Las siglas del BCE frente al Consejo de Gobierno en Frankfurt.

Las siglas del BCE frente al Consejo de Gobierno en Frankfurt. Reuters

Empresas REUNIÓN DE TIPOS

El recargo a los bancos que el BCE revisa este jueves cuesta a las empresas españolas 202 millones

La banca española se juega 1.700 millones en Fráncfort, de los que ya traslada 200 a las empresas.

12 septiembre, 2019 02:14

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El Banco Central Europeo (BCE) celebra este jueves una de las reuniones que más expectación ha generado en el sector financiero en los últimos tiempos. El debate que los responsables de la política monetaria de la zona euro mantendrán sobre los tipos negativos de la facilidad de depósito mantiene en vilo a los bancos y a los financieros de las grandes empresas, a las que ya se está trasladando esta tasa.

En el caso español, las empresas estarían pagando ya más de 202 millones de euros por mantener sus depósitos a la vista en los bancos, según se desprende de los cálculos que se pueden hacer a partir de los datos del Banco de España.

La facilidad de depósito es la ventanilla del BCE en la que la banca europea guarda su liquidez a buen recaudo y, en estos momentos, las entidades pagan un interés del 0,4 por utilizarla. Con la imposición de este tipo negativo, Frácnfort quiere desincentivar que la banca tenga liquidez y obligar así a que la inyecten en la economía vía crédito.

Sin embargo, la banca argumenta en contra de esa idea que el crédito está creciendo a tasas superiores al PIB de la zona euro y si no crece más es debido a la falta de una demanda solvente para conceder nuevos préstamos.

Mientras el banco central y las entidades mantienen este pulso desde hace meses, los bancos han comenzado a trasladar ese coste a las empresas.

Según los datos del Banco de España, las sociedades no financieras llevan pagando desde el pasado enero por sus depósitos. El tipo medio ponderado que costean por su dinero era en julio del -0,9%, mientras a los hogares los bancos les pagaban por sus depósitos un pírrico 0,05% en ese mes. En el caso de los depósitos hasta un año, el tipo era del -0,10. 

Las empresas españolas guardan en depósitos 249.000 millones de euros. De esa cantidad, más de 224.000 millones son depósitos a la vista, susceptibles de verse afectados por el pago de ese tipo, según el Banco de España.

Clientes VIP

En conjunto, el impacto para las empresas de un tipo negativo sobre sus ahorros supera los 202 millones de euros, si bien las entidades reconocen que a algunos clientes corporativos no les cobra por sus depósitos para compensar su fidelidad con la entidad a través de otros productos financieros. Un detalle que complica hacer un cálculo exacto de cuál está siendo el impacto sobre las corporaciones de esta medida.

Sobre la mesa de la reunión de este jueves, la penúltima de Mario Draghi como presidente del BCE, está la posibilidad de revisar ese tipo negativo. Pese a que en el mercado hay quien descuenta que se incrementará el coste de guardar depósitos para los bancos, lo cierto es que existe un debate abierto sobre la posibilidad de mitigar los daños a las entidades financieras con un nuevo sistema que establezca penalizaciones por tramos, según publicó este periódico.

Los cálculos de Goldman

La banca de inversión ha hecho numerosas estimaciones y el banco de inversión Goldman Sachs ha calculado que el impacto negativo para la banca europea oscilaría entre 5.500 y 8.300 millones de euros si el tipo negativo de la tasa de depósito se eleva al -0,6 o -0,7 respectivamente.

En el caso de la banca española, el coste alcanzaría entre 1.100 y 1.750 millones de euros sobre su cuenta de resultados sin atender a las cuantías que los bancos trasladen a las empresas, según los analistas del citado banco de inversión.

Las familias españolas de momento no han padecido ninguna penalización por sus depósitos. Además del coste reputacional para el sector que supondría trasladar al cliente ese tipo negativo por sus ahorros, fuentes financieras señalan que la amenaza de que los hogares sacaran sus depósitos de golpe obligaría a adoptar decisiones drásticas en Europa, como la imposición del dinero electrónico.

Las empresas, por su parte, aunque se ven afectadas por el mayor coste de los depósitos se ven beneficiadas por esta política laxa que rebaja los intereses de los préstamos y las emisiones de deuda.

Draghi afronta así una reunión clave en la que, además de lanzar un mensaje claro y contundente a los mercados a la espera de que se produzca su sucesión en el BCE, tendrá que tener en cuenta que debe dejar munición preparada para que la próxima presidenta, Christine Lagarde, pueda combatir un empeoramiento económico si las amenazas que rodean a la economía desatan una tormenta en un escenario de tipos bajos crónicos.