“I can't wait for the next right moment to come”. Ric Ocasek.

Hace unos meses comentábamos que no habrá transición energética sin competitividad, y ante la propuesta de Alemania de llevar a cabo otro enorme plan verde, nos encontramos ante la enorme oportunidad de corregir los errores que se han cometido en el pasado con las subvenciones equivocadas y fortalecer el tejido económico de la eurozona.

Aprender de los errores es lo que nos puede fortalecer. El Energiewende alemán ha sido un enorme y costoso error (más de 500.000 millones de euros de coste) por factores muy específicos de la política alemana que no se están repitiendo en otros países. Según un estudio de Thomas Unnerstall, los dos grandes errores de Alemania en su plan verde han sido de obstinación y exceso. Obstinación en la eliminación de gran parte del parque nuclear durante el periodo de transición y el exceso de subvenciones en el momento inicial de desarrollo de las energías renovables. Esos dos errores explican el 75% del sobrecoste.

Los resultados de ese enorme plan han sido muy pobres. En 2018, en Alemania, el carbón sigue liderando el mix energético (lignito 22,5% y carbón 12,9%), y las energías fósiles casi el 50% (49,4%), mientras que las renovables suman un 34,9%.

Lo más preocupante es que los precios de la electricidad para los consumidores han aumentado un 60% desde 2006, y no se ha beneficiado de la bajada de los precios mayoristas. Mientras los costes de suministro, distribución y redes en el precio de la electricidad bajaron un 17% desde 1998, el porcentaje de tasas, impuestos y subvenciones aumentó un 196% (subvenciones disparadas de 0,08 ct/kWh a 6,4 ct/kWh en 2018).

Se dan muchos factores importantes que debemos recordar. Como explicábamos en esta columna, los ciudadanos debemos ser conscientes de que la demagogia no puede dictar la política energética. No podemos ignorar los riesgos de seguridad de suministro si tenemos un mix energético volátil e intermitente. Tenemos que considerar los compromisos medioambientales de manera que no destruyan el consumo, la inversión, el crecimiento y la renta disponible

La transición energética es imparable, pero se tiene que dar poniendo la competitividad y la lógica económica y social junto a los objetivos medioambientales. Y los contribuyentes no pueden ser, de nuevo, los que paguen los errores de planificación. Si cometemos los errores del pasado no habrá transición energética pero sí paro y recesión.

Esa es la gran lección que debe aprender Alemania de sus errores y, con ella, el resto de los europeos. La ralentización de la eurozona no es una casualidad, y a ella ha contribuido en buena parte una política equivocada de impuestos e intervencionismo que ha impedido que los ciudadanos y empresas se beneficien de la transición tecnológica. Al negar los beneficios indudables de la competencia, que han permitido que Estados Unidos reduzca emisiones, baje los precios a los consumidores y se fortalezca la inversión y el empleo, Europa ha perdido una gran oportunidad que ahora puede resolver.

Si se encauza ese plan hacia mejora de la competencia y no subidas innecesarias de impuestos y dirigismo, Europa puede mejorar de manera sustancial su mix energético aprovechando lo que hemos aprendido de los errores y experiencias del pasado. Lo que sería suicida es redoblar la apuesta equivocada.

Desafortunadamente, cuando hablan de “Nuevo Acuerdo Verde”, de lo que se trata es de ahondar en errores ya conocidos. Subir masivamente los impuestos y aumentar subvenciones cuando la tecnología, innovación y competencia ya están funcionando de manera muy clara. Subir los impuestos a los billetes de avión no es un plan de estímulo, supone perjudicar a los más desfavorecidos para que los ricos viajen más a gusto en avión.

Se puede llevar a cabo un plan mucho más ambicioso y efectivo desde lo que ha funcionado. En Estados Unidos, los créditos fiscales y acuerdos entre partes han sido más efectivos a la hora de fortalecer las nuevas energías que la batería de impuestos e intervenciones europea. El plan tendría un efecto multiplicador mucho mayor si no se generan desincentivos evidentes, porque la Unión Europea no puede ser el 10% aproximadamente de las emisiones del mundo pero el 100% del coste, con un mecanismo de precios del CO2 que funciona como una subvención a mantener la obsolescencia.

Europa puede beneficiarse de lo aprendido con los errores de la Energiewende para reorientar sus incentivos eliminando subvenciones y facilitando la competencia. Cuando, por ejemplo, se siguen poniendo barreras a las interconexiones para sostener a los campeones nacionales de una u otra nación, no se defiende ninguna transición energética, solo se le pasa al contribuyente el coste del intervencionismo.

Europa cuenta con enormes ventajas: empresas líderes globales, experiencia de errores y aciertos, un potencial espectacular si se invierte en interconexión, y un mercado potencial que puede aumentar un 30% si la inversión en aislamiento, eficiencia energética y ahorro se combina con atracción de inversión tecnológica y capital innovador. Como no se consigue es con planes E encubiertos que esconden intenciones de relanzar el ladrillo con enormes subvenciones y se sufragan con más impuestos a los sectores de alta productividad. Genera doble incidencia económica negativa.

Debemos ser conscientes de la oportunidad y no caer en la autocomplacencia de negar los errores del pasado.

¿Supondrá el plan de 100.000 millones de euros rumoreado la solución para Europa? Puede que sí, pero es muy probable que no si se vuelve a lo mismo de siempre. No olvidemos que están hablando de cifras que son un tercio de lo que se ha movilizado en el plan Juncker y camino de otros 650.000 millones del InvestEU Programme 2021-2027, y aquí tenemos a la Unión Europea, camino de la recesión.

Si Europa quiere relanzar su economía no va a ser repitiendo, pero a lo bestia, exactamente lo que nos ha llevado al estancamiento. Toca apostar por la competencia y la innovación.

Lectura adicional:

-How expensive is an energy transition? A lesson from the German Energiewende, Thomas Unnerstall. Energy, Sustainability and Society volume 7, Article number: 38 (2017).

What German households pay for power. Ellen Thalman, Benjamin Wehrmann, 1 April 2019.

German Failure on the Road to a Renewable Future. Frank Dohmen, Alexander Jung, Stefan Schultz and Gerald Traufetter. Der Spiegel, 13 May 2019.

Prices and Costs of EU Energy. Charles Bourgault et al, 7 March 2016. Ecofys.