La incertidumbre política está pasando factura al PIB. El consumo privado se está resintiendo en un contexto en el que familias y empresas están preocupadas por las amenazas económicas que vienen del exterior y la falta de una política económica que ofrezca respuesta desde dentro.

Una situación que, unida al ajuste estadístico que llevó a cabo el INE en septiembre y rebajó el crecimiento de 2018 en dos décimas, han forzado a Funcas a rebajar en tres décimas, hasta el 1,9%, la previsión de crecimiento para la economía española este año. Y hasta el 1,5% la estimación para 2020.

Pese a que el organismo descarta una recesión, sí ha advertido que estamos ante “una desaceleración pronunciada”, en palabras del director de coyuntura de Funcas, Raymond Torres.

“La parálisis de la política económica, la incertidumbre, están suponiendo un coste para la economía española” que se refleja en el menor consumo y del crecimiento del empleo que refleja el deterioro de las expectativas internas, ha señalado por su parte el director general de Funcas, Carlos Ocaña.

Los hogares están volviendo a ahorrar, la tasa de ahorro empieza a repuntar, y esto tiene una repercusión sobre el consumo, lo que se traduce en una ralentización del PIB, ya que el consumo privado es uno de sus principales componentes.

Para animar el consumo, “debemos volver a una política económica activa que haga los ajustes necesarios para volver a crecer. Todo ese conjunto de medidas que cabría esperar que se adoptaran en este momento, pero que no se van a adoptar”, ha reclamado Ocaña.

Pese a que el recorte de previsiones es muy pronunciado y preocupante, los autores de las Previsiones para España 2019-2020 de Funcas recuerdan que no estamos ante un desplome repentino sino que dos décimas vienen de la revisión del INE, un elemento técnico por el cambio que se aplicó a la estadística, pero importante para entender cuál es la situación.

La revisión afecta al déficit, que se va a alejar aún más del objetivo pactado con la UE. Funcas prevé un déficit del 2,5% este año y del 2,2% en 2021. De este modo, la deuda pública -que es próxima al 100% del PIB- no se va a reducir, siendo preocupante que se abandone la senda de reducción del déficit de los últimos años.

Ocaña ha advertido que España se va a instalar en un déficit superior al 2% del PIB y esto es preocupante con un país con una deuda pública tan elevada

¿Antesala de una recesión?

Los datos apuntan a un crecimiento de la actividad y el empleo significativamente menor del crecimiento del empleo y el PIB, pero no hay riesgo de recesión, sino un final de ciclo con amenazas importantes del exterior, como la guerra de comercial.

Por primera vez desde 2009, el comercio internacional está bajando, como alertaba este martes el FMI. Esta situación está afectando a la industria.

La economía española no está en la situación de hace 10 años. Los desequilibrios financieros (deuda empresas y hogares, así como la exposición de la banca al ladrillo) se han reducido de forma significativa. Esto da una capacidad de resistencia y fortaleza que antes no se tenía.

Otro elemento positivo es la situación de la balanza de pagos, que también se ha revisado y ha desvelado que venimos de un excedente de atrás que indica que nuestro superávit exterior es mayor de lo que se pensaba.

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