Una turbina en una imagen de archivo.

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Empresas

El matrimonio Indra-ITP, ¿tiene lógica industrial?

La compañía que lidera Fernando Abril-Martorell quiere crecer en la parte de Transporte y Defensa. 

17 junio, 2019 02:31

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Indra y Rolls-Royce mantienen conversaciones para que la española se haga con una participación de control en ITP, una filial de la británica que se dedica a fabricar componentes de motores aeronáuticos. Por ahora no hay nada cerrado, aunque las negociaciones (al igual que los rumores sobre esta operación) llevan meses sobre la mesa.  

Es la primera vez que ambas compañías reconocen estar en contacto para una operación que, como diría José Ignacio Goirigolzarri, tiene lógica industrial para la española. Hacerse con ITP permitiría a Indra reforzar su división de Transporte y Defensa, mejorando así su ‘mix’ de creación de valor. ¿Por qué? Pues porque lograría balancear el peso de las dos ramas de su negocio, disminuyendo la dependencia que en estos momentos tiene de Tecnologías de la Información. 

ITP puede ser desconocida para el gran público, pero es una de las grandes compañías del sector aeronáutico y aeroespacial a nivel internacional. Creada en 1989 en Zamudio por Sener y Rolls-Royce, es una de las empresas más punteras. Una de sus especializaciones es la construcción de turbinas de baja presión, un componente –explican fuentes del sector- que es crítico en los motores. De hecho, es uno de los únicos players independientes a nivel global con estas capacidades. 

Rolls-Royce, buenas relaciones

Según fuentes conocedoras de este tipo de tecnología, sin este tipo de turbinas Rolls-Royce tendría que cancelar la venta de motores durante un largo tiempo. El pasado viernes la británica confirmaba que, pase lo que pase con ITP, tiene intención de mantener una “relación estrecha” con la compañía. Es decir, que no puede descartarse que se mantenga como socio minoritario –al margen de ser uno de sus clientes principales-. 

ITP participa también en algunos de los principales conglomerados de aviación comercial y de defensa: en el Eurofighter, por ejemplo. Trabaja también con el Ejército del Aire en el programa de mantenimiento de algunos de los aviones de la Fuerza Aérea Española. 

ITP pasó a manos británicas en 2016 cuando Rolls-Royce compró por 720 millones de euros el 53% que Sener tenía en la sociedad. Ahora, sin embargo, los apuros económicos de su matriz le obligan a escuchar ofertas e Indra está dispuesta a pujar por ella. No sólo por lo que supone para reforzar su negocio, también porque la operación le permitiría aprovecharse de los más de 1.000 millones de euros invertidos por la británica en I+D. 

En estas negociaciones con Rolls-Royce, Indrá contará también con el respaldo del Gobierno. Las connotaciones de ITP para el sector de la defensa son notorias, y la posibilidad de recuperar la ‘españolidad’ de una empresa clave es algo que no pasa desapercibido para nadie. 

Viejos conocidos

De hecho, contar con una ITP en manos de Indra, explican fuentes del sector, ayudará a España a competir con las grandes empresas del sector Aeroespacial y de la Defensa. Pero no sólo eso, es que ayudará a España a la hora de acceder a los grandes programas europeos de Defensa, que tiene previsto poner en marcha contratos por valor de 13.000 millones en los próximos años. 

Además, para Indra la llegada de ITP no supondría incorporar a una desconocida. Desde enero de 2018 el consejero director general del área de Transporte y Defensa de Indra es Ignacio Mataix, que es ex director general de la compañía con sede en Bilbao.  

Todavía quedan semanas para conocer el desenlace final pero parece evidente que cerrar su compra sería todo un espaldarazo para el plan de Fernando Abril-Martorell para Indra. Una compañía que tiene en su plan de negocio el objetivo de incrementar el crecimiento y la rentabilidad. ITP, desde luego, ayudaría a conseguirlo a través de la incorporación de una empresa que aporta soluciones tecnológicas de alto valor.