No va a ser un buen año para la banca. Las previsiones económicas no son halagüeñas y la ralentización que se avecina no va a ayudar a que suban los tipos de interés, algo vital para que la rentabilidad suba. Así que se espera que las entidades financieras decidan ‘guardar la ropa’ para evitar problemas de cara a los próximos meses. 

A las condiciones económicas hay que sumarle otras incertidumbres como el panorama electoral que se abre en España, el brexit, las dudas que hay sobre el futuro de Italia y su economía, así como los procesos de digitalización que deben afrontar los bancos. El último en tomar medidas en este campo ha sido el Santander, que ha cerrado una alianza con IBM para avanzar en la ‘Digilosofía’. 

Una de las soluciones que se atisban a todo esto es la de las fusiones. Sobre la mesa, y cada vez más avanzada, está la de Unicaja y Liberbank; pero en el mercado se da por descontado que podría haber más movimientos que envuelvan a Ibercaja, Kutxabank, Abanca y, por qué no, a Sabadell o Bankia. De hecho, la agencia Scope apuntaba hace un par de semanas que no le extrañaría que estas dos últimas pudieran salir en busca de socios para hacerse más fuertes. 

Se trata de una receta que, como señala a EL ESPAÑOL, Alberto Postigo, vicepresident senior credit officer de Moody’s, “no van a ser la solución a los problemas de las entidades financieras en todos los casos”.  Eso sí, reconoce que en muchos casos puede ayudar a incrementar la rentabilidad y la eficiencia, así como lograr sinergias que conlleven ahorros de costes. 

En la conversación mantenida con este periódico durante la Conferencia Internacional de Moody’s celebrada en Madrid, Postigo recordaba lo ocurrido durante la crisis financiera cuando se optó por fusionar cajas de ahorro para hacer entidades más grandes. “Sirvieron para crear cajas más grandes que tenían mayores problemas”, sentencia. 

Así que con esa hoja de ruta desde Moody’s recomiendan cautela a la hora de abordar procesos de unión dentro de la banca española.

En cualquier caso, Postigo está convencido de que la salud del sector financiero ha mejorado bastante en los últimos años. Especialmente porque han caído los improductivos (préstamos morosos y adjudicados) hasta el 11% en el primer semestre de 2018, frente al 18% en el que se encontraban en 2014. Eso sí, pide no descuidarse porque “continúa siendo una de las tasas más altas de la Unión Europea”. 

Lo mismo ocurre con las necesidades de capital respecto al resto de la banca europea. Nuestras entidades financieras cuentan con una ratio del 11,54% frente a la media del 14,10% que hay a nivel de la Eurozona. Tanto el Banco Central Europeo (BCE) como el Banco de España (BdE) han llamado en numerosas ocasiones la atención a las firmas españolas para que intenten cerrar esta brecha cuanto antes. 

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