La compañía que dirige en España Juan Galiardo perdió en el primer trimestre del año 908 millones de euros. Uber ha presentado sus últimos resultados a nivel global antes de su salida a bolsa. Unas cifras que entorpecen todavía más la situación de la empresa.

En España, su actividad es todavía más incierta, Uber ha anunciado su salida de Valencia después de hacerlo de Barcelona. Lejos de ajustar su modelo de negocio a la nueva normativa, la compañía ha optado por bajar la persiana en estas ciudades.

En concreto, Uber ha especificado que en el caso de Valencia, como en Cataluña, "necesitamos una regulación que tenga en cuenta a los conductores y usuarios de la VTC, que hoy ven desaparecer su medio de vida y su libertad de elegir cómo se mueven por su ciudad".

La compañía ha apostado por el lanzamiento de patinetes en Madrid, otra opción de movilidad que tampoco parece estable a largo plazo. Varias compañías han señalado que el modelo actual de la ciudad les perjudica en cuanto al número de usuarios que utilizan este servicio. Galiardo tiene en sus manos redirigir a Uber.

José Antonio Fernández Gallar sorprendió a los periodistas con los que compartió corrillo tras la agitada Junta de Accionistas de OHL celebrada la semana pasada. El consejero delegado dio una nueva vuelta de cuerda a la delicada situación de la compañía indicando que "están abiertos a escuchar ofertas", contradiciendo las declaraciones de su propio presidente Juan Miguel Villar-Mir y lanzando un nuevo mensaje contradictorio al mercado.

Lo cierto es que pese a las innumerables supuestas ofertas que se han filtrado a la prensa -ninguna de ellas en firme- la realidad indica que no existe apetito inversor sobre la constructora. Su pésimo desempeño en bolsa generado por la falta de liderazgo de Fernández Gallar son el mejor ejemplo.

La compañía ha vuelto a caer tras la remontada de finales de marzo, perdiendo casi un 20%, en dos meses, lo que demuestra que la confianza de los inversores sigue sin llegar. De hecho, la Junta fue un verdadero rapapolvo para los gestores, tras la pérdida masiva de contratos, del 95% de su valor en bolsa en los últimos dos años y de números rojos de 1.529,8 millones de euros en 2018.

Paralelamente, los rumores de la posible venta del 30% de Villar Mir en la compañía, tampoco ayudan a la gestión de Fernández Gallar y generan aun más incertidumbre -si cabe- a la complicada situación de la constructora.