El 1 de enero de 2019 es una fecha marcada en rojo en el sector financiero. Será entonces cuando Francisco González deje paso a Carlos Torres como presidente del BBVA. Un proceso de sucesión que lleva gestándose desde hace meses y que ya cuenta con el visto bueno del Banco Central Europeo. Sin embargo, el regulador nacional -y por extensión Frankfurt- reclama mejorar aún más los procesos de sucesión en el sector.

La encargada de lanzar este aviso a navegantes ha sido la subgobernadora del Banco de España (BdE), Margarita Delgado, quien ha alertado de que la banca española debe “mejorar en el funcionamiento de los consejos de administración”; y, en concreto, en “los planes de sucesión, la independencia del consejo y la dedicación” de sus miembros.

Un aviso a navegantes de cara a futuro, pues todas las entidades deben tener preparado un plan sucesorio para sus principales ejecutivos. De hecho, es de esperar que en los próximos años pueda haber otros relevos al frente de algunos de los principales bancos del país (entre ellos, por ejemplo, el Banco Sabadell cuyo presidente, Josep Oliu, tiene 69 años).

Analizar línea a línea el negocio

Pero no es la única mejora que Delgado ha pedido a las entidades financieras. La subgobernadora del Banco de España reclama también una mejora en “el tiempo dedicado a la preparación de las reuniones, y a la supervisión de las funciones de control que ha de ejercer el consejo”. En concreto, sobre la labor de vigilancia que deben ejercer los consejeros sobre el control de riesgos, ya que “en muchas entidades la involucración en el proceso de fijación de límites es pobre y poco ambiciosa”, ha advertido.

Una advertencia que viene motivada por la preocupación que existe entre los supervisores por evitar los fallos que derivaron en la pasada crisis económica; y, en concreto, en la laxitud con la que se daba el crédito y se asumían riesgos. Por ello, y aunque “aún no hay fuertes indicios de relajación en las condiciones crediticias y precios”, Delgado ha pedido a las entidades que estén “vigilantes para que se mantenga un binomio adecuado entre rentabilidad y riesgo”.

Precisamente la rentabilidad es el caballo de batalla de todo el sector financiero en este momento. Quizá por ello Delgado también ha reclamado a los bancos españoles que cambien el chip, y empiecen a analizar una por una las líneas de negocio. ¿El objetivo? Examinar sus ingresos y gastos “descendiendo al mayor nivel de desglose posible para conocer cuáles son las actividades que les generan beneficios recurrentes y cuáles no”.

Deben cobrar más

A juicio de la subgobernadora, si todas las entidades hicieran este ejercicio los bancos serán capaces de tener material suficiente para “evaluar si la realidad de su negocio es la adecuada o requiere ajustes”. Así que, una vez hecho ese análisis, podrán ser capaces de comprobar si los precios que cobran a sus clientes se ajustan o no a la realidad.

Para el regulador la rentabilidad se logra con un negocio que sea capaz de generar beneficios en todas sus líneas. Para ello es necesaria “una adecuada política de fijación de precios”, dice la subgobernadora, quien ha alertado de que los tiempos en los que “algunos servicios no se cobraban explícitamente y cuyo coste se cubría con el margen de intereses” debe terminar. O más claro todavía: la banca debe incrementar los ingresos por la vía del cobro a los clientes. 

Los bancos tienen, por tanto, nuevas tareas por delante en un momento en el que todavía deben seguir generando capital para aproximarse a sus pares europeos. Los ratios de solvencia CET1 fully loaded a nivel UE están en el 14,4%; pero los españoles están por debajo, por lo que en los próximos meses deberán seguir trabajando para incrementar los colchones de capital que les ayuden a capear futuras crisis.