Tras perder el tren de la tecnología frente a Estados Unidos, Europa amaga con quedarse rezagada en el negocio de la gran banca de inversión. La transformación radical anunciada el pasado domingo por Deutsche Bank, que despedirá a un quinto de su plantilla y reestructurará, hasta dejar en mínimos, su negocio de banca de inversión, es el último ejemplo de las dificultades que atraviesa el sector financiero europeo por las políticas 'excepcionales' de tipos de interés en mínimos del Banco Central Europeo (BCE) y la regulación bancaria.

Es cierto que los mercados llevaban años siguiendo de cerca los problemas del banco alemán, que a comienzos de este año intentó una fusión con Commerzbank para evitar adoptar una decisión más drástica. Pero también lo es que la gran reestructuración anunciada este fin de semana ha vuelto a poner sobre la mesa que la banca europea no ha logrado dar carpetazo a la crisis financiera en muchos países del euro.

Que el gran recorte anunciado por el banco afecte sobre todo a su negocio de banca de inversión no es casual. En los últimos 10 años, Europa ha ido cediendo terreno ante los gigantes estadounidenses en este terreno. De acuerdo con datos facilitados por Dealogic a EL ESPAÑOL, mientras que en 2008 la banca europea sacaba una ventaja a la norteamericana de 30,5 puntos, a cierre de 2018, esa ventaja se había reducido a más de la mitad (14,8 puntos). Una pérdida de peso que hace que algunas voces del sector financiero señalen al BCE como culpable.

La caída de un gigante de la banca de inversión como Deutsche supone el fin de un gran competidor del Viejo Continente para otros grandes agentes norteamericanos, como JP Morgan ChaseGoldman Sachs, Morgan Stanley, Bank of America Merrill Lynch, Citi o Wells Fargo.

Aunque seguirá dando servicios propios de la banca de inversión a sus clientes corporativos, Deutsche Bank renunciará a estar presente en grandes operaciones, como por ejemplo, la salida a Bolsa de Pinterest (en la que el banco germano participó junto a otras 10 entidades, la mitad norteamericanas). Lo hace porque estar presente en este tipo de operaciones consume mucho capital en un entorno 'anormal' de tipos bajos.

Fue el pasado marzo, cuando el servicio de estudios del banco alemán difundió un análisis del que se hizo eco la prensa española con un título que, a la vista de los hechos, no fue casual: Cómo arreglar la banca europea... y por qué esto importa.

En el documento, la entidad afirmaba que la política del BCE "está penalizando a los bancos europeos más fuertes" al cargarles unos 8.000 millones de euros anuales por los depósitos, frente a los 40.000 millones de dólares (más de 35.600 millones de euros al cambio actual) que recibe por este concepto la banca estadounidense.

Explicaciones a los inversores

Estos datos estuvieron latentes en las presentaciones con inversores que la entidad celebró este lunes para explicar su reestructuración. El banco justificó su abandono de buena parte de la operativa de renta fija y renta variable por asumir que no es competitivo en un nicho que le consume demasiado capital. En concreto, Deutsche Bank ocupa el puesto número nueve en este ranking y en su nueva estrategia sólo competirá en aquellos segmentos en los que figure en las cinco primeras posiciones del mercado.

Hace pocos días transcendió que el máximo responsable de esta división, Garth Ritchie -que había sido el ejecutivo mejor pagado de la banca alemana en 2018-, había alcanzado un acuerdo para abandonar el banco. El motivo, ahora se sabe, era que la banca de inversión que quede en Deutsche pasará a estar bajo un nuevo paraguas, el de Corporate Banking, que está pensado para sólo para cubrir las necesidades de las empresas pequeñas o medianas y multinacionales con las que el banco trabaje.

Este reajuste hará que el grueso de los recortes de plantilla se concentren en Asia, Nueva York y Londres. En este último destino, el sector sufre los estragos del brexit, que va a ser la puntilla a los problemas de rentabilidad de la banca europea.

También los activos procedentes de esa división serán protagonistas del ajuste anunciado por la entidad. Deutsche Bank creará un 'banco malo' al que trasladará buena parte de su negocio de equities y prime brokerage (servicio típico de los bancos de inversión para cubrir operaciones con apalancamiento). 

Según fuentes próximas a la entidad, ya hay firmas interesadas en hacerse con algunos estos activos que en total suman 74.000 millones de euros.

Pocos cambios en España

Con todo esto, en el caso de España, el recorte -de producirse- no debería ser dramático. Fuentes oficiales del banco aseguran que todavía es pronto para saber si alguno de los 18.000 despidos anunciados por el banco afectará a este país.

No obstante, el modelo que se va a implantar a nivel global en el nuevo Deutsche Bank es el que ya tiene prácticamente operativo en los mercados español, italiano y alemán. En estos países, el banco está más centrado en banca minorista, con el foco en las rentas medias y altas (en el caso español) y empresas.

Además, la gestión de fondos que opera a través de DWS seguirá activa en esta nueva etapa.

En Alemania, Deutsche Bank es el banco líder en retail y los sindicatos germanos citados por el diario Financial Times se mostraban tranquilos con el recorte de plantilla anunciado por considerar que afectará poco a su país de origen.

Mucho peor sentó el anuncio en la City de Londres, donde la preocupación entre quienes trabajan en este millonario negocio es elevada. No sólo por el fin de muchas operaciones de Deutsche Bank. También por el complejo panorama que se abrirá tras el verano, puesto que las posibilidades de que el 'brexit duro' acabe siendo una realidad son cada vez más altas.

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