El conflicto entre Colombia y Gas Natural Fenosa amenaza con abrir una herida entre dos socios comerciales con una larga trayectoria de amistad. España es el cuarto inversor internacional en el país sudamericano y, si no se cuentan los países con un tratamiento fiscal al capital muy favorable, sería el segundo inversor. Así lo muestran las estadísticas de la balanza de pagos del Banco de la República, el banco central colombiano.

En el último lustro la Inversión Extranjera Directa (IED) de España a Colombia supera los 6.000 millones de dólares, esto es, un 9% de todo el dinero foráneo. Estos datos no tienen en cuenta el último trimestre de 2016, cifra que todavía no está disponible en el Banco de la República. Esta visión de medio plazo permite comprender la importancia de la inversión española en tierras colombianas. La inversión directa mide la entrada de dinero productivo (no especulativo), esto es, el que toma participaciones importantes en el capital de las empresas o el que introduce compañías para crear empleo y actividad.

Sólo tres países superan a España en inversión en Colombia. El primero es Estados Unidos, con un volumen acumulado en estos cinco años de casi 11.000 millones de dólares. Los dos siguientes son países que actúan como trampolín para las empresas debido a su tratamiento del capital tan interesante: Panamá, que ha canalizado 9.300 millones de euros y Suiza, con 7.000 millones.

Si se compara con la inversión de otros grandes países, se observa la relevancia de la apuesta española. La inversión directa de España duplica a la de Canadá y triplica a la de México, un socio comercial tradicional de Colombia.

En los tres primeros trimestres de 2016 España invirtió más de 1.000 millones de euros en Colombia, esto es, un 10% de la Inversión Extranjera Directa total. Sólo tres países superaron a España en ese periodo: Canadá, con 2.200 millones y Bermudas y EEUU con 1.400 millones respectivamente. Además, las estadísticas muestran que la inversión española en Colombia ha ido creciendo en los tres últimos años, consolidándose por encima de los 1.000 millones anuales, casi el doble de la que había antes de la crisis.

Un caladero de negocio

Las multinacionales españolas han encontrado en los países latinoamericanos un entorno para crecer en negocio y en competitividad. Por ejemplo, en los peores momentos de la crisis en España, la región sudamericana fue un foco de beneficios que compensó los malos resultados locales. Sin embargo, todas las experiencias no han sido positivas. La actividad económica en la región ha sido muy volátil, un entorno propio de los países emergentes. Además, las decisiones políticas no siempre se han alineado con los intereses de las compañías.

El cisma abierto entre Gas Natural y Colombia ha tenido una rápida contestación por parte del Gobierno español. El Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación emitió el martes un comunicado en el que lamentaba la decisión del Gobierno colombiano. En su opinión, la filial de la firma española "es puntera en los sectores en los que opera y con gran sensibilidad social, que lleva años trabajando e invirtiendo en Colombia".

A pesar de esta y las demás dificultades, el interés de España en Latinoamérica ha existido y seguirá existiendo. Al mismo tiempo, los países latinoamericanos encuentran en España un socio inversor y una puerta de entrada a Europa. No en vano, España está liderando las negociaciones para firmar un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur, que podría ver la luz antes de que acabe el año.

A por un año histórico

Colombia ha conseguido la atención inversora del resto del mundo por el buen ritmo de su economía. El país lleva 15 años creciendo a un ritmo superior al 2% (con la única excepción de 2009), lo que ha atraído capitales extranjeros en busca de rentabilidad. Hace una década, la inversión directa difícilmente superaba los 5.000 millones de dólares y, en los últimos seis años no ha bajado de 10.000 millones.

De hecho, el año 2016 apunta a que fue histórico para el país. Todavía faltan por conocerse los datos del último trimestre del año, pero la inversión directa extranjera descontado el sector petrolero pudo ser la más alta de la historia. Hasta el tercer trimestre había crecido un 30% respecto al mismo periodo de 2015, alcanzando los 8.700 millones de euros. Esto significa que, al margen de la crisis del petróleo de los dos últimos ejercicios, Colombia atrae capital para apostar por otros sectores.

Uno de los más activos ha sido precisamente el sector de los suministros en el hogar, esto es: electricidad, agua y gas, que ha alcanzado una inversión de 3.500 millones de euros en los tres primeros trimestres del año. También las manufacturas, los transportes y los servicios comunitarios están creciendo con fuerza.

Por el contrario, el sector petrolífero sufre las consecuencias del desplome de los precios de los tres últimos años. La inversión en este negocio ha caído a la mitad desde las cifras históricas de 2012, año en el que el oro negro atrajo a Colombia 5.500 millones de dólares. El país ha demostrado una gran capacidad para sustituir esta industria por otras, como las manufacturas o los servicios, lo que ha garantizado la entrada de capitales en el país.

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