Donald Trump, presidente de Estados Unidos.

Donald Trump, presidente de Estados Unidos. Efe

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El G7 desata los nervios de los inversores y los vaivenes de Trump marean a las Bolsas

Europa evita un 'lunes negro' y cotiza al alza pero Trump desconcierta a un mercado preocupado por la guerra comercial.

26 agosto, 2019 10:58

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El último fin de semana de agosto era clave para las Bolsas mundiales. El termómetro de la cumbre del G7 iba a marcar el estado de las tensiones comerciales que están lastrando la economía mundial, mientras que la cita de Jackson Hole -que reunía a los grandes bancos centrales mundiales- iba a arrojar pistas importantes sobre el devenir de los tipos de interés.

Sin embargo, los tuits de Donald Trump y China han eclipsado el resto para evidenciar que la guerra arancelaria podría recrudecerse. El resultado pesó ya en el cierre de Wall Street el pasado viernes y este lunes golpeó a primera hora a las Bolsas europeas en su arranque. Una situación que se ha atajado a media mañana por un nuevo mensaje del presidente de EEUU que ha permitido al mercado retomar el pulso.

Para evitar un 'lunes negro', los inversores se han aferrado a un último mensaje de Trump en el que se abría la puerta a una negociación con China. Pero el nerviosismo por esos vaivenes está presente en los mercados, pese a los esfuerzos de los bancos centrales de calmar a los gestores con el anuncio de estímulos si empeora la economía.

En este contexto,el Ibex 35 ha amagado con caer a mínimos anuales, aunque luego ha conseguido recuperar el tono y las subidas. Así, si la pasada semana peleaba por los 8.700 puntos, este lunes amaneció intentando no perder los 8.600 puntos, algo que a media mañana conseguía sin problemas gracias a una tímida subida.

Las Bolsas del resto del Viejo Continente también arrancaron en rojo para luego pasarse a los números negros con los nuevos mensajes. Y en los mercados de renta fija, las primas de riesgo de España e Italia subían ligeramente hasta 82 y 197 puntos a primera hora.

Cumbre del G7

El origen del desconcierto se produjo el pasado viernes. A pocas horas de la reunión de Biarritz, China anunció nuevas barreras comerciales por valor de 75.000 millones de dólares a Estados Unidos y la respuesta de Trump -vía redes sociales- no se hizo esperar.

El presidente de EEUU instó por Twitter a las empresas norteamericanas a explorar "alternativas" a China para golpear al gigante asiático y poco después, añadió otra penalización: un aumento de cinco puntos, hasta el 30%, a los productos y bienes procedentes del mercado chino.

A estos mensajes se unieron otros del mandatario de la primera economía mundial contra la Reserva Federal. Trump se enzarzó contra el presidente de la Fed, Jerome Powell, poniendo en entredicho sus mensajes desde Jackson Hole -claves para manejar los mercados en el medio plazo-.

Powell admitió desde Wyoming que la Fed está lista para lanzar nuevos estímulos si la economía europea empeora y no cerró la puerta a bajadas de los tipos de interés, aunque no anunció ninguna inmediata, como le hubiera gustado al presidente de EEUU.

Los intentos de Trump de interferir en un organismo independiente, como es la Reserva Federal, no gustan, como es lógico, a Powell, que desde las montañas rocosas de Jackson Hole insistió el viernes que Trump no puede trasladar a la Fed la responsabilidad de mitigar los efectos de su guerra con China.

El presidente de EEUU contestó con un tuit: "¿Quién es nuestro enemigo más grande, Jay Powell o el presidente [de China] Xi?”. Y el resultado del rifirrafe fueron caídas en las Bolsas de Wall Street superiores al 2,4% este viernes a cierre de las Bolsas europeas y un desplome de los mercados de futuros. Los mercados asiáticos también se han visto afectados.

Para mitigar esa situación, Trump ha tratado de manejar a los mercados lanzando un mensaje complementario a última hora: que China quiere negociar en la guerra comercial.

De este modo, ha logrado mitigar el fuerte desplome que se esperaba para este lunes. Pero no ha conseguido tranquilizar a los inversores, cuyo nerviosismo está latente ante la volatilidad que generan este tipo de mensajes contradictorios de la primera economía mundial.