IAG está en el punto de mira de las autoridades en Reino Unido. Con el brexit en un horizonte cada vez más cercano y la gran incertidumbre sobre los cielos europeos atenazando al sector, la Autoridad de Competencia y Mercados británica se ha fijado en un acuerdo que lleva ocho años vigente y expira en 2020, cuando Reino Unido ya no sea parte de la Unión Europea.

Se trata de la alianza entre Iberia, British Airways y American Airlines, a la que más tarde se sumó Finnair, para operar de forma coordinada las rutas entre Europa y Norte América. Este acuerdo les permite coordinar precios, capacidad y calendario de vuelos. Aunque el regulador británico no habla aún de infracciones a la competencia, sí ve necesario pasar el tamiz al acuerdo de cara al escenario post-brexit, ya que ese acuerdo nació en un marco europeo que, si las cosas siguen torcidas en Bruselas, cambiará radicalmente.

Esta alarma llega en un momento tenso para el holding que preside Antonio Vázquez, que se ve afectado por el alza de precio del petróleo y castigado en Bolsa, en consecuencia. Pero es que esta investigación toca además un terreno sensible: las rutas transatlánticas.

La comodidad con que British ha liderado hacia Estados Unidos en los últimos años se ve perturbada por el modelo 'low cost' de largo radio que aerolíneas como Norwegian han impulsado y que han servido para arrebatarle el trono en cotizadas conexiones como la de Nueva York. 

Sin un acuerdo como el que tienen ambas aerolíneas de IAG con American, que les ayuda a operar de forma más rentable las líneas hacia EEUU, la presión será mayor. Está por ver cómo Vázquez coordina a los ejecutivos de sus dos principales aerolíneas para que capeen el cierre del ejercicio y se adaptan a las turbulencias del sector.

Acaba de cumplir un mes como directora general de Ikea en España, pero Petra Axdorff ya se enfrenta a su primer reto: la compañía crece a una velocidad cada vez más lenta. Una realidad que debería preocupar en los despachos del gigante sueco para poder ponerle remedio a tiempo.

Así, Ikea facturó 1.497 millones en nuestro país al cierre del año fiscal 2018 (que para la empresa comprende del 1 de septiembre de 2017 al 31 de agosto de 2018), un 2,1% más que durante el ejercicio anterior. Esta cifra de crecimiento queda lejos del aumento del 5,8% del pasado ejercicio, cuando sus ventas se situaron en 1.466 millones.

Aunque será en abril cuando se conozcan los detalles de las cifras del gigante sueco en España, Axdorff tendrá que comenzar a implementar las medidas necesarias en la compañía para evitar que el crecimiento de la empresa en nuestro país se reduzca o que, incluso, se estanque. Más de 9.270 empleados lo esperan.