Bruselas

¿Debe Bruselas facilitar la creación de campeones industriales europeos capaces de competir contra rivales chinos o estadounidenses? ¿Es necesario para lograrlo retorcer las reglas de competencia de la UE? Estas son algunas de las cuestiones que se han debatido en la reunión semanal de la Comisión Europea celebrada este martes en Estrasburgo, a propósito del proyecto de compra del fabricante francés de trenes Alstom por parte de su rival alemán Siemens. La comisaria de Competencia, la liberal danesa Margrethe Vestager, sopesa prohibir la fusión por considerar que desembocará en una subida de precios. Pero se enfrenta a una fuerte presión de Francia y Alemania a favor de crear un gigante europeo del ferrocarril.

El mero hecho de que el colegio de comisarios haya debatido la fusión Alstom-Siemens atestigua la importancia estratégica que el Ejecutivo comunitario le da a esta operación. Es algo inusual. Normalmente, este tipo de decisiones las adopta Vestager, la comisaria más poderosa de Bruselas, sin necesidad de debate previo en colegio. El comisario de Asuntos Económicos, el francés Pierre Moscovici, ha explicado que la discusión ha sido "franca, abierta y amplia". "Queremos tener en cuenta la evolución de la economía del mañana, no somos ingenuos y no queremos mirar al futuro con gafas del pasado", sostiene Moscovici. La Comisión dispone de plazo legal hasta el 18 de febrero para adoptar una decisión final.

El Gobierno de Emmanuel Macron se ha convertido en el principal adalid de la fusión entre Alstom y Siemens. Su objetivo es crear un equivalente a Airbus, el gigante aeronáutico europeo, en el sector del ferrocarril. Sólo así, alega París, la industria europea podrá resistir y competir en la escena mundial en pie de igualdad con China, que ya ha creado su propio campeón ferroviario de titularidad pública, CRRC. Una compañía que ya es líder indiscutible del mercado, según destacaba el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, en una reciente entrevista en la radio Europe1.

Europa contra China

"China tiene un mercado de 29.000 kilómetros de líneas de gran velocidad o muy alta velocidad. Europa tiene 9.000 kilómetros. CCRC fabrica 200 trenes de alta velocidad al año. Alstom y Siemens, 35. El volumen de negocios de Alstom y Siemens juntos (alrededor de 15.000 millones de euros) es la mitad que el de CRRC. CRRC ha ganado casi todas las licitaciones en Estados Unidos de trenes y transporte público de pasajeros en las ciudades. ¿A qué esperamos para despertar?", alega el ministro de Finanzas francés.

El ministro francés, Bruno Le Maire UE

A su juicio, el derecho de competencia de la UE se ha quedado "obsoleto" porque se creó en el siglo pasado y "no permite a Europa crear sus propios campeones industriales" en un momento en el que emergen los gigantes industriales del siglo XXI. Prohibir la fusión "no sería simplemente un error económico, sería un error político, porque debilitaría a toda la industria europea frente a China". "Deseo que esta fusión llegue a buen término y no veo ninguna razón aceptable para que la Comisión se oponga", avisa Le Maire.

También el primer ministro francés, Edouard Philippe, ha destacado la importancia estratégica que para su país tiene la fusión. "¿Estaríamos satisfechos con una Europa en la que, dentro de 30 años, nuestros hijos y nosotros mismos tengamos que viajar en trenes construidos y concebidos por fabricantes que no son europeos?", se interrogaba durante una reciente visita a la ciudad alemana de Colonia.

Los argumentos de Francia no convencen a Vestager, que ve muy improbable que los fabricantes chinos de trenes puedan competir en Europa en un futuro próximo debido a las importantes barreras en materia regulatoria o de seguridad a las que se enfrentan para poder entrar en el mercado comunitario. Bruselas lanzó el pasado julio una investigación en profundidad sobre la fusión Alstom-Siemens al considerar que la operación reducirá la competencia en Europa en el suministro de varios tipos de trenes y de sistemas de señalización, lo que afectará negativamente a la innovación y los precios.

La fusión podría provocar una subida de precios

"Cuando oigo a la gente decir que nuestras empresas deben ser campeones europeos, estoy completamente de acuerdo", dijo Vestager la semana pasada en un discurso en Berlín. Pero no podemos construir esos campeones socavando la competencia. No podemos construirlos con fusiones que dañen la competencia, o mirando hacia otro lado cuando las empresas europeas vulneran nuestras reglas", asegura la comisaria danesa.

La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager Mauro Bottaro/CE

Vestager no está sola en sus dudas sobre la creación de un gigante europeo del ferrocarril. Las Autoridades de Competencia de España, Reino Unido, Holanda y Bélgica le enviaron una carta a finales de diciembre en la que le piden que prohíba la fusión Alstom-Siemens. "La investigación de la Comisión ha demostrado que la fusión plantea problemas muy significativos de competencia en un gran número de mercados y conducirá probablemente a una subida de precios o una disminución de la calidad de los productos y servicios. Compartimos estas preocupaciones", sostiene la misiva, firmada por el presidente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, José María Marín Quemada.

Las desinversiones que han ofrecido las dos compañías son insuficientes para resolver los problemas detectados, subraya la carta de los cuatro países. También la Autoridad de Competencia de Alemania ha planteado "serias dudas" sobre la operación, que sí cuenta con la bendición del Gobierno de Angela Merkel, según ha informado el periódico económico Financial Times.

¿Podrá resistir Vestager a las presiones de París y Berlín? La comisaria de Competencia ya ha demostrado que no le tiembla el pulso a la hora de imponer multas multimillonarias a compañías como Apple o Google. Es la única popular del equipo de Jean-Claude Juncker. Pero ahora se juega el futuro de su carrera política. Vestager está haciendo campaña para seguir en su cargo cuando se renueve la Comisión en noviembre de este año. Muchos la sitúan como candidata a presidir el futuro Ejecutivo comunitario, la favorita del propio Macron. Un enfrentamiento abierto con Francia y Alemania le restaría muchas posibilidades.

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