GSMA, la patronal de los fabricantes de móviles que organiza el Mobile World Congress, ha admitido este miércoles que, el año pasado el salón estuvo a punto de trasladarse fuera de España. Su consejero delegado John Hoffman admitió que la feria de 2018 estuvo a punto de no realizarse por la incertidumbre política generada en Cataluña por el desafío soberanista.

“Estábamos extremadamente preocupados, lo teníamos todo preparado para irnos y teníamos como candidatas dos ciudades fuera de España”, ha revelado Hoffman en la presentación de la edición de este año, que se celebra del 25 al 28 de febrero. Uno de los candidatos más firmes para sucederle fue Dubai.“Afortunadamente no pasó nada, e hicimos un buen trabajo. Ahora no estoy preocupado, pero siempre estoy preparado”, ha indicado, aunque agrego que no ve razones para moverse de Barcelona, "incluso después de 2023, cuando se acabe el contrato”.

El Mobile World Congress es uno de los mayores escaparates para Cataluña y Barcelona de cara al mundo, por lo que su marcha hubiese sido un duro golpe para la imagen y la la economía local. Este año los problemas han llegado de la mano de los taxistas que han amenazado con una huelga durante la feria y de los trabajadores de Metro, que han anunciado movilizaciones similares. 

El Rey llega al MWC en Barcelona en medio de la tensión institucional.

“Somos optimistas con que las discusiones laborales se resolverán de manera profesional para garantizar un beneficio para la ciudadanía y para la tecnología”, ha indicado Hoffman a periodistas.

El Mobile World Congress prevé este año unos 107.000 asistentes, como el año pasado, y un impacto económico de 473 millones de euros en su decimocuarta edición en la ciudad de Barcelona. El salón llevará como lema Intelligent connectivity y prevé generar alrededor de 13.900 empleos temporales, además de contar con 2.400 expositores, 170 delegaciones gubernamentales y 200 países y regiones.

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