Activistas rusos han recordado al fiscal jefe anticorrupción, Alejandro Luzón, que hace un año ya le advirtieron del peligro que podía suponer Mikhail Fridman para Dia. En un correo electrónico remitido a Luzón, le han pedido que “tome medidas” para detener a quien consideran un “criminal internacional”. 

En esta misiva, a la que ha tenido acceso este periódico, se recuerda a Luzón que ya le advirtieron hace más de un año “sobre los procedimientos y crímenes sistemáticos para asaltar compañías de Mikhail ‘Misha’ Fridman, el Cowboy de Leópolis” y se indica que “tras asaltar ZED, ha destruido Dia con pérdidas superiores a los 2.000 millones de dólares”. 

Fridman entró en Dia en julio de 2016 a un precio de algo más de 5,5 euros por acción. Hoy cotiza a menos de 0,5 euros y ha sido expulsada del Ibex 35. El segundo hombre más rico de Rusia no ha dejado de incrementar su control sobre el grupo.

Este grupo de activistas, contactados a través de un buzón seguro y encriptado, bajo el nombre de Vladimir Baysarov -probablemente un alias-  ha vuelto a remitir a Luzón información sobre LetterOne -la filial del holding de Fridman, Alfa Group, a través de la que entraron en Dia-. Consideran dicha información relevante para entender la forma de actuar de Fridman y piden ayuda al fiscal: “Esperamos que esta vez nos crea y tome las medidas necesarias para detener a este criminal internacional”, subrayan.

"Profecía autocumplida"

En este correo afirman que su anterior envío, de hace un año, fue una “profecía autocumplida” tras los recientes eventos que han desplomado las acciones de Dia, y llega al punto de recordar a Luzón que no tuvieron acuse de recibo del anterior envío de papeles. 

En esta documentación, remitida por primera vez hace un año, los activistas se congratulaban de que el responsable de Telecom en LetterOne, Tero Kivisaari, fuese acusado en Suecia por el pago de sobornos en Uzbekistán, en un caso conjunto de las autoridades suecas, holandesas y estadounidense que involucraba a la operadora nórdica Telia, antigua dueña de Yoigo. 

En este sentido, dicen que Kivisaari “fue el responsable de asaltar ZED desde LetterOne a las órdenes de Aleksei Reznikovich”, que ya se había visto obligado a abandonar todos sus cargos en LetterOne y Vimpelcom, hoy con el nombre de VEON.

"Tal vez envenenamiento"

“Algunas de las cosas que decimos pueden sorprender al no conocedor de las actividades del señor Fridman. Incluyen piratería, falsificación, corrupción, creación de insolvencia ... y tal vez envenenamiento. Sin embargo, ya los hemos conocido en el pasado haciendo todo tipo de cosas, como comprar jueces, crear insolvencias, sobornos e incluso suplantar agentes del MI6”, señalan los activistas, que acusan al multimillonario ruso de utilizar “estructuras complejas, testaferros, abogados y una red de intermediarios que siempre lo han mantenido a raya y a salvo de los crímenes que han cometido”. 

Vimpelcom y otras sociedades de Alfa Group entraron en el capital de Zed en 2013 con la ayuda de ING, que se ha reconocido culpable de blanqueo en relación con Vimpelcom. Al cabo de un tiempo, Vimpelcom bloqueó los contratos que le daban acceso al mercado ruso. A partir de ahí, el fondo luxemburgués LetterOne hizo la pinza y propuso dejar como minoritaria a la sociedad Wisdom (de la familia Pérez-Dolset) y ponerse por encima del 50% en la compañía.

Asimismo, propusieron incrementar la participación de sus socios de Planeta, sociedad que pensaban utilizar para desarrollar las relaciones económicas con Telefónica. Más adelante, el secretario del consejo de Planeta, Luis Elías, aportó al fiscal documentación falsa que llevó a prisión a Pérez-Dolset en el marco de la Operación Hanta.

A pesar de que la UDEF señalaba a Fridman por provocar el hundimiento de Zed, finalmente Anticorrupción sólo fue contra uno de sus socios, Vage Engibaryan. Aunque Javier Pérez-Dolset fue a la cárcel por el supuesto vaciamiento de la compañía, en todo momento ha negado que exista el dinero que supuestamente transfirió a Panamá y, en cambio, insiste en que la combinación entre el entramado de empresas de Fridman, Planeta e ING actuaron conjuntamente y le dejaron fuera del negocio.