Puede que los medios españoles estemos dando mucha importancia a los constantes desplantes de las autoridades de la Generalitat con respecto al Mobile World Congress, y desde luego la tienen a escala nacional. Pero sería mentira decir que los asistentes a la gran feria mundial del móvil se están enterando de la situación. Porque no es así.

Tras hablar con asistentes a la cena protocolaria, la respuesta está clara: “Los extranjeros ni se enteran. Que Colau hable de valores ‘republicanos’ o de ‘libertad, igualdad y fraternidad’ delante del Rey puede ser importante si conoces la situación, pero en realidad no es algo que afecte a la Feria ni pueda suponerle un problema en el futuro o amenazar la renovación en 2023”.

Lo mismo puede decirse de las visitas protocolarias del Rey Felipe VI a la Feria, acompañado del presidente del Gobierno. Que Torra se esconda unas filas más atrás del monarca y esquive la conversación en el stand de Telefónica, en una visita que es exclusivamente de interés para medios locales y nacionales, o que su gabinete se ría de la Fira y provoque que se decida no realizar la visita al pabellón de Cataluña, no importa a nadie fuera de España. No deja de ser un acto más, y uno muy pequeño si lo comparamos con los eventos que realmente interesan a la industria global. 

Incluso se podía ver en la feria a representantes de la Generalitat interactuando con normalidad y en castellano. Es el caso, por poner un ejemplo, de Joana Barbany, directora general de Sociedad Digital de la Generalitat, que habló de la apuesta de HP por la educación con un discurso inteligente y sin polémica ninguna, hablando de iniciativas que comenzaron en Barcelona y sin ningún fanatismo.

El impacto que sí notan los asistentes, este sí provocado por Torra y por su conseller de Movilidad, Damià Calvet, es la ausencia de plataformas como Cabify o Uber. Después de comprobarse, una vez más, que el Taxi es incapaz de cubrir por sí solo un evento de este tamaño, con innumerables colas en los principales accesos y con bloqueos en aplicaciones como MyTaxi, lo que se ha probado es que los directivos internacionales añoran su Uber.

Uno de los principales directivos de telecomunicaciones de este país, a condición del anonimato, lamentaba a EL ESPAÑOL la “vergüenza” de que una ciudad que pretende ser la capital de la innovación deje a miles de personas sin una aplicación con la que están familiarizados y, a cambio, les obliguen a hacer colas y perder el tiempo. Un problema agravado por la huelga de metro, que en las horas de mayor afluencia funcionaba al 50% o al 30%.

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