Las aguas bajan revueltas en Euskaltel. La débil paz firmada tras el nombramiento de Xabier Iturbe Otaegi como nuevo presidente no ejecutivo en octubre pasado, se ha vuelto a romper tras la intempestiva salida de tres de los principales directivos de la compañía: los responsables de Finanzas, Personal y Auditoría Interna.

Los cambios impulsados por el CEO José Miguel García no han sentado bien en los principales accionistas de la compañía liderados por Kutxabank y Corporación Alba que han trasladado este descontento al equipo gestor y al máximo accionista Zegona.

La relación entre Zegona (21% de las acciones) y Kutxabank (19,8% del capital) se ha deteriorado en las últimas semanas. Según fuentes del fondo británico cercanas al consejo de la operadora, estas discrepancias surgen porque Zegona ha intentado imponer su criterio como máximo accionista sin buscar acuerdos con el resto de los accionistas.

Precisamente las salidas del núcleo duro del equipo directivo -y el posterior nombramiento de Angel Olabuenaga en sustitución de Jon Ander de las Fuentes- ha sido calificada como una decisión imposible de entender y que no ha contado con el total apoyo del consejo de administración.

Las relaciones entre los dos bandos ya quedaron deterioradas a finales de noviembre cuando el consejo paró la venta de la red fija y móvil de Euskaltel, impulsada por García y Zegona, pero que fue frenada por Kutxabank y los consejeros vascos.

Guerra de más de un año

Zegona cree que esta venta era una buena manera de reducir deuda y de buscar recursos para su anunciada expansión nacional, pero algunos consejeros de la operadora desconfían de esta posibilidad porque -consideran- supondría la venta de infraestructuras clave en un proyecto industrial apoyado desde el Gobierno vasco.

Zegona y Kutxabank vivieron una guerra de más de un año por el control de Euskaltel. El fondo británico insistía en una expansión agresiva de la operadora a nivel nacional, mientras que el banco vasco prefería hacerlo de manera orgánica y sin comprometer demasiadas inversiones.

Desde comienzos del año pasado, Zegona comenzó a subir su participación en Euskaltel hasta convertirse en el primer accionista desbancando a Kutxabank. El golpe final se produjo en verano con el nombramiento de José Miguel García (apoyado por Zegona) en sustitución de Francisco Arteche (hombre de Kutxabank y del Gobierno vasco).

Se vivieron varios meses de tensión ya que García realizó una primera gran limpia de directivos de primer nivel, luego prescindió de los directores regionales y centralizó toda la estructura de R y Telecable en Bilbao.

A finales de octubre Xabier Iturbe Otaegi fue nombrado como presidente no ejecutivo, un acuerdo amistoso con Zegona poniendo a un hombre de Kutxabank en el primer sillón, aunque sin competencias ejecutivas. En teoría, Iturbe tendría menos peso que su antecesor Alberto García Erauzkin, pero ejercería una labor de fiscalización sobre García.

Expansión nacional

No obstante, en la práctica, esta la convivencia está siendo más compleja y los últimos despidos en tres puestos claves de la compañía: Finanzas, Recursos Humanos y Auditoría Interna, no han ayudado a limar asperezas. 

Una inestabilidad que, por el momento, es penalizada por el mercado. Las acciones de Euskaltel han caído casi un 10% en el último mes, un 3% el pasado jueves cuando se conocieron las salidas del equipo directivo.

Unos desencuentros que se producen cuando Euskaltel está cerca de empezar oficialmente su esperado saldo a nivel nacional para lo que hace unas semanas cerró un acuerdo con Virgin -para llevar su marca a determinados territorios- y amplió su pacto con Orange para utilizar su red en todo el territorio español.

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