Cuando Pfizer anunció el cierre de la planta de San Sebastián de los Reyes en 1996, los directivos de ese centro de producción decidieron comprar la compañía para que esta no desapareciera. El 1 de diciembre de ese mismo año se fundó Farmasierra, el laboratorio que preside desde entonces Tomás Olleros y que fue inaugurado por el ministerio de Sanidad solo 17 días después de su fundación.

Desde ese momento, Farmasierra tiene claro que quiere estar en todos los puntos de la cadena, desde el desarrollo de medicamentos a su comercialización. En la actualidad, esta farmacéutica está compuesta por tres empresas: Farmasierra Manufacturing, dedicado a la fabricación y también a la investigación y desarrollo de medicamentos; Farmasierra laboratorios, encargada de la venta en farmacias y de las visitas a médicos para dar a conocer sus productos; y Farmasierra distribución, la red logística para terceros y también para productos propios.

La compañía factura actualmente 40 millones de euros y tiene en su porfolio de clientes a Astellas o Normon, entre otros en el área de distribución, y a Almirall, Isdin, Merck o Johnson&Johnson en el área de fabricación. Una cifra y un listado de clientes que Farmasierra prevé aumentar. Y es que el regulador estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés) ha otorgado la certificación a la línea de producción de líquidos del laboratorio para que pueda exportar a Estados Unidos.

Tomás Olleros, presidente de Farmasierra.

Según Olleros, “la facturación puede aumentar entre un 10 y un 12%” mientras que la producción lo hará alrededor del 15%. Preguntado sobre si Farmasierra deberá contratar a más personal con la apertura de este nuevo mercado, el presidente comenta que “la FDA ha visto que estamos preparados para ello”, por lo que por el momento no será necesario incorporar a más personal.

En cualquier caso, Farmasierra tiene puestas muchas esperanzas en su llegada al mercado estadounidense, y es que creen que si sus productos ya llegan a 60 países, tras recibir la certificación de la FDA podrían llegar a los 80 en 2021. “La certificación de la FDA es la mejor carta de presentación”, subraya Olleros.

La compañía incluye a Reino Unido entre uno de sus principales mercados, y aunque confirman la "preocupación" por el brexit, consideran que tienen "experiencia" y que como mucho "se pasará a considerar al Reino Unido como un tercer país".

Áreas de trabajo

Desde Farmasierra centran su actividad en cuatro áreas: el dolor y la inflamación, la osteoporosis, los síntomas gastrointestinales y los respiratorios. Actualmente, colabora con dos centros de investigación, el CNIO y el CSIC, y tiene en marcha ensayos clínicos en cuatro hospitales españoles: Hospital Univesitario Germans Trias i Pujol (Badalona), Hospital Vall d’Hebron (Barcelona), el 12 de octubre (Madrid) y el Virgen de la Victoria (Málaga).

Una imagen de la visita a las instalaciones de Farmasierra.

Por otra parte, Farmasierra focaliza su innovación en las moléculas conocidas. Así, realiza la combinación de principios activos ya conocidos, como es el caso del ibuprofeno y la codeína; busca nuevas indicaciones y trabaja en nuevas formas farmacéuticas, como uno de sus productos estrella, el ibuprofeno en roll-on (Ibustick).

Preparados para crecer

Durante una visita a la planta de San Sebastián de los Reyes, Olleros insiste en que Farmasierra está preparado para crecer. Se han llevado a cabo varias ampliaciones para dar cabida a nuevas líneas de producción y a día de hoy existe espacio disponible por si llegaran nuevos proyectos o clientes.

En Cabanillas del Campo, Farmasierra cuenta con un almacén de 15.000 metros cuadrados para la distribución de sus productos y medicamentos. La planta de producción tiene 17.000 metros cuadrados.

La compañía espera “certificar también el resto de las líneas de producción como los sólidos o los semisólidos”, un proceso que se puede demorar todavía unos años. 

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