“No hemos detectados impactos” por el caso Villarejo, dijo Carlos Torres, presidente del BBVA, en la junta de accionistas del pasado viernes. Despejaba así las dudas acerca de los temores que podrían tener los inversores sobre cómo puede afectar a la entidad el escándalo de las presuntas escuchas realizadas por el excomisario para el BBVA en la época de Francisco González. 

El flamante presidente del BBVA despejaba balones y lo hacía con éxito a tenor de las votaciones a los distintos puntos del orden del día. Todos ellos estaban por encima del 95% y eso que algunos proxy advisor pedían la abstención o votar en contra. 

Parece, por tanto, que los principales inversores no están pensando en Villarejo a la hora de valorar al BBVA. Muestra de ello es que la cotización del banco no se ha resentido en este tiempo. Desde el pasado 9 de enero, cuando se conoció la primera información relevante sobre las escuchas, la cotización del banco se ha revalorizado en un 11%. PasÓ, en concreto, de los 4,94 euros de entonces a los 5,49 del cierre de este martes. 

Casi un 1% desde el viernes

Si se aplica una mirada más cercana y nos centramos en lo ocurrido desde la pasada junta de accionistas, la situación no es diferente. Las acciones del BBVA se han revalorizado un 0,92% en sólo tres sesiones. Se reafirma, por tanto, la tranquilidad que existe entre los principales accionistas, todos ellos fondos internacionales, con BlackRock a la cabeza (5,7%). 

Ahora habrá que esperar a la evolución de la investigación que desarrollan PwC, Uría y Garrigues sobre los contratos con Villarejo, algo que puede durar “meses”, tal como reconocía el propio Torres. Un tiempo que será, seguro, más largo de lo que le gustaría al Banco Central Europeo que ha instado en varias ocasiones a la entidad a que cierre cuanto antes las investigaciones. 

Como ha contado EL ESPAÑOL existe cierta preocupación por parte del BCE sobre las consecuencias que pudiera tener para el BBVA el caso de los espionajes. En primer lugar, por el impacto reputacional; el segundo, por las responsabilidades e indemnizaciones que pudieran derivarse del mismo. Unas preocupaciones que se han trasladado por parte de los equipos de inspección al equipo que lidera Carlos Torres.

Gobierno corporativo

De hecho, hay quien en el sector no descarta que -según las conclusiones que se obtengan- el regulador pueda exigir al BBVA cambios en torno al gobierno corporativo de la entidad. Especialmente a la hora de limitar, aún más si cabe, las áreas que quedan bajo la batuta de Carlos Torres y que ya redujo sustancialmente en comparación con las que ostentaba Francisco González. 

No hay que olvidar que el caso de España es peculiar, dado que el BCE no es partidario de que las presidencias de los bancos queden en manos de una bicefalia. Prefieren optar por la diferenciación entre la figura del ejecutivo y la de un presidente no ejecutivo al modelo anglosajón. Es decir, que se ocupe de presidir el consejo, estar en contacto con los reguladores e intentar la adaptación de la legislación. 

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