas. Mientras se siga bloqueando la venta de Santillana, el actual presidente ejecutivo de Prisa se verá cada vez más forzado a aprobar la ampliación de capital. El tiempo juega en contra de Cebrián en la que puede ser su última partida de ajedrez para intentar mantener el control de Prisa.