La I+D farmacéutica es como recolectar manzanas. Cuando se han recogido las de las ramas más bajas, hay que coger una escalera para ir a por las que están en las más altas. Hay que estirar más el brazo, hacer más esfuerzo… Es decir: el rendimiento tiene que ser cada vez más elevado para un resultado que suele ser similar o peor.

Este axioma se puede aplicar a innovación en medicamentos. Desarrollar nuevos tratamientos y moléculas conlleva unos costes cada vez elevados y, por tanto, una inversión cada vez menos productiva por parte de la industria farmacéutica.

Así lo indica el informe que ha publicado Deloitte, que indica que el retorno de la inversión en I+D de la industria farmacéutica está en su punto más bajo de los últimos diez años. Una de las principales causas está en el constante crecimiento del coste medio para desarrollar y lanzar al mercado un medicamento, que ha aumentado un 67%.

Incrementos millonarios

La cifras que desvela la filial británica de la consultora no dejan lugar a dudas. El precio de investigar y desarrollar un producto farmacéutico en 2010 era de 1.079 millones de euros, una cantidad que ha aumentado hasta los 1.800 millones en 2019. Es decir, una diferencia de 721 millones.

No ha sido el peor momento. En 2018, el coste de la I+D sanitaria llegó a los 1.970 millones, 170 millones más que el año pasado. Esta es una de las causas que ha llevado a un desplome de la rentabilidad de la innovación farmacéutica.

El retorno de la inversión en la I+D de las multinacionales del medicamento (objeto del estudio de Deloitte) se ha desplomado desde 2010. Por entonces, era de un 10,1%. Sin embargo, los datos de 2019 reflejan que ha caído hasta el 1,8%, ocho puntos menos que diez años antes.

Incremento de costes

Los principales motivos de esta disminución de la rentabilidad está en la reducción de ingresos por nueva molécula y el fuerte incremento de costes en el proceso de I+D. De hecho, las ventas por activo han pasado de los 741 millones de euros en 2010 a los 341 millones en 2019, menos de la mitad.

La clave está que ya no hay blockbusters (productos superventas en argot del sector farmacéutico) como antes. La industria farmacéutica ya ha cubierto en gran medida los medicamentos de amplio espectro y de síntesis química (los más baratos), que van desde la más sencilla aspirina hasta fármacos contra la hepatitis C como el conocido sofosbuvir.

Ahora la investigación, grosso modo, se centra en productos mucho más específicos, destinados a enfermedades ‘nicho’ (como los tumores raros), cuyo desarrollo suele ser más caro al tratarse de moléculas biológicas. Es decir, poblaciones cortas y productos cuya I+D es mucho más compleja y cara.

A esto hay que sumar que los servicios de salud nacionales, tras la crisis financiera, han realizado (y realizan) importantes ajustes de precio en los medicamentos innovadores para introducirlos en sus carteras de servicios y permitir su financiación pública.

Transformación

Este cambio en la investigación y, en el fondo, en el negocio farmacéutico ha llevado a un cambio en el modelo de I+D. Los sucesivos fracasos en el desarrollo interno de productos ha llevado a que los laboratorios se hayan decidido a abrirse a otras alternativas.

Entre ellas se cuentan tanto la posibilidad de colaborar con otras empresas o grupos de investigación más modestos que hayan podido dar con moléculas rentables o adquirir los derechos de principios activos en desarrollo, necesitados de músculo financiero que les permita llegar a la fase clínica, es decir, la de pruebas con humanos.

Por ello, el informe de Deloitte considera que el camino para abordar este escenario está en que “las farmacéuticas aprovechen las oportunidades que ofrecen la transformación digital y las nuevas tecnologías para adaptarse a las demandas del futuro de la salud”.

Jorge Bagán, socio responsable de la Industria de Life Science and Healthcare de la consultora en España, indica que existen “diferentes vías de innovación para transformar los modelos de I+D en este sector, como la apuesta por una mayor especialización terapéutica, la colaboración entre compañías a través de fusiones y adquisiciones de start-ups o nuevos agentes y la implementación y uso de nuevas tecnologías que permitan acelerar y mejorar la eficacia de la actividad y los resultados".