Alicante, plena gota fría. Un cliente abre su aplicación de comida a domicilio y elige restaurante desde su casa. Fuera llueve a cántaros, pero el cliente quiere que el repartidor llegue con su pedido en bici cuanto antes, cueste lo que cueste.

Otra: las calles de Barcelona viven jornadas de gran tensión por las protestas por la sentencia del procés. Carlos Garfella fotografía a un rider de Uber Eats esquivando los contenedores ardiendo en pleno centro de la Ciudad Condal. Tiene que llegar a tiempo a entregar su pedido.

Son escenas cotidianas que reflejan lo que ya es el grito de un sector al completo: las condiciones de precariedad que viven los trabajadores de comida rápida. El cliente no es el único culpable, pero "no es humano pedir a domicilio con ciclistas y motoristas con el agua por la rodilla", apunta a este periódico José María Martínez, secretario general de la Federación de Servicios de CCOO, que recuerda que con la DANA en Levante había personas haciendo pedidos "en los peores momentos". "La responsabilidad social incumbe al cliente", apostilla.

Una apelación a la conciencia del consumidor que no es más que la punta de un iceberg que lleva tiempo creciendo y al que los sindicatos están tratando de hacer frente. El protagonista de la foto es el rider o repartidor, pero tras ella también se esconden las condiciones cuestionables de quienes trabajan en los locales y en sus cocinas.

Foco en las empresas

En este sentido, la denuncia de CCOO, que está coordinada a nivel global, se dirige de forma principal a las empresas. En concreto, desde el sindicato ponen el foco en el crecimiento de la figura del "falso autónomo", por un lado, y los contratos precarios con sueldos bajos, por otro.

El sindicato, que representa a trabajadores de Burger King, La Tagliatella, Domino's Pizza, Telepizza, Foster's Hollywood, Vips o Rodilla, calcula que el contrato medio en el sector es de 16 horas por las que se perciben 394,88 euros al mes.

En concreto, la mayoría de las cadenas de restauración organizada cuentan con convenios colectivos propios; Telepizza y Domino's, por su parte, se acogen al convenio de Prodelivery (Elaboradores de Productos Cocinados para su Venta a Domicilio). 

"Hay contratos precarios, parciales...a veces les llaman tres veces al día, a deshoras, para ir a trabajar", apunta Martínez, que señala otra vez aquí a los repartidores. "Están sometidos a todo tipo de tensión: tiempos de entrega, condiciones climáticas, nocturnidad... hay trabajadores externalizados en fraude de ley a través de ETT que no cumplen con convenios, y luego están los externalizados de plataforma, el colmo de la precariedad", insiste. 

En esto también coinciden fuentes de Inspección de Trabajo, que insisten a este diario que, aunque el artículo 1 del Estatuto de los Trabajadores ya los protege, una regulación específica podría dar más seguridad sobre todo a la figura de los riders, recalcando la cuenta ajena frente al falso autónomo.

La campaña de CCOO Fast & Precarious, que estos días pone el foco sobre los trabajadores del sector de la comida rápida, no excluye, no obstante, a otros sindicatos. "Hay que abordar la negociación colectiva en todas sus variedades. Organizar a la gente, estableciendo estrategias de denuncias", dice Martínez, que apela a una "acción combinada" que dé cuanto antes sus frutos.

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