Amsterdam

El sector de la automoción se está enfrentando a la mayor transformación que ha sufrido en su historia. Compañías que durante décadas han controlado todos los segmentos de su negocio y han podido controlar el ritmo al que evolucionaba su industria hoy se enfrentan ante lo desconocido. La electrificación, la automatización y el cambio de rol del coche en la sociedad están sacudiendo los cimientos de empresas acostumbradas a trabajar con altos niveles de certidumbre.

Pero todo cambio encierra oportunidades. Para aprovecharlas, estas empresas están desarrollando departamentos dedicados a negocios antes ajenos para ellos. Un ejemplo de este tipo de iniciativas los encontramos en Toyota Connected, un área de negocio desde la que la compañía está intentando sacar el mayor provecho posible a los datos.

El español Agustín Martín ha sido elegido para ser el CEO de la división europea. Un lugar que le otorga una posición privilegiada para entender los retos a los que se enfrenta la industria. Aprovechando el lanzamiento de Kinto, la iniciativa de Toyota para la movilidad urbana, Martín repasa las claves de una industria que se encuentra en plena ebullición. 

¿Qué tipo de servicios ofrece Kinto?

Tenemos hasta seis productos que cubren desde lo que hoy entendemos como propiedad del vehículo a través de un renting, a la agregación multimodal. Un servicio en el que puede que incluso puede no haber ningún coche involucrado. A través de una sola app se podrán prestar servicios para que los usuarios se desplacen entre dos puntos combinándolo distintos tipos de medios transportes realizando un sólo pago.

¿Alguno de ellos llegará a España?

Arrancamos con Kinto Share. Este servicio ofrece a las empresas la posibilidad no solo de tener un vehículo en renting o leasing sino que, además, tengan un pull de coches para que sus empleados puedan utilizarlos. Un servicio de carsharing centrado en el mundo de las empresas. La ambición no es comernos el mundo desde el día uno. El objetivo es comenzar. Tenemos claro que en esta década va a haber un cambio de la facturación convencional en nuestra industria. Un porcentaje importante vendrá de estos nuevos servicios centrados en la nueva movilidad.

¿Qué está suponiendo este cambio para una empresa como Toyota?

Tenemos mucho trabajo a nivel interno para desarrollar las capacidades que hoy no tenemos. Un trabajo que también hay que hacer con los concesionarios para que sean capaces de entender la nueva oportunidad. Tenemos que encontrar personas y herramientas capaces de ayudarnos a sacarle el mayor partido. Del mismo modo, a nivel de mercado, tenemos que conseguir identificar las oportunidades con mayor potencial de negocio.

¿Cómo va a afectar esta cambio a la base de clientes?

Estamos captando clientes nuevos. Hay personas a las que antes no llegábamos porque nuestra propuesta no les servía. Ahora estamos captando nuevos usuarios que comienzan a considerarnos gracias a esta nueva oferta. Estamos ampliando la cartera más que canibalizándola.

¿Se pueden comercializar estos servicios a nivel mundial?

El gran número de países en los que estamos presentes nos permite aprender de cada territorio y de cada casuística. La movilidad es un concepto global. ¿Hay una solución par a todos? No. Casi toda ciudad va a tener una solución propia hasta que lleguemos a una etapa de convergencia. Ahora mismo estamos en un momento de divergencia. Como es todo nuevo, cada ciudad está haciendo exactamente lo que necesita. En este contexto estamos intentando crear una base común.

¿Cada marca va a tener su propia plataforma?

Como decía, ahora estamos en un momento de divergencia. Los usuarios usan, como mucho, una o dos aplicaciones de transporte distintas. La única forma de ser relevantes ahora es ser una de estas dos aplicaciones. Tenemos claro que no vamos a ser capaces de enfrentarnos solos a estos retos. Nuestro espíritu es colaborar. Ver qué podemos aportar, cómo podemos ayudar a generar sinergias y que, de esta forma, otros se unan. Igual que hoy no somos los únicos que vendemos vehículos en el futuro habrá varias plataformas de movilidad. En esto la velocidad va a ser clave. En los tiempos en los que estamos necesitamos iterar mucho más rápido que hasta ahora.

En este contexto, ¿qué rol va a jugar el transporte público?

La colaboración va a ser crítica. Lo que quieren las ciudades es solucionar sus problemas de congestión y emisiones. Hoy por hoy no hay una solución única. Cada ciudad tiene sus circunstancias. Toyota tiene una inversión en una empresa que se llama MaaS Global que tiene una app que se llama Whim. En Helsinki han conseguido actualizar su sistema hasta el punto de que desde esta app los usuarios pueden utilizar varios tipos de transporte y pagar todos ellos de una vez desde la aplicación. Este ejemplo sería el ideal que todos perseguimos. ¿Va a pasar en todos sitios? No. Pero ya sabemos que es posible gracias a esta experiencia. 

¿Cuánto van a pesar la nueva movilidad en su negocio?

Vamos a seguir vendiendo vehículos porque va a haber muchos casos de uso. Tenemos estudios que indican que en 2030 el 35% del facturado vendrá de los nuevos negocios de movilidad. El desafío que tenemos por delante para la próxima década es muy importante.

¿Cuál es el principal reto al que se enfrentan?

Estamos en una etapa de diversificación, probando muchas cosas. El mismo servicio que funciona en una ciudad no vale para otra. Uno de los grandes retos que tenemos ahora mismo es gestionar la incertidumbre. Estamos acostumbrados a trabajar en contextos conocidos, con altos niveles de certitud. Eso ha cambiado. Con un riesgo calculado, vamos a probar muchas cosas que a corto plazo no van a funcionar pero, por supuesto, a largo, el objetivo será la facturación.

¿Cómo valoran la competencia de las empresas tecnológicas?

Hay empresas tecnológicas que están más avanzadas en algunos segmentos, pero ellas no pueden solucionar este problema solas. Nuestro desafío es que en el futuro nuestro rol no se centre en exclusiva en aportar el vehículo. En estos momentos estamos generando el mapa y las rutas de hacia dónde vamos tanto las empresas tecnológicas como las que venimos de sectores más tradicionales.

¿Qué rol van a jugar los datos en estos nuevos contextos?

El dato es el petróleo del presente en dos dimensiones: por la información que nos da pero, además, porque nos permite entender los flujos de cómo se mueven los usuarios. En Japón tenemos vehículos conectados desde hace cuatro años. Esto nos da una información tremenda sobre las ciudades que nos va a permitir generar muchísimos productos y servicios en el futuro.

¿Están siendo capaces las ciudades de adaptarse a la misma velocidad que las empresas?

Para una entidad pública es más complicado. Cuando hablas con las ciudades a nivel técnico son totalmente conscientes de la situación y de lo que viene. Los gestores entienden el reto de gestión que tienen por delante. Está claro que la movilidad ya no es un problema del concejal de urbanismo de la ciudad. Es transversal. 

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