El trimestre de verano, marcado por las huelgas en el sector aéreo, ha sido bueno para AirFrance-KLM, pero el resultado del ejercicio aún se resiente en un año que está siendo turbulento para la compañía.

El holding franco-holandés ganó 786 millones en el tercer trimestre (julio-septiembre), un 22,6% más que el año anterior. Sin embargo, entre enero y septiembre, el beneficio registrado ha sido de 627 millones, un 42,5% menos respecto a 2017. 

La facturación del grupo ha aumentado un 2% en el período, ha informado este miércoles la compañía, hasta los 19.976 millones. Solo en el tercer trimestre, los ingresos han crecido un 4%, hasta los 7.544 millones, apunta el grupo que lidera Benjamin Smith.

El beneficio bruto de explotación (Ebitda) hasta septiembre fue de 3.441 millones de euros, un 9,3% menos, mientras que el resultado de explotación fue de 1.292 millones, un 23,8% menos. Por otra parte, el resultado de las operaciones alcanzó los 1.286 millones de euros, un 7,3% menos. En el tercer trimestre, el Ebitda del holding se redujo un 4,4%, hasta los 1.771 millones.

Smith ha calificado de "sólido" el resultado logrado por la compañía y ha destacado especialmente el resultado operativo logrado en verano pese a las huelgas que ha tenido que capear debido al conflicto laboral con sus trabajadores.

El directivo ha celebrado el acuerdo que se cerró con la mayoría de los sindicatos de tripulantes de cabina y de personal de tierra -salvo con el mayoritario de los pilotos-, que recoge una subida salarial del 2% en 2018 y del 2% el año que viene. Según Smith, este acuerdo aportará "estabilidad y nuevas perspectivas". El acuerdo tendrá un coste de unos 40 millones de euros que se registrará en el cuarto trimestre.

"Estoy convencido de que, en los próximos meses, podremos confiar en las fortalezas y los activos del grupo para construir una estrategia ambiciosa e innovadora, a fin de garantizar el éxito de nuestras empresas y reposicionar a Air France-KLM como líder de la industria", ha afirmado.

Transavia factura un 12% más

El grupo Air France registró un Ebitda  de 1.695 millones de euros, un descenso de 403 millones de euros, con un incremento del 3,5% de su facturación, hasta los 4.580 millones de euros. El resultado de explotación de la aerolínea gala fue de 328 millones de euros (418 millones de euros menos).

Su filial de bajo coste Transavia elevó un 12,2% su volumen de negocio en los nueve primeros meses, hasta los 1.302 millones de euros, con un resultado de explotación de 181 millones de euros, un 28% más. En el tercer trimestre su resultado de explotación fue de 178 millones, cinco más. En concreto, su división en Francia registró un crecimiento "excepcional" tras aumentar un 17% su capacidad, con un margen de explotación del 30%.

Por su parte, KLM obtuvo un Ebitda de 1.734 millones de euros (+32 millones) y unos ingresos de 8.292 millones de euros, lo que supone un incremento del 5%. El resultado de explotación se situó en 960 millones de euros (siete millones de euros menos).

La división de carga vio aumentar un 4,5% sus ventas, hasta los 1.654 millones de euros, crecimiento al que contribuyó su nueva plataforma digital.

El petroleo pesa sobre los costes

Por el lado de los gastos, entre las mayores partidas del grupo franco-holandés el carburante sumó un total de 3.622 millones de euros, un aumento del 5,7%, mientras que los de personal crecieron solo un 1,3%. Los costes unitarios bajaron un 1% en el tercer trimestre debido al carburante y a los tipos de cambio. El impacto por divisas fue negativo en 128 millones de euros sobre los ingresos y positivo sobre los costes de 40 millones.

La deuda neta de Air France-KLM cerró septiembre en 6.349 millones, 222 millones menos que a mitad de ejercicio. A este nivel, el ratio de deuda/Ebitda se sitúa en 1,4 veces, indicó la compañía.

Para el cierre de año, el holding espera mejorar el impacto que tiene el carburante sobre sus cuentas. A la vista del alza del precio del petróleo, espera cerrar el año con un coste adicional de 500 millones. Para el próximo ejercicio estima en 900 millones esta partida de costes. No es la única de las grandes aerolíneas que están acusando el impacto del coste del carburante.

El tipo de cambio también ha pesado sobre las cuentas. Hasta septiembre ha supuesto un impacto negativo de 150 millones, según sus cálculos.

En cuanto a la capacidad, el grupo espera aumentar entre un 2% y un 5% este año, con una mejora en el último trimestre gracias al aumento de la demanda y las previsiones que ya pueden hacer.