Cada año los consorcios municipales de todo el mundo abren sus puertas a los sin techo. Los rigores del frío invernal se sobrellevan mejor con un lugar fijo en el que dormir y una taza con algo caliente en su interior. Es la forma de reducir la mortalidad entre los más desfavorecidos en las grandes ciudades, aunque ellos no son los únicos que pueblan las calles en el más absoluto desamparo. Dependiendo de la ciudad y el país, los animales también sufren esos mismos problemas.

Sin dueño ni posibilidad de conseguirlo y con su destino unido de forma casi inevitable a la perrera y el peor final posible, la sociedad tiende a olvidar a aquellos perros que no viven en sus casas. Los abandonados, los olvidados lo son por partida doble. Quizás por eso cualquier gesto hacia ellos se recibe con una ovación.

Así ha sucedido en Catania, en la isla de Sicilia (Italia), donde una tienda de la multinacional sueca IKEA ha decidido abrir sus puertas para que los canes sin techo ni dueño tengan donde descansar por las noches, donde puedan huir del frío, de los malos tratos y de mil destinos horribles. Aunque la generosidad no termina ahí.

Tal y como se ha podido ver en las redes sociales durante los últimos días, el fenómeno, aplaudido en todo el mundo, se ha convertido en viral. De hecho, los trabajadores de la tienda no sólo permiten a los perros entrar durante la noche, sino que también les permiten quedarse en la tienda durante la jornada laboral e incluso se dedican a alimentarles para hacer su estancia lo más acogedora posible.

No deja de resultar llamativo que esta bonita historia se produzca justo cinco años después de otra historia bien diferente, de terror más bien, pues fue entonces cuando este mismo IKEA saltó a la fama por diversos vídeos en YouTube en los que podía verse como diferentes perros morían envenenados en el mismo estacionamiento de la tienda.

Por otra parte, la noticia del acogimiento choca frontalmente con la decisión de IKEA tanto en sus tiendas de España como en las de su matriz en Suecia de no permitir la entrada de animales en sus establecimientos ni siquiera en transportín.

En cualquier caso, la sorprendente e inesperada campaña de publicidad que ha logrado en Italia le vendrá muy bien a la empresa que, quizás, podría replantearse su política en el resto de centros. Desde luego la iniciativa no se ha podido resolver mejor, sobre todo para aquellos perros que han conseguido incluso que algunos de los clientes los adopten y se los lleven a sus casas. Justo cuando llega el frío.

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